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domingo, 19 de abril de 2015

Campaña de Maduro solo logró ocultar los problemas temporalmente


El presidente Nicolás Maduro en encuentro con la clase obrera | Foto Prensa Presidencial
El presidente Nicolás Maduro | Foto Prensa Presidencial
Especialistas afirman que el gobierno intentó desviar la atención de la población y se victimizó frente a un supuesto enemigo externo, pero fracasó la estrategia porque la escasez y la inflación persisten
La realización de una campaña audiovisual como la de #ObamaDerogaElDecretoYa está valorada en 198,7 millones de bolívares, según una medición de agencias de publicidad. Calculan que la inversión necesaria para difundir un mensaje por 41.300 segundos en 10 canales de televisión abierta pública y privada es de 180,7 millones, mientras que el pago de producción de 30 versiones distintas asciende a 18 millones de bolívares.


La iniciativa de la campaña surgió en respuesta al decreto emitido por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que señala que "la situación en Venezuela representa una amenaza para la seguridad interna" de su país y se sanciona a siete funcionarios venezolanos.
El gobierno aseguró que hasta el 14 de abril había recogido más de 13.447.650 millones de firmas (que incluyen las de Cuba y otros países) contra el decreto.

El gran despliegue por medios audiovisuales, impresos y vallas no cumplió con lo que se suponía, según el presidente Nicolás Maduro, era su principal objetivo: la derogación del decreto. El día de cierre de la VIII Cumbre de las Américas, realizada en Panamá entre el 10 y el 11 de abril, Roberta Jacobson, secretaria adjunta del Departamento de Estado para América Latina, descartó que Washington fuera a derogar el decreto. "Ya está en práctica y no vamos a cambiarlo", declaró la funcionaria en una entrevista con CNN en Español.
Para los especialistas, sin embargo, el efecto de los mensajes fue distraer transitoriamente la atención de la población sobre los problemas fundamentales del país. Carlos Correa, director de Espacio Público, reconoció que la campaña fue lanzada estratégicamente y logró despertar el espíritu nacionalista del pueblo.
Agregó que los mensajes divulgados durante 27 días, comprendidos entre el jueves 19 de marzo y el martes 14 de abril, no consiguieron que se derogara el decreto, pero sí que se dejara de hablar de la escasez, inflación, desabastecimiento, largas colas, inseguridad y la falta de divisas para importar bienes esenciales.
Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, señaló que el gobierno se valió de que la mayoría de la ciudadanía no apoya la medida de Estados Unidos, por percibirla como desproporcionada, para reforzar los mensajes de patriotismo y unidad del chavismo que le convienen a Maduro. Afirmó que desde el punto de vista estratégico es una campaña útil para el gobierno, pues se tradujo en aumento de la popularidad del mandatario y de su gestión: "El impacto puede ser de corto plazo y no suficiente para
sostenerse en el tiempo".
Enemigo externo. Andrés Cañizález, investigador y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, identificó otro propósito en los mensajes: "No activaron la campaña para lograr la derogación del decreto de Obama, lo hicieron para exaltar la idea de un enemigo externo y hacerse la víctima frente a la potencia imperial".
El politólogo John Magdaleno señaló que con la vieja tesis del enemigo externo intentaron una vez más transferir la responsabilidad de los inconvenientes del país a factores foráneos que, en este caso, es el imperio, y así evaden su responsabilidad.
"La diatriba diplomática recibió un centimetraje importante y miles de segundos en televisión que minimizaron la información sobre las colas, la falta de productos de alimentos y la implantación de un sistema de racionamiento para la adquisición de alimentos, lo que hace un año habría parecido inconcebible", aseguró Cañizález.
Con la campaña se puso en evidencia el abuso de poder del gobierno. "Se pervirtió el sentido de la Ley Resorte. Este tiempo en televisión abierta podría haber sido utilizado en campañas culturales, educativas o preventivas que beneficien a la ciudadanía y no en propaganda", añadió.
La medición realizada por las agencias de publicidad precisa que durante los 27 días analizados todas las campañas del gobierno sumaron 145.059 segundos al aire, equivalentes a 102 horas, 40 minutos y 27 segundos, distribuidos entre 10.207 cuñas, en 10 canales de televisión abierta privada y pública.
La campaña para derogar el decreto de Obama ocupó 41.300 segundos repartidos en 4.124 cuñas. Un alto funcionario del gobierno, vinculado al MINCI y que prefirió declarar en condición de anonimato, explicó que la campaña utilizó parte del tiempo que la Ley Resorte entrega al Estado, cuya pauta se cambia semanalmente de acuerdo con la coyuntura porque se "trata de un mensaje institucional ante una amenaza".
Agregó que también se pagaron espacios en Venevisión, Televen, Globovisión y emisoras de radio para darle mayor fuerza al mensaje. "La diferencia puede verse en el tiempo de los comerciales. Los breves son de la Ley Resorte, los más largos parecen ser pagos", explicó. El artículo 42 de la Ley Resorte establece que el gobierno puede transmitir de manera gratuita hasta 70 minutos semanales, 4.200 segundos por canal de TV abierta, lo que significa que durante el período estudiado el gobierno pudo difundir gratuitamente hasta 16.200 segundos por canal.
La medición de las agencias muestra que el Ejecutivo excedió el tiempo de transmisión gratuita en seis de los canales. Los publicistas calculan que se habrían tenido que pagar 84,5 millones de bolívares por los segundos adicionales. "El costo promedio por segundo es de 2.985 bolívares", precisaron. Magdaleno considera que el control gubernamental de los medios está impidiendo la formación libre de opiniones.
En televisión
*10 Canales de televisión abierta cedieron sus espacios para la divulgación de la campaña #ObamaDerogaElDecretoYa
*38 horas, 2 minutos y 23 segundos en canales de televisión abierta utilizó el gobiernos para difundir la campaña
*4.124 veces se difundieron los mensajes 2.985 bolívares es el costo promedio del segundo en televisión