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viernes, 14 de julio de 2017

Venezuela tiene dos opciones duras: sólo una proporciona esperanza


Opposition activists protest against the government of President Nicolas Maduro, at the Francisco Fajardo highway in Caracas, on July 1, 2017. Venezuela marks three months of violent protests within a political and economic crisis with protesters demanding President Nicolas Maduro's resignation and new elections. / AFP PHOTO / FEDERICO PARRA

Hay dos posibles escenarios que podrían desarrollarse en Venezuela, escribe Dany Bahar (@dany_bahar: El primero es que Maduro continúe con su plan de reescribir e introducir una nueva constitución, ignorando la voluntad de la gran mayoría de los venezolanos. El segundo escenario, el que la gran mayoría de los venezolanos quisiera que ocurriera, implica la restauración de la democracia y una eventual 


transición del poder a un gobierno democráticamente elegido. Este análisis apareció originalmente en The Hill y se lo traemos en traducción libre del inglés por lapatilla.com
El anuncio del presidente venezolano Nicolás Maduro la semana pasada de un incremento en el salario mínimo por tercera vez este año fue como el de un capitán marino entregando un puñado de caramelos a su tripulación en un barco que está hundiéndose y bajo fuego.
Ningún aumento salarial puede detener la catástrofe económica que atraviesa el país: una tasa de inflación que supera el 700 por ciento debido a un enorme déficit fiscal financiado con dinero inorgánico; escasez de alimentos y medicamentos debido tanto a la falta de divisas para importar y a un sector productivo destruido después de décadas de brutal regulación; y una deuda externa que requeriría más de cinco años de exportaciones para ser pagada en su totalidad, lo que está llevando al país al borde del default.
Ningún otro país exportador de petróleo (o casi ningún otro país, en este caso) ha pasado por una crisis humanitaria de este tipo en el siglo pasado, excepto aquellos que participaron en alguna guerra. Se estima que Venezuela ha perdido aproximadamente un tercio de su producto interno bruto en los últimos cuatro años.
Todo esto está ocurriendo en medio de una ola de protestas en las calles exigiendo el cambio, las cuales han sido contenidas durante tres meses con una brutal represión por parte de las fuerzas del Estado, lo que ha causado al menos 90 muertos y cientos de presos políticos.
El gobierno, que se ha convertido en una brutal dictadura, ha demostrado que hará todo lo posible por mantenerse en el poder, incluyendo mantener e incluso profundizar sus fallidas políticas económicas que están hambreando a sus ciudadanos.
Por lo tanto, hay dos escenarios posibles que podrían desarrollarse: El primero es que Maduro continúa con su plan para reescribir e introducir una nueva constitución, ignorando la voluntad de la gran mayoría de los venezolanos. En este escenario, se las arreglaría para sobrevivir a esta crisis y permanecer en el poder en el futuro previsible como un dictador despiadado con una nueva constitución que encaje este propósito.
La situación económica de Venezuela empeoraría en esta situación. Mientras el gobierno sigue esperando un aumento milagroso y fuerte en el precio del petróleo, seguirá encontrando formas de financiar su supervivencia (y de alimentar los bolsillos de los funcionarios gubernamentales). Esto significa que seguiría vaciando sus reservas de divisas e hipotecando los activos nacionales y extranjeros del estado a cambio de más financiamiento, aquí y allá, hasta que ya no sea posible.
Las absurdas políticas socialistas del gobierno mantendrán alejadas las inversiones extranjeras, obstaculizando aún más las recuperaciones del sector privado y de la industria petrolera. Pero bajo este escenario, algo tiene que dar: Con menores fuentes de ingresos, el gobierno no tendrá más remedio que incumplir su deuda externa soberana, elevando la crisis humanitaria a un nuevo nivel.
El segundo escenario, el que la gran mayoría de los venezolanos quisiera ver, implica la restauración de la democracia y una eventual transición del poder a un gobierno democráticamente elegido. Bajo este escenario, la situación económica no será resuelta inmediatamente, pero los venezolanos verán una luz al final del túnel.
Una guía rápida para comenzar a resolver esta catástrofe económica provocada por Maduro incluye cuatro componentes principales: Primero, la prioridad más alta es acceder a un financiamiento generoso, muy probablemente de organizaciones multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional, que servirá para aumentar inmediatamente las importaciones de alimentos y de medicinas de nuevo a un nivel que revierta la crisis humanitaria en curso.
Segundo, el nuevo gobierno debe reestructurar y renegociar la deuda externa venezolana y sus pagos programados con los tenedores de bonos. Bajo un nuevo gobierno que cuenta con las mayores reservas de petróleo en el mundo y encaminado a restaurar la participación del sector privado, resulta una obviedad la cooperación de los inversionistas.
En tercer lugar, el gobierno y el banco central deben establecer una política macroeconómica sólida para unificar los diversos  tipos de cambio en uno, permitiendo que el flujo de divisas alcance hasta lo que queda del sector privado. Al hacerlo, las empresas pueden importar los bienes intermedios necesarios para reiniciar inmediatamente la producción.
Cuarto, para recuperar la producción de petróleo, PDVSA debe ser reestructurada para que los tecnócratas, y no los políticos, vuelvan a dirigir la empresa. La nueva dirección debe aumentar la capacidad y aumentar las exportaciones de petróleo. Actualmente, PDVSA exporta menos de 2 millones de barriles por día, aproximadamente un tercio menos de lo que exportó en la última década.
Mientras los venezolanos permanecen en las calles protestando pacíficamente por el cambio y son reprimidos e incluso asesinados por las leales fuerzas armadas del régimen, se hace hora de que la comunidad internacional haga más para ayudar a la gente a reconstruir su país. La mayor parte del trabajo todavía está por delante, y es hora de empezar.
Dany Bahar es miembro del programa de Economía Global y Desarrollo del Brookings Institution. Es un economista israelí – venezolano. También es profesor asociado en el Centro de Desarrollo Internacional de Harvard. Síguelo en Twitter @dany_bahar

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