Luis Vicente León, presidente de
Datanálisis –una de las encuestadoras más prestigiosas del país–, es el
‘traductor’ por excelencia de la realidad política venezolana, pues, en
entrevista con El Tiempo de Colombia, aseguró que la oposición
al régimen de Nicolás Maduro es una franca mayoría que, aunque frustrada
por los escasos resultados de las protestas, tiene por primera vez un
activo de peso para negociar con el chavismo en el poder: la posibilidad
de frenar las sanciones internacionales.
Usted ha dicho que el
gobierno venezolano no está en capacidad de ganar ninguna elección. ¿Por
qué accede a presentarse en las regionales?
Numéricamente, la oposición tiene una
clara y franca mayoría en una elección. Incluso con niveles
comprometidos de competitividad la diferencia es tan grande que no se
puede cerrar, y el Gobierno lo máximo que puede hacer es reducir el
esplendor de ese triunfo inhabilitando candidatos, generando abstención,
algo de manipulación electoral, pero la brecha actual es de 30 puntos
porcentuales.
En una campaña, el Gobierno podría
reducir por lo menos 10 puntos esa brecha, pero nunca la diferencia será
menos que 40 por ciento para el oficialismo y 60 por ciento para la
oposición.
¿La base de electores que tiene el chavismo es el número de votantes que participaron en la ANC?
No, para nada. Primero son procesos
muy distintos y segundo, no sé si te refieres a la participación de
verdad o a los ocho millones de votos que dice el Consejo Nacional
Electoral, porque son dos números radicalmente distintos y ninguno de
los dos es el número que el chavismo puede sacar.
¿Y cuál es el de verdad?
No quiero entrar en ese detalle
porque tampoco tengo la exactitud. Pero más allá de eso, en la elección
regional vamos a tener a la oposición participando, y será una elección
secreta. En el caso de la ANC no fue secreta porque no participaba la
oposición, y el ir a votar era lo único que le interesaba al gobierno
para mostrar alguna fuerza. Los empleados públicos estaban obligados a
ir, la participación estaba sesgada por esa presión.
¿Cree que la exploración del
diálogo entre gobierno y oposición que se está llevando a cabo en la
República Dominicana tenga algún efecto en esa motivación electoral?
La política es un ecosistema y
cualquier cosa que pasa puede tener impactos, habría que ver cuál es el
resultado de esa conversación. Hay gente de la oposición que siente que
esa negociación es una traición, gente que cree que hay que sacar al
Gobierno por la fuerza, pero en realidad no tienen la fuerza, la
estructura, los recursos ni liderazgo para hacerlo. La población tiene
que buscar mecanismos reales para resolver sus problemas. Los procesos
de negociación siempre fracturan al principio porque implican ceder, en
Colombia se ha vivido eso claramente. Además ceder cosas que a veces son
tus propios derechos.
En Venezuela, el gobierno
hace lo que quiere, con una legalidad que construye a su medida ahora
reforzada con la Constituyente. Con esas características y luego de un
fuerte revés político, ¿qué tiene la oposición para ofrecer sobre la
mesa?
El resultado de las protestas de la
oposición fue un triunfo para el Gobierno. Logró calmar a la oposición,
frustrarla, dividirla, pero no salió ileso. El gobierno salió de esta
pidiéndole a su propia gente cosas más dramáticas para sostenerse en el
poder, lo cual estimula fracturas internas y es un riesgo a futuro.
También tuvo que hacer cosas que lo aislaron de una manera más
contundente a nivel internacional. Sus relaciones quedaron totalmente
deterioradas y además quedó asfixiado financieramente.
No digo que el Gobierno va a salir
del poder por las sanciones de EE. UU. –ninguno ha salido por eso–, pero
sí es verdad que le ha complicado muchísimo la vida y hoy tiene
estímulos para evitar que esas sanciones se masifiquen e incluyan a
Europa. Entonces la oposición ha ganado poder de negociación con los
riesgos y acciones internacionales. El resto del mundo le ha dado a la
oposición la llave para abrir esa puerta. Ahora, ¿tiene la oposición la
llave para pedir la salida inmediata de Maduro como lo hizo hace tres
meses? No. Porque no le puedes exigir a alguien su cabeza para defender
su cabeza. Se pueden conseguir cosas, muchas cosas, pero no la ida de
Maduro porque al final él preferirá –lo mismo que el chavismo– un país
más primitivo y pobre, aislado y sin recursos, pero donde él siga siendo
el poder y conserve su cabeza.
Maduro ha dicho que habrá presidenciales el año que viene, ¿ese escenario es probable ahora que ha instalado la Constituyente?
Creo que la pregunta no es si habrá
elecciones, sino qué tipo de elección va a haber. Yo creo que sí va a
haber, pero el problema es si será una elección competitiva o no, si la
oposición va a poder seleccionar el candidato, el líder que quiera o el
que quede después de que el Gobierno inhabilite, destruya o aprese a los
líderes políticos opositores. Si va a ser una elección como las que
conocemos, donde gana la mayoría, o si la Constituyente va a cambiar las
reglas y el Presidente va a ser elegido por unas comunas que ellos
controlan.
Me refería a unas elecciones como las que conocemos hasta ahora, competitivas…
Eso dependerá del éxito o fracaso de
las negociaciones. Mi impresión es que sin negociación no va a haber
ninguna elección presidencial competitiva. De pronto estamos viendo esta
elección regional (con candidatos opositores libremente seleccionados)
porque aunque el Gobierno vaya a perder la mayoría de las gobernaciones,
no va a perder el poder. Si el Gobierno logra minimizar el éxito
opositor, así esta gane, esto le sirve para canalizar la energía, hacer
que no se reactive la calle, poner a los partidos opositores a pelear
entre ellos, saturar de normas y finalmente vaciar de contenido a las
gobernaciones, como ha hecho con instituciones como la Asamblea
Nacional.
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