Timoteo Zambrano escribió una dura
carta para anunciar que renuncia a las reuniones del diálogo entre el
gobierno y la oposición, celebradas en República Dominicana.
Explica que “la historia demuestra
que los mejores productos de la acción política con mayúsculas, son
fruto del acuerdo, de la capacidad de reconocer al otro y de preservar
la convivencia. Eso exige la renuncia al odio y la generosidad como
actitud moral”. A su juicio, por defender estas ideas con coherencia,
asegura que ha sido acusado como supuesto “colaboracionista” del
gobierno. Por esa acusación, agrega, distintos actores de la MUD
"desaconsejaron" su candidatura a la presidencia de la Asamblea
Nacional.
“Censurado como he sido, por algunos
de los que nos sentamos juntos, en la delegación para la negociación en
República Dominicana, debo, por coherencia sentirme censurado también en
esa tarea y por tanto renunciar a ella. La coherencia así me lo exige, y
así nadie pensará que un colaboracionista se sienta entre las filas de
la oposición. Hablemos claro pues y dejémonos de pantomimas. Deseo
fervientemente un Acuerdo por Venezuela. Deseo el éxito en la
negociación de República Dominicana, lo merecen los venezolanos”,
agrega.
También sostiene en la carta: ‘’El
verdadero liderazgo es no engañar, es no presumir y no acusar en vano
para ocultar otras carencias. Es triste ver capitanes de micrófonos que
lucen mansos en encuentros bilaterales a puertas cerradas’’.
A continuación, la carta íntegra:
Escribo estas líneas porque el
silencio no puede ni debe amparar la impotencia o la resignación, a la
que nos parece llevar la situación de nuestra patria.
Deseo que los venezolanos conozcan
mis ideas y mis razones. Ideas que convertidas en argumentos, vengo
defendiendo con coherencia desde hace más de dos años, en el seno de la
oposición y en el ejercicio de mi libertad de pensamiento, como forma
democrática de hacer política.
En todo este tiempo no he cambiado.
Siempre he defendido el dialogo, la
negociación y el acuerdo entre gobierno y oposición, como la salida
viable a la crisis de Venezuela y aún más allá, como el camino
imprescindible para refundar un pacto de convivencia política y social
para nuestro país.
Lamentablemente, -y a pesar de muchos esfuerzos-, aún no se ha logrado y por ello la situación de nuestra patria ha ido a peor.
Solo enderezaremos el rumbo de Venezuela cuando logremos ese gran acuerdo.
Ni la pretensión hegemónica o las
actitudes poco democráticas, ni la negación de la realidad, dura
realidad económica y social, ni el afán por derrotar al gobierno en vías
que no sean las de las urnas, ni las sanciones al país, constituyen
alternativas políticas de solución. Sólo son factores para ahondar en el
foso de nuestra desgracia colectiva.
La historia demuestra que los mejores
productos de la acción política con mayúsculas, son fruto del acuerdo,
de la capacidad de reconocer al otro y de preservar la convivencia. Eso
exige la renuncia al odio y la generosidad como actitud moral.
Por defender éstas ideas con
coherencia, he sido vituperado y denostado como supuesto
“colaboracionista” con el gobierno. Esa acusación sustenta, la razón
principal por la que distintos actores de la MUD, " desaconsejaron" mi
candidatura a la presidencia de la Asamblea Nacional.
Se argumentó que la opinión pública y
las redes sociales serían muy críticas con mi candidatura. Por cierto
principalmente dos organizaciones políticas, que a diario influyen en
forma determinante, en esas redes y sus matrices de opinión inducidas.
Es curioso que me acusen de tener
capacidad de diálogo con el gobierno, los mismos factores y partidos,
que tan frecuentemente me han pedido esa comunicación con el chavismo en
el reclamo de muchos temas de su interés, por cierto casi siempre por
temas razonables.
No puedo actuar de una manera ante
los ciudadanos y otra entre bambalinas. Parece que otros sí. No puedo
buscar acuerdos secretos y a la sazón ser un radical impoluto ante el
país.
Si defiendo el diálogo, hago dialogo,
-lo hago en privado y lo hago en público-; si busco la paz, no aparezco
como un guerrero con antifaz; si busco la convivencia aparto el
insulto. No tengo doble moral, ni sirvo para halagar al público más
sediento de mensajes duros. La política es dar soluciones a la gente y
no soliviantarla hacia abismos sin destino.
El verdadero liderazgo es no engañar,
es no presumir y no acusar en vano para ocultar otras carencias. Es
triste ver capitanes de micrófonos que lucen mansos en encuentros
bilaterales a puertas cerradas.
El pueblo de Venezuela merece otra
política, merece POLITICA y políticos. No necesitamos ni falsos héroes,
ni mártires hijos del pueblo y víctimas de la no política.
Una parte de líderes de la MUD, han
vetado mi candidatura a la presidencia de la Asamblea Nacional, y la
dirección de UNT hizo suyo ese criterio.
Acepto, como buen demócrata, la decisión tomada en una mesa entre pocos.
Mi lealtad a mi partido y a la MUD está a prueba de cualquier infamia.
Deseo a Barboza acierto, a mi partido
coherencia y a la MUD que se haga cargo de la situación del país, que
actúe como si ya fuese gobierno, que negocie sin vergüenza, porque solo
así seremos mayoría tangible en el país.
Censurado como he sido, por algunos
de los que nos sentamos juntos, en la delegación para la negociación en
República Dominicana, debo, por coherencia sentirme censurado también en
esa tarea y por tanto renunciar a ella.
La coherencia así me lo exige, y así
nadie pensará que un colaboracionista se sienta entre las filas de la
oposición. Hablemos claro pues y dejémonos de pantomimas.
Deseo fervientemente un Acuerdo por Venezuela.
Deseo el éxito en la negociación de República Dominicana, lo merecen los venezolanos.
Sin acuerdo iremos al abismo, con acuerdo empezara la rectificación histórica que tanto necesitamos.
Si mi situación personal es porque
solo creo en la Paz, en la civilidad, porque no odio a ningún
compatriota, porque jamás ni en la peor situación aceptare más que la
vía de las urnas, porque procuro que lo digo se parezca a lo que hago,
pues lo asumo aún con evidente tristeza.
Deseo suerte al Presidente Zapatero, a
quien en más de una ocasión, le he escuchado decir que las cosas se
hacen para que sean y no para que te las reconozcan.
Pues así sea, que tengamos ese
ACUERDO. Que nadie ponga excusas. O al menos que nadie diga que la culpa
fue de los colaboracionistas, como nos denominan algunos a quienes
nunca concebimos la política, como una confrontación sin fin. Sí,
siempre estaré dispuesto a dar la mano a mi peor adversario y a llegar a
un acuerdo, aún no perfecto, antes que impulsar una batalla que nos
destroce, aunque se perciba seguro que la gane.
Pensando en Venezuela, he querido a
través de esta carta, apelar con humildad a la sinceridad del liderazgo
político que los venezolanos merecen.
Y también agradecer a quienes me han
dado su apoyo en estos días continuos de tránsito por la causa impopular
de la negociación, del acuerdo y búsqueda de solución pacífica a la
crisis de la Patria, no les fallaré.
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