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miércoles, 27 de agosto de 2014

Muere a los 79 años el cantante Peret, padre de la rumba catalana


Peret, en una imagen de archivo. / CORDON PRESS | VÍDEO: ATLAS
El cantante Pere Pubill, de 79 años, conocido como Peret y padre de la rumba catalana, ha fallecido hoy miércoles sobre las 14.00 en la Clínica Quirón de Barcelona, donde ya han acudido su familia y amigos. "Ahora el abuelito nos ve desde el cielo", le ha contado una nieta del artista a otro familiar tras conocer la muerte de Peret.
Con una trayectoria de medio siglo en la canción, nacido en Mataró el 24 der marzo de 1935, el autor de canciones popularísimas como Borriquito, Una lágrima o Canta y sé feliz (con la que participó en el festival de Eurovisión en 1974 con el noveno puesto) padecía un cáncer de pulmón que se agravó el pasado lunes por una neumonía que obligó a intubarle. El tumor en el pulmón se había extendido y afectaba a otros órganos vitales hasta que esta mañana fue sedado a la espera del inminente desenlace. El cantante había informado a finales de julio a través de su página web de su enfermedad. En ese momento anunció también que dejaba los escenarios.


"Aunque uno cree que los asuntos de la salud son privados, quisiera comunicar que hace unos días me fue detectado un cáncer", escribió en ese momento. "Estoy siguiendo el tratamiento correspondiente, y los médicos me aseguran que no tardaré mucho en subirme de nuevo a los escenarios, que es lo que más me gusta en el mundo". "Por experiencia sé que una enfermedad como esta hay que afrontarla con entereza y optimismo. ¿No era acaso yo quien cantaba que es preferible reír que llorar y que así la vida se debe tomar? Pues en ello estoy", apuntó al comunicar su enfermedad.



Peret se abrió camino en la música acompañado de su prima en Barcelona, donde se presentó como los Hermanos Montenegro. En 1962 grabó su primer éxito Ave María Lola. Como contaba en su web, antes de que se publicara este trabajo se había marchado a Montevideo y Buenos Aires para ganarse la vida como vendedor de tejidos y a su regreso se encontró con que este tema había sido un éxito y que lo buscaban las discográficas para grabar un nuevo disco.

El pasado día 25, el espectáculo inaugural de la XVII Fira Mediterrània de Manresa (Barcelona), Peret als barris de Manresa, quedó suspendido temporalmente por la retirada del cantante. Entonces se informó de que el espectáculo se retomaría cuando la salud del artista lo permitiera.
Desde su ingreso en la clínica se había habilitado parte de la cuarta planta del centro para la familia del artista. Minutos después de su fallecimiento, su yerno Ramón ha dicho que el desenlace ha sido más rápido de lo esperado porque hace tan solo cinco días el cantante estaba en casa de su hija. Precisamente por la rapidez del final de Peret, la familia aún desconoce cuando y donde se oficiará su funeral.
Peret creó con sus amigos del Raval barcelonés a mediados de los años cincuenta del siglo XX la rumba catalana. Solo su fe religiosa le apartó de la música, en 1983 anunció que abandonaba su carrera para ejercer como pastor de la iglesia evangélica de Filadelfia. Pero el "hermano Pedro" dejó de creer a finales de esa década y regresó como productor. Después fue el compositor de la célebre canción Gitana hechicera, que se convirtió en uno de los himnos de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. Su último disco fue De los cobardes nunca se ha escrito nada (2009).

FE DE ERRORES
Este periódico dio en su web la noticia de la muerte de Peret a las 12.55 de este mediodía. Sin embargo, minutos después la familia desmintió, a través del mánager del músico, que el fallecimiento se hubiera producido. La sección de Cultura de este periódico se puso entonces en contacto con su biógrafo, Juan Puchades, colaborador del diario, quien confirmó que, en ese momento, Peret estaba vivo pero en un estado crítico.
EL PAÍS nunca debió dar la información del fallecimiento sin hacer primero esa llamada. Según el Libro de estilo de este diario, todas las noticias, y con más rigor las que afectan a la vida de las personas, deben confirmarse con la fuente más directa. El hecho de que otros medios dieran también la información no atenúa en absoluto la gravedad del fallo.
En cuanto se tuvo conciencia del error, EL PAÍS rectificó la información en todos los formatos en los que esta había sido difundida.