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viernes, 3 de noviembre de 2017

Falta de insumos ha reducido el número de camas disponibles en hospitales y clínicas

Foto: REUTERS
Foto: REUTERS

La crisis de salud de Venezuela está alcanzando niveles de precariedad comparables solo con los de las naciones más empobrecidas, con mujeres desnudas obligadas a dar a luz en salas de espera, heridos que reciben asistencia en el suelo, y pronósticos de que cientos de miles de niños estarán en riesgo de morir por desnutrición el próximo año, publica El Nuevo Herald.


POR ANTONIO MARIA DELGADO
adelgado@elnuevoherald.com
Twitter:@DelgadoAntonioM
Al alarmante escenario se le suma la aguda escasez de medicamentos en el país para tratar padecimientos severos como el cáncer, la diabetes y la hipertensión, y para contener brotes de enfermedades contagiosas como la malaria y la difteria.
La atención es muy limitada en los hospitales públicos y en las clínicas privadas del país, donde la falta de insumos y medicamentos han reducido la disponibilidad de camas a poco más de un 25 por ciento de las que requiere el país, dijeron expertos.
Pero conseguir espacio dentro de un hospital no es garantía de que el paciente vaya a recibir la atención que necesita, cuando los hospitales cuentan con menos de un 5 por ciento de los insumos y medicamentos que necesitan para funcionar normalmente, dijo Douglas León Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana, en una entrevista telefónica.
“El venezolano que se enferme aquí en el país corre el riesgo de entrar hoy en la clínica solo para que la familia salga de allí llorando”, porque en muchos de los centros “no hay nada”, dijo León Natera a el Nuevo Herald.
“Tenemos apenas un 3 por ciento o un 4 por ciento de insumos y de medicamentos, que en realidad no es nada y los ‘hospitales vitrinas’, que son los que más recursos tienen, podrían llegar a tener insumos equivalente al 10 al 12 por ciento”, explicó.
Sacudido por el colapso del modelo económico aplicado por el chavismo y la caída en los precios del petróleo, el régimen de Nicolás Maduro ha limitado a un máximo las importaciones de alimentos, medicinas y productos de primera necesidad.
La falta de insumos ha reducido el número de camas disponibles en los hospitales a cerca de 18,000, aún cuando oficialmente debería tener 47,000 disponibles. En el caso del sector privado, las clínicas del país tienen otras 7,000, lo que eleva el total disponible en todo el país a unas 25,000.
Ese número es realmente bajo en un país con una población cercana a los 30 millones de habitantes, que debería contar con cerca de las 100,000 camas disponibles.
La falta de espacio ha dado lugar a prácticas que están incrementando los riesgos de los venezolanos.
En un incidente registrado en septiembre, fotos que circularon por las redes sociales mostraron a tres mujeres desnudas claramente embarazadas que estaban recostadas en las sillas para visitantes, esperando su turno para ser atendidas en el hospital Pastor Oropeza Riera, de Barquisimeto –administrado por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS)– en el estado de Lara.
Presionado por la indignación causada por las fotografías, el régimen se vio obligado a admitir que las fotos eran genuinas.
“No había suficientes camas para todas las mujeres”, dijo el ministro de Comunicación Ernesto Villegas, al explicar que las autoridades sanitarias se vieron obligadas a improvisar una sala de partos en la sala de espera.
Sacudido por el colapso del modelo económico aplicado por el chavismo y la caída en los precios del petróleo, el régimen de Nicolás Maduro ha limitado a un máximo las importaciones de alimentos, medicinas y productos de primera necesidad.
La falta de insumos ha reducido el número de camas disponibles en los hospitales a cerca de 18,000, aún cuando oficialmente debería tener 47,000 disponibles. En el caso del sector privado, las clínicas del país tienen otras 7,000, lo que eleva el total disponible en todo el país a unas 25,000.
Ese número es realmente bajo en un país con una población cercana a los 30 millones de habitantes, que debería contar con cerca de las 100,000 camas disponibles.
La falta de espacio ha dado lugar a prácticas que están incrementando los riesgos de los venezolanos.
En un incidente registrado en septiembre, fotos que circularon por las redes sociales mostraron a tres mujeres desnudas claramente embarazadas que estaban recostadas en las sillas para visitantes, esperando su turno para ser atendidas en el hospital Pastor Oropeza Riera, de Barquisimeto –administrado por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS)– en el estado de Lara.
Presionado por la indignación causada por las fotografías, el régimen se vio obligado a admitir que las fotos eran genuinas.
“No había suficientes camas para todas las mujeres”, dijo el ministro de Comunicación Ernesto Villegas, al explicar que las autoridades sanitarias se vieron obligadas a improvisar una sala de partos en la sala de espera.
Otras de las fotos sobre la crisis de salud circulan en las redes sociales también muestran cómo mujeres tienen que dormir en los pasillos, y pacientes en las salas de urgencias que son atendidos mientras descansan sobre pisos sucios y manchados de sangre.
El colapso del sistema de salud venezolano también está generando preocupación entre la población ante la reaparición de un brote de difteria y el hecho de que el país no cuenta con el material para vacunar a la población.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó este jueves que se habían contabilizado en Venezuela 447 casos de difteria y siete fallecidos por esta causa entre mediados del 2016 y mediados del 2017.
Ese total coloca a Venezuela en el primer lugar en América –muy por encima de Haití, que reportó 72 afectados este año– en cuanto el número de casos con esta enfermedad infecciosa, que ya en 1992 había recibido la etiqueta de “eliminada” en el país petrolero y que ahora ha reaparecido con fuerza.
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