Será la sexta jornada de marchas en
menos de tres semanas en Venezuela, pero oposición y gobierno en
Venezuela prometen que la de este miércoles será diferente.
"La mamá de todas las marchas" y "la
mayor expresión de protesta que este gobierno haya sentido desde que
está en el poder", dicen desde la oposición.
Desde el gobierno se habla de "megamarcha" y de "la más gigantesca marea roja que se haya visto nunca".
Desde hace tres semanas, en
Venezuela, un país fuertemente polarizado, se ha agravado la tensión
política y el miércoles se espera la mayor escenificación de la
división.
El último detonante fue las
sentencias del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) por las que pasaba a
asumir los poderes de la Asamblea Nacional, el poder legislativo, ahora
con mayoría opositora.
A ello se sumó la inhabilitación para
desempeñar cargo público durante 15 años para el líder opositor
Henrique Capriles por irregularidades administrativas en su función de
gobernador del estado Miranda, algo que el doble candidato presidencial
niega.
El resultado de ello ha sido que la
oposición, que acusa al gobierno de haberse convertido en una
"dictadura" y de haber dado un "autogolpe de Estado", haya revivido las
protestas callejeras, que llevaban varios meses dormidas.
Las marchas de protesta han dejado varios centenares de detenidos, heridos, ataques a organismos públicos y hasta seis muertes.
La oposición, que culpa al gobierno
de la crisis económica y que demanda la convocatoria de elecciones
adelantadas, ha denunciado la fuerte represión policial, mientras que el
Ejecutivo acusa a sus rivales de fomentar la violencia, de "terrorismo"
y de querer preparar el terreno para una intervención extranjera.
El cénit (por el momento) de esa tensión serán las marchas de este miércoles.
Ambos bandos prometen poner millones
de personas en las calles. Será una batalla de números de la que uno y
otro se declararán seguramente vencedor.
Pero más allá de eso, esto es lo que se juegan los dos frentes.
La oposición
Las sentencias del TSJ despertaron el ánimo de la oposición, que ha recuperado impulso.
"A medida que han ido transcurriendo
(las marchas), han sido más importantes en número de asistentes y en los
resultados que la oposición exhibe", dice a BBC Mundo el politólogo
John Magdaleno, que cree que el jueves es "un día importante".
El destino final de la marcha, que
arranca desde 26 puntos de Caracas, será la sede de la Defensoría del
Pueblo. La oposición ya no mira al Ejecutivo, sino que pone presión
sobre otras instituciones públicas para denunciar violaciones de
Derechos Humanos.
Magdaleno cree que la situación
económica y las sentencias del TSJ, que fueron parcialmente revertidas,
auguran una masiva presencia de personas en la manifestación de la
oposición, pero no se trata sólo de número.
"Tendría que ir más allá, comunicar
que la movilización es capaz de atraer a los estratos bajos de la
población. No es que no lo haya hecho, pero si eso se vuelve más
visible, se ve que participan más activamente, que salen más del oeste
de Caracas, es un mensaje importante", afirma Magdaleno.
La pasada semana se registraron protestas contra el gobierno en algunos barrios populares.
Algunos sectores de la oposición buscan que la presión que se genere en la calle obligue a recapacitar al gobierno.
"No puedo garantizar una fecha, pero
sí que estamos en la fase final", expresó en twitter el diputado Freddy
Guevara, uno de los líderes de la oposición y el que bautizó la
manifestación de este jueves como "la mamá de todas las marchas".
Sin embargo, Ángel Oropeza,
coordinador político de la Mesas de Unidad Democrática (MUD), la
coalición que agrupa a la mayoría de los partidos de oposición, trató de
rebajar las expectativas.
"No es la batalla final ni la ida a
(el palacio presidencial) Miraflores. Mañana haremos la mayor
manifestación de protesta contra el gobierno", dijo.
Es un mensaje de cautela de la oposición para evitar que haya conatos de violencia.
"Lo que le convendría al gobierno
para descalificar a la oposición es que se produjera un enfrentamiento
violento", afirma el analista Magdaleno. "Sectores extremistas de
oposición podrían caer en ese error estratégico", advierte.
En contra de la opinión de sectores
de la oposición, el politólogo cree que la presión de calle no bastará
para provocar cambios en el gobierno.
"La calle no es suficiente para promover una transición en Venezuela", afirma Magdaleno.
Y cita otros siete "tableros" en los
que jugar: la opinión pública nacional, los organismos multilaterales,
la opinión pública internacional, el trabajo con gobiernos y parlamentos
de otros países, la interlocución social con sectores del chavismo
moderado, la interlocución con sectores sociales y finalmente, unas
elecciones, meta final de la oposición.
El gobierno
El oficialismo replicó la
convocatoria de marcha de la oposición con la suya propia en el centro
de Caracas, adonde no se permite el paso de los opositores.
Y también compite con sus rivales en cuanto a las expectativas.
"La más gigantesca marea roja que se
haya visto nunca", dijo el lunes el presidente, Nicolás Maduro, rodeado
por miles de milicianos, civiles con los que cuenta en la defensa de la
llamada revolución que inició Hugo Chávez en 1999 y que continuó Maduro
desde 2013.
"Supondrá un nuevo reimpulso para la
revolución bolivariana", dijo en televisión Adán Chávez, ministro de
Cultura y hermano de Hugo Chávez.
El oficialismo busca demostrar que
continúa teniendo adeptos ante las encuestas que indican la escasa
popularidad de Maduro, al que la pasada semana algunas personas lanzaron
objetos e increparon en un acto público en San Félix, en el este del
país.
En este momento de confrontación, el
gobierno se presenta como la opción patriótica y pacífica frente a los
violentos y los que buscan la injerencia y un golpe de Estado del
"imperio norteamericano".
"Estamos rodilla en tierra, la
milicia se queda aquí en Caracas", agregó, asumiendo una estrategia
defensiva ante el supuesto intento de ataque.
Justamente estos días se conmemora el
décimo quinto aniversario del golpe de Estado frustrado de 2002 contra
Chávez, cuyo detonante fue también una masiva marcha de protesta.
Eso puede provocar el cierre de filas
del oficialismo, siempre monolítico, pero que tras las sentencias del
TSJ vio cómo la fiscal general, Luisa Ortega, criticaba duramente las
decisiones por anticonstitucionales.
Para el analista Luis Vicente León,
la estrategia ahora del gobierno es clara: "Unificar adentro la
revolución para defenderse de un enemigo mayor que está en la calle".
Y a esa táctica contribuye una comunidad internacional cada vez más cercana a las reclamaciones de la oposición.
El lunes, los gobiernos de 11 países
de América Latina emitieron un comunicado en el que reclamaban al
gobierno de Venezuela el derecho a una protesta pacífica y que defina
las fechas para unas elecciones.
El gobierno afirma que ganaría unos comicios y que revertiría la severa derrota de las legislativas de diciembre de 2015.
Sin embargo, aún no hay fecha para
las elecciones de gobernadores, que deberían haber sido a final del año
pasado, ni para las municipales, previstas para 2017. Las presidenciales
serán a final de 2018.
A falta del juicio de las urnas, este miércoles unos y otros miden sus fuerzas y su poder de convocatoria en la calle.
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