Quito
El presidente ecuatoriano Lenín
Moreno pidió escuchar las voces de su pueblo y Julián Chasi ya tiene muy
claro lo que dirá: necesita trabajo, que se reactive el sector de la
construcción y que pueda ofrecer una mejor vida en su hogar.
Chasi es un albañil que parece un hombre fuerte -pelo negro, rasgos indígenas, ronda los 40- pero asegura que desde el gobierno anterior -presidido por Rafael Correa (2007-2017) - se deprimió a causa de una ley que aumentó los impuestos a la plusvalía y afectó al sector inmobiliario del país. “La construcción está parada hace tiempo y nosotros dependemos de la venta de casas, de oficinas, de departamentos para poder llevar el pan a la familia”, dijo.
Junto con él, otros 13 millones de ecuatorianos tendrán la oportunidad de hacerse oír en un referendo al que convocó Moreno para responder “sí” o “no” a siete preguntas que podrían cambiar el futuro del país. A Chasi le interesa la ley que graba hasta con 75 por ciento la plusvalía de los bienes, pero la consulta popular también apela a decidir sobre la reelección indefinida de los presidentes, la muerte política para los corruptos, la prescripción de los delitos sexuales contra niños y la prohibición de la minería metálica en parques nacionales y centros urbanos.
El referendo ha reavivado la tensión entre Moreno y Correa. Aunque antes de la sucesión presidencial compartían partido, ideología y amistad, ahora pareciera que uno es la peor pesadilla del otro. Por ello, el referendo del domingo podría marcar un parteaguas. “(Lo que se juega es) si Ecuador quiere la propuesta de Moreno o si quiere dar un paso atrás y eventualmente volver con Correa”, dijo Laura Sharkey, analista de riesgo de la Región Andina de la consultora Control Risk.
Chasi es un albañil que parece un hombre fuerte -pelo negro, rasgos indígenas, ronda los 40- pero asegura que desde el gobierno anterior -presidido por Rafael Correa (2007-2017) - se deprimió a causa de una ley que aumentó los impuestos a la plusvalía y afectó al sector inmobiliario del país. “La construcción está parada hace tiempo y nosotros dependemos de la venta de casas, de oficinas, de departamentos para poder llevar el pan a la familia”, dijo.
Junto con él, otros 13 millones de ecuatorianos tendrán la oportunidad de hacerse oír en un referendo al que convocó Moreno para responder “sí” o “no” a siete preguntas que podrían cambiar el futuro del país. A Chasi le interesa la ley que graba hasta con 75 por ciento la plusvalía de los bienes, pero la consulta popular también apela a decidir sobre la reelección indefinida de los presidentes, la muerte política para los corruptos, la prescripción de los delitos sexuales contra niños y la prohibición de la minería metálica en parques nacionales y centros urbanos.
El referendo ha reavivado la tensión entre Moreno y Correa. Aunque antes de la sucesión presidencial compartían partido, ideología y amistad, ahora pareciera que uno es la peor pesadilla del otro. Por ello, el referendo del domingo podría marcar un parteaguas. “(Lo que se juega es) si Ecuador quiere la propuesta de Moreno o si quiere dar un paso atrás y eventualmente volver con Correa”, dijo Laura Sharkey, analista de riesgo de la Región Andina de la consultora Control Risk.
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