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jueves, 23 de noviembre de 2017
Indígenas warao huyen de la crisis en Venezuela y se lanzan a un futuro incierto en Brasil (fotos)
Indígenas de la tribu de los warao que viajaron cientos de kilómetros
para huir de la crisis económica en Venezuela han quedado atrapados en
un limbo cerca de la frontera con Brasil, después de ser removidos de
las calles de la ciudad amazónica de Manaos.
Movidos por el hambre y la enfermedad que golpean su hábitat
tradicional en el delta del río Orinoco, en el noreste de Venezuela, más
de 1.200 integrantes de la tribu warao se mudaron al norte de Brasil,
donde muchos de ellos se vieron forzados a mendigar en las calles.
Autoridades, organizaciones no gubernamentales e iglesias en Brasil
les ofrecieron refugio temporal en la frontera, pero el futuro de los
warao sigue siendo nebuloso. La tribu insiste en que no volverá a
Venezuela, donde la profunda recesión ha provocado escasez de productos
básicos bajo el Gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro.
“Los niños estaban muriendo de enfermedades en Venezuela. No hay
medicinas, no hay comida, no hay ayuda”, dijo Rita Nieves, una cacique
de la matriarcal tribu warao.
Muchos integrantes de la tribu aún están realizando el arduo viaje.
Nieves usaba sus mejores ropas para cruzar de regreso a Venezuela a
sepultar a un bebé de tres meses, que acaba de morir en los brazos de su
madre durante el largo del viaje de 1.000 kilómetros en bus hasta
Brasil.
“Estamos quedándonos aquí porque las cosas no han cambiado en
Venezuela”, dijo la mujer, sentada en una bodega convertida en
habitación para 220 indígenas warao en el pequeño municipio fronterizo
de Pacaraima.
Los niños juegan en medio de decenas de hamacas colgadas de
estructuras metálicas instaladas por la agencia para los refugiados de
la ONU, ACNUR. Afuera, las mujeres cocinaban con leña y los hombres
escuchaban a su chamán hablando sobre las virtudes de una palma que se
utiliza para tener cestas y hamacas mientras fumaba un cigarro de paja.
Los warao han vivido durante siglos en el delta del Orinoco, pero
algunos comenzaron a abandonar ese lugar cuando el suministro de pescado
se agotó por el desvío de las aguas en favor de las exportaciones
venezolanas de mineral de hierro y bauxita.
Muchos se fueron a ciudades venezolanas a vender artesanías y
mendigar en las calles. Sin embargo, cuando la economía entró en crisis,
a partir del año pasado comenzaron a trasladarse a Brasil a menudo
apenas caminando sin documentos a través de la frontera.
“Ya estaban mendigando en Venezuela, pero aquellos que les daban
dinero ahora están pidiendo ayuda para ellos mismos”, dice la Hermana
Clara, una misionera de la organización humanitaria brasileña
Fraternidade que posee dos refugios para los warao. “¿Quién va a comprar
artesanías a los warao en una Venezuela en crisis?”, se pregunta. Durmiendo en la calle
En torno a medio millar de indígenas warao llegaron a Manaos el año
pasado. En los semáforos pedían dinero o vendían artesanías a los
conductores. Muchos dormían a orillas de una carretera hasta que las
autoridades quisieron detener la mendicidad y los llevaron a refugios
que no les gustaron.
Algunos avanzaron hacia las ciudades amazónicas de Santarém y Belém,
mientras que otros volvieron a los pueblos fronterizos, desde donde
pueden ir y venir a su tierra en el delta cada vez que reúnan suficiente
dinero.
“Comenzaron a quedarse aquí, durmiendo en las calles, y provocaron
una emergencia humanitaria”, dijo la secretaria de servicios sociales de
Pacaraima, Isabel Davila.
La ciudad acondicionó una bodega abandonada con baños, duchas y una
cocina con fondos facilitados por la iglesia mormona. Tal como un
refugio similar en la cercana ciudad de Boa Vista que alberga a 500
warao, son lugares temporales donde pueden permanecer mientras legalizan
su situación para poder trabajar, dijo Davila.
Pero la cacique Rita no tiene planes de moverse. El alcalde de
Pacaraima prometió tierras para cultivo y materiales para fabricar
artesanías, dijo la mujer, y ella quiere que los niños warao aprendan
portugués.
Por Anthony Boadle/Reuters
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