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martes, 29 de julio de 2008

Obama propone un alivio fiscal para la clase media


En un intento por contrarrestar las duras críticas de su contrincante a su viaje a Afganistán, Oriente Próximo y Europa, el senador Barack Obama anunció ayer en Washington una serie de medidas económicas para reparar la economía estadounidense, sumida en una crisis que ya está afectando de forma notable a muchos consumidores. El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos prometió no subir los impuestos a aquellas familias que ganen menos de 250.000 dólares (159.000 euros) anuales.
Recortará los impuestos de las familias que ganen unos 95.000 euros
"Necesitamos actuar de forma rápida y vigorosa para evitar esta crisis", dijo Obama en una reunión con sus principales asesores económicos. Previamente, anunció en la cadena de televisión Fox News que, además, recortará impuestos a aquellos estadounidenses que ganen 150.000 dólares o menos, la llamada clase media. Cada hogar se ahorraría 2.700 dólares (unos 1.800 euros) al año. "Las familias que ganen en torno a esta cantidad no verán un aumento en sus impuestos bajo una Administración Obama", dijo el senador demócrata. "Creo que ésta es la mejor forma de promover el crecimiento económico desde las bases hacia la cumbre, algo que nos permitirá acometer ciertos cambios en el estilo de vida de los ciudadanos".
El candidato discutió estas medidas con sus asesores económicos de más alto nivel. Entre ellos se encontraban el multimillonario Warren Buffett; el presidente de Google Eric Schmidt; el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, y dos ex secretarios del Tesoro: Robert Rubin y Lawrence Summers, ambos de la época de Bill Clinton en la Casa Blanca. Obama planteó a estos expertos la necesidad de diseñar una estrategia que incentive el gasto por parte de las familias, especialmente en necesidades básicas como la sanidad o la alimentación.
El senador anunció además que quiere introducir "un segundo paquete de estímulos económicos", refiriéndose a una continuación de una ley aprobada por el Congreso este mismo año para evitar la recesión y según la cual muchas familias estadounidenses recibirán devoluciones fiscales de hasta 1.200 dólares. Además, en virtud de esta norma, muchos negocios obtendrán este año una desgravación fiscal equivalente al 50% de los gastos en nuevas compras e inversiones efectuadas en el año fiscal de 2008.
El candidato también explicó su propuesta de subir los impuestos a los que más ganan. "Lo que yo creo es que si ganas más de 250.000 dólares anuales estás cobrando más que la clase media", dijo. Durante meses, el candidato republicano, John McCain, ha advertido de que Obama haría un anuncio en este sentido. "Las opciones en estas elecciones son simples y sencillas. El senador Obama aumentará los impuestos. Yo no. Yo los recortaré hasta donde pueda", dijo McCain el pasado 7 de julio, en un acto de campaña en Denver.
Es precisamente en los impuestos a las familias que más dinero ganan en donde verdaderamente antagonizan los dos candidatos. En realidad, tanto McCain como Obama mantendrían los recortes tributarios que Bush aplicó a los más pobres y a la clase media en 2001 y 2003. Sin embargo, los dos candidatos difieren sobre cómo deberían contribuir los más ricos.
Según el plan del candidato republicano, aquellos que ganen más de 600.000 dólares al año verían sus impuestos anuales reducidos en 125.000 dólares (unos 83.000 euros) "Los recortes de impuestos del senador McCain beneficiarán a aquellos que ganen muchísimo dinero", concluye el último informe electoral del Centro de Política Fiscal de Washington, que ha analizado las propuestas fiscales de ambos candidatos. Esta bajada de tributos costaría a las arcas del Estado unos dos billones de euros de aquí a 2018, cantidad que supone seis veces el presupuesto anual del Pentágono.
A pesar de haber intentado competir en las primarias con su ex contrincante Hillary Clinton con propuestas consideradas liberales, Obama cambió el rumbo de su política fiscal a finales del pasado mes de junio, cuando eligió al economista conservador Jason Furman como su máximo asesor en esta materia. Furman, una verdadera bestia negra para los sindicalistas que tanto apoyo dieron a Clinton en las primarias de Estados como Ohio o Michigan, es un defensor del libre comercio y de favorecer las posibilidades comerciales de gigantes estadounidenses como Wal-Mart.

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