PADROTE FANFARRÓN de Julio César Arreaza B.

2001

Afortunadamente la semilla de la Democracia está sembrada en el alma de los venezolanos, un logro alcanzado por aquellos que dieron su vida por el establecimiento de una República Civil que prevaleció en el país con todas sus imperfecciones por ocho lustros. Sin duda las inconsecuencias y omisiones acarrearon el aborto histórico del régimen chavista. El chafarote que lo dirige pretende constituirse en el padrote del siglo XXI de una sociedad con innumerables carencias, apalancado en la botija petrolera. Nos impone la regresión del modelo cubano que en agónica lucha estamos resistiendo. La ignominia gobernante a pesar del mando concentrado durante 8 largos años, ahítos de petrodólares, viene fracasando en la atención de los grandes temas del país. En Educación de acuerdo a documentos oficiales, notamos un aumento del crecimiento de la exclusión en el sistema, el deterioro estrepitoso de la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje y de la infraestructura. Cayó sin precedentes la matrícula en un tres por ciento, con respecto al 2005, revelando una monstruosa exclusión. Un total de 646 mil 926 estudiantes dejaron de ser atendidos por el sistema educativo. Entre el 2002 y 2006, desaparecieron 732 planteles de educación básica, de primero a sexto grado, de los cuales 687 eran del gobierno y cerraron 45 colegios privados. Se favorece las misiones a costa del sistema educativo formal. La evaluación realizada por el Sistema Nacional de Evaluación de Aprendizaje (Sinea), arrojó que los colegios privados alcanzaron el 42,43 por ciento de los objetivos y los públicos apenas el 17,39 por ciento. Insistimos que ante la pregunta recurrente de lo que va a pasar, la respuesta invariable es lo que nosotros toleremos que pase. Depende de la propia iniciativa y de la suma de esfuerzos. Como lo hicieron los venezolanos que acudieron a las audiencias solicitadas por las organizaciones no gubernamentales que representan, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Concurrieron las ONG: Espacio Público, Centro de Derechos Humanos de la UCAB, Cofavic, Vicaría de Derechos Humanos de Caracas, Observatorio Venezolano de Prisiones y Provea. José Gregorio Guarenas, de la Vicaría de Derechos Humanos de Caracas, planteó que del 2002 a la fecha que la situación de los defensores se ha deteriorado. Con respecto al director del Observatorio Venezolano de Prisiones, Humberto Prado, se han agudizado las amenazas. Se dieron a conocer nuevos casos, tales como el de José Luis Urbano, defensor de Derechos Humanos de Anzoátegui, quien fuera herido con arma de fuego por defender el derecho a la educación; las amenazas contra Alcides Magallanes de la Fundación de Derechos Humanos del estado Anzoátegui; contra Sara Mier y Terán del Comité Vida, Paz y Libertad del estado Aragua; y los cuatro sindicalistas que fueron asesinados en Ciudad Bolívar por sicarios. Liliana Ortega, de Cofavic, expuso que las ejecuciones extrajudiciales cometidas por grupos parapoliciales ha permeado a la sociedad venezolana, al punto que es preocupante la creciente aceptación social frente a este tipo de crímenes, las cuales son vistas como un evento “normal” dentro de la vida cotidiana. Se ha denunciado el establecimiento de mecanismos de impunidad, como la alteración del sitio del suceso, la práctica de detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas, las cuales concluyen muchas veces en la muerte de la víctima. Andrés Cañizales, del Centro de Derechos Humanos de la UCAB explicó la situación de la libertad de expresión en Venezuela durante el último año, en particular los casos de juicios a periodistas por los delitos de desacato o difamación, entre ellos los casos de Napoleón Bravo, Julio Balza (columnista del Nuevo País) y Gustavo Azócar, periodista de Táchira. Los casos de RCTV y Tal Cual también fueron relatados junto a la constitución de la hegemonía mediática del Estado. Estamos ante una especie de impunidad estructural frente al crimen en general y las violaciones a los Derechos Humanos, que son responsabilidad del Estado. Citamos todas estas iniciativas como ejemplos a seguir para combatir civilmente al régimen y no digamos del desprendimiento heroico mostrado por nuestros presos políticos.