Tres millones de personas celíacas
que deben seguir un régimen de alimentación especial sin gluten, se
están quedando sin opciones para nutrirse, debido a la crisis de
alimentos. Especialmente los adultos y niños de bajos recursos están
expuestos a la desnutrición severa y a trastornos intestinales por
carecer de la comida indicada: al depender de las cajas CLAP ponen en
riesgo su salud al consumir productos contraindicados, por cuanto los
altos costos les impide comprar los alimentos permitidos.
Maira Poleo, presidente de la
Fundación Celíaca de Venezuela, explicó que para los 1.500 celíacos,
entre ellos 600 niños, registrados en la organización, se ha vuelto una
odisea conseguir alimentos certificados y libres de trazas de trigo en
los anaqueles. Aunque no posee cifras oficiales, calculó que tres
millones de venezolanos son sensibles al consumo de trigo.
Para las familias más humildes que
padecen la enfermedad genética y hereditaria los alimentos de las cajas
CLAP no se adaptan a sus necesidades específicas, señaló la vocera,
quien agregó que la harina de maíz, la pasta, el aceite y el arroz que
trae la caja distribuida por el gobierno, contiene restos de gluten que
están presentes en la cebada, el trigo y el centeno que perjudican la
salud de los celíacos.
Perdida de la absorción de nutrientes
esenciales en el intestino delgado, afectación del sistema nervioso
central, pérdida de peso, dificultades para sociabilizar y desnutrición
son las complicaciones más graves que sufren los niños y adultos que no
pueden cumplir con la dieta especial. “A quienes consumen lo que trae la
caja del CLAP se les muere el intestino o están desnutridos. Es una
tragedia”.
A esa situación se añaden los altos
costos de los pocos alimentos libres de gluten que se producen en el
país, destacó la representante de la fundación. “Son productos
artesanales muy costosos y las empresas que dependen del gobierno para
que les asigne la materia prima tienen su producción en cero”, destacó.
Quienes tienen la posibilidad
consumen yuca, arroz sin aditivos, maíz, y margarina, lo que no cubre
los requerimientos de aminoácidos, vitaminas, proteínas y minerales que
el cuerpo necesita. Otros que reciben el CLAP revenden los alimentos
para comprar los productos libres de gluten, indicó Poleo.
Con esa aseveración coincidió Maritza
Landaeta, miembro de la Fundación Bengoa, quién aseguró que las zonas
populares venden los productos de las cajas y sus enseres como una
estrategia de supervivencia para costear la alimentación especial de los
niños celíacos, diabéticos y autistas. “El CLAP no está diseñado para
las necesidades específicas de cada grupo. Más bien contribuye a la
unificación de la dieta”, enfatizó.
El dato
En enero de 2016 el Ministerio de
Salud dictó la resolución 416 que obliga a los productores de alimentos a
analizar y certificar los productos libres de gluten para su venta en
territorio nacional. En junio del mismo año la asamblea nacional aprobó
en primera discusión el proyecto de Ley para la protección de pacientes con enfermedad celíaca, sin embargo ambas decisiones no se cumplen actualmente, indicó Poleo, de la FCV
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