Foto: Cortesía
Redacción 2001
Las campañas y programas dedicados a la alimentación abundan en Venezuela, no así los productos necesarios para cumplir los objetivos que se trazan los organismos oficiales en esa materia.
“Agarra Dato, Come Sano”; el “Trompo de los Alimentos”, los Comité Local De Abastecimiento y Producción (Clap) son algunos de esas iniciativas públicas que tienen hoy un sin número de detractores con el estómago vacío.
A nivel privado, la comunidad científica-académica, ONG, fundaciones y
hasta las mismas comunidades elaboran sus programas y recetas para
tratar de aliviar las deficiencias alimenticias, con lo poco que se
consigue en el mercado.
¿Dónde están los datos?. Más de 4 millones de venezolanos sufren de desnutrición, según el informe de septiembre 2017 de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La institución estima que el 13% de la población padece de
“subalimentación”, en otras palabras, lo que come no es suficiente para
satisfacer la demanda mínima de energía alimentaria.
El gobierno pulpo. Desde abril de 2003 el tema de la
alimentación dio un giro con la creación de la misión que tenía como
propósito garantizar la soberanía de los productos de la mesa del
venezolano.
La Misión Alimentación implementada por el presidente Hugo Chávez Frías sentaba bases en el artículo 305 de la Constitución y le concedía al Estado
un rango amplio de actuación para desarrollar la producción
agropecuaria, pesquera, asumir el mercadeo, dictar medidas financieras,
comerciales, de transferencia de tecnología, entre otras.
Tiro por la culata. Con el paso del tiempo, la
realidad que el sector oficial llama “guerra económica” ha superado los
objetivos que perseguían la vasta red de organizaciones como Mercal,
Pdval, la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas (Casa),
Fundaproal, los Comité de Abastecimiento y Producción (Clap), la Gran
Misión de Abastecimiento Soberano y Seguro, entre otros.
Como un vaso comunicante, la escasez, la carestía de los alimentos y
la caída del poder adquisitivo han terminado minando la salud de los
venezolano y abultando las investigaciones sobre hechos de corrupción,
manipulación política y electoral, que pocas veces arrojan sanciones y
penalidades.
Dado el control de cambio que rige en el país y la potestad del
gobierno en asignar las divisas a las empresas del ramo, más los
controles de la materia prima y estrictas fiscalizaciones es casi
imposible evadir parte de su responsabilidad en la disminución de la
ingesta y del número de comidas que realiza el venezolano a diario.
Niños en peligro. La evaluación de la crisis
alimentaria hecha en 2016 por la organización Cáritas Venezuela, muestra
otros parámetros. El trabajo de campo realizado en los estados Miranda, Vargas, Zulia y el Distrito Capital,
revelado en septiembre de este año, indicó que 25% de los niños, de 202
casos analizados, mostró de alguna forma desnutrición aguda, mientras
que 28% presentó riesgo de desnutrición.Al darle seguimiento de la talla
y peso de algunos casos específicos, la institución de
carácter católica encontró que 21% de los menores evaluados mostró
desnutrición leve; otro 2,5% está en riesgo de desnutrición, mientras
que 32% no posee déficit nutricional.
La dieta Maduro. La cifra no es nueva, pero sigue inquietando la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela
(Encovi) elaborada a 6.500 familias y presentada en febrero de este
año, indicó que 9,6 millones de venezolanos hace dos o menos comidas al
día con la frecuente ausencia de proteínas en sus platos.
En otra conclusión del estudio avalado por tres de las universidades
más prestigiosas del país, en el año 2016, un 75 % de los consultados
refirió pérdida de peso no controlado, en un promedio de 8 kilos y
medio. En el caso de los sectores más pobres la pérdida de peso pasó de 9
kilos. |
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