El logo de Pvsa en una estación de servicios en Caracas, Venezuela /Foto REUTERS/Marco Bello
Cincuenta mil millones de bolívares es el financiamiento que otorga
en lo que va de 2017 el BCV a la industria petrolera. Una industria que
tiene una deuda de 70 mil millones de dólares, que cayó en default
selectivo y que ya no puede sostener los planes sociales del Gobierno,
publica La Verdad.
Nataly Angulo / María Gabriela Villalobos / Maracaibo / noticias@laverdad.com
Como un enfermo en situación de gravedad, que no puede mantenerse por
sí solo, así está Petróleos de Venezuela. Una industria que para 2003
–después del paro petrolero- producía dos millones 633 mil barriles
diario de petróleo (bdp) y que hoy apenas llega al millón 863 mil
barriles.
Una industria que producía más de dos millones y medio de barriles
por día con una nómina de apenas 40 mil personas hace 15 años, y que hoy
con 150 mil empleados no llega al millón 900 mil bdp.
Una industria que tiene una deuda de 70 mil millones de dólares, que
cayó en default selectivo y que ya no puede sostener los planes sociales
del Gobierno nacional debido a la merma de su producción y los bajos
precios del crudo. Por el contrario, necesita financiamiento y es el
Banco Central de Venezuela el que lo hace.
A 50 mil millones de bolívares asciende el financiamiento que el BCV
hizo a PDVSA en lo que va de año, según cifras aportadas por el
economista José Guerra, diputado de la Asamblea Nacional.
“El financiamiento que hace el BCV a las empresas públicas no
financieras creció en mil 330 por ciento este año, del cual 98 por
ciento corresponde a la empresa petrolera”, afirma el economista José
Toro Hardy, exdirectivo de PDVSA (1996-1999).
El problema de la emisión de masa monetaria es que “son gigantescas” y
el ente emisor lo hace sin respaldo, y ello sumergió a Venezuela en la
hiperinflación, asegura el experto.
“PDVSA pasó de ser la que más riqueza generaba en Venezuela, a ser la
empresa que más pobreza genera a Venezuela porque es la responsables de
la hiperinflación gracias a estos montos brutales que emite el BCV para
cubrir el déficit del flujo de caja”.
Ahora, el gobierno de Nicolás Maduro junto con la gestión de Tareck
William Saab, fiscal general de la República, lleva adelante un plan
para “sanear” la industria envuelta en escandalosos, hechos de
corrupción. Van más de 60 detenciones, pero dos de ellas resaltan en la
opinión pública: las aprehensiones de Eulogio Del Pino, presidente de
PDVSA desde 2014-2017, y Nelson Martínez, presidente de la industria
hasta hace una semana y expresidente de Citgo.
Tanto Del Pino como Martínez eran parte del equipo de Rafael Ramírez,
uno de los hombres fuertes en el gobierno del fallecido presidente Hugo
Chávez y quien estuvo al mando de PDVSA por 10 años, hasta cuatro meses
después de que Maduro asumiera el poder en abril de 2014.
Ramírez, representante de Venezuela ante la ONU y hoy distanciado del
Gobierno, conoce todos los manejos de la nueva PDVSA, esa que sirvió
para vender comida, sembrar alimentos y construir casas, y que hoy no
tiene capacidad ni siquiera para pagar su nómina.
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