La situación económica y social de
Venezuela empeora por la persistencia del gobierno de implantar un
modelo que ocasiona hiperinflación y la caída generalizada de la
productividad en instituciones tan importantes como la industria
petrolera, señalaron expertos que participaron en el foro Superando
Desafíos, realizado en la 74ª Asamblea Anual de Fedecámaras en Caracas.
El analista de políticas públicas
Michael Penfold, director de la firma Strata Apoyo Empresarial, destacó
la falta de productividad de Petróleos de Venezuela, que se evidencia en
la caída de la producción de crudo a 1,4 millones de barriles diarios
ante los problemas operativos y financieros de la petrolera.
“Pdvsa no puede ni cumplir los
compromisos con sus socios, excepto con Rusia pero para proteger a Citgo
como colateral”, declaró el directivo al referirse a la situación de
que la petrolera rusa Rosneft posee 49% de las acciones de Citgo, filial
de Pdvsa en Estados Unidos.
Destacó que el modelo del socialismo
del siglo XXI, impulsado por los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás
Maduro, “ya no se puede financiar, pues el país se quedó sin activos y
sin acceso a financiamiento”.
El deterioro de la industria
petrolera venezolana, la única que actualmente genera ingresos al país,
“es tan grande que es probable que pierda sus principales activos en el
extranjero”, dijo y agregó que por primera vez en la historia petrolera
de Venezuela el problema está en la productividad, en la cual el control
político de la renta petrolera crea mecanismos que no permiten el
quiebre.
La mayoría de la población vive en
condiciones precarias debido al efecto de la hiperinflación, la falta de
Estado de Derecho y el colapso de los servicios públicos (transporte,
electricidad, agua, telefonía y salud, entre otros), indicó Penfold.
Alertó sobre el crecimiento de la pobreza, pues 92% de los venezolanos destina 90% del ingreso a la compra de alimentos.
La economista Tamara Herrera,
directora de Síntesis Financiera, declaró que la economía se encuentra
en una situación de inoperancia: no hay rendición de cuentas y con tasas
prolongadas de caída del PIB, en la que los años de retraso con
respecto a los países con economías sanas se multiplican por dos.
“Venezuela se ha quedado muy atrás”.
Recordó que el control de cambio
ininterrumpido del gobierno en los últimos 15 años, los controles de
precios y de ganancias de las empresas, y las expropiaciones ocasionan
la casi parálisis del aparato productivo nacional con escasez y la
hiperinflación que se torna crónica.
Ante la tasa de aumento de los
precios de 200%, registrada en junio pasado, se calcula que la
hiperinflación llegará a 6 dígitos al cierre de 2018, esto es, 800.000%.
“Estamos en la fase de colapso”, sostuvo.
Herrera insistió en la urgencia de
implantar los correctivos macroeconómicos en una transición que implica
la reingeniería de Pdvsa con la entrada de inversiones para el
crecimiento petrolero, afianzar la seguridad social, refinanciar la
deuda externa y restablecer el Estado de Derecho.
La economista señaló que hará falta
el apoyo internacional con el financiamiento multilateral. Resaltó que
el desafío para las empresas es sobrevivir a la hiperinflación, por lo
que es indispensable la flexibilidad y agilidad en las decisiones y
medidas que se adopten.
Caída del aparato productivo
El presidente de Fedecámaras, Carlos
Larrazábal, afirmó que el modelo impuesto en el Plan de la Patria ha
destruido el aparato productivo, la generación de empleos y el salario
digno, lo que ha sumido a la población en la pobreza y la desesperanza.
En la clausura de la asamblea anual
de la institución, Larrazábal destacó que Venezuela lleva 15 años de
control cambiario y de precios, fuertes restricciones en la actividad
productiva y una hiperinflación anual que ya superó 25.000%, en números
conservadores.
La producción nacional cubría 70% del
consumo de alimentos del país, pero hoy es 25%, pues el gobierno en
nombre de una supuesta “soberanía alimentaria” se apropió de más de 5
millones de hectáreas de tierras productivas, en su mayoría sin
indemnizar a sus propietarios, y que hoy prácticamente no producen nada,
recordó.
Refirió que desde 1998 se perdió 40%
del tejido empresarial y el parque industrial venezolano produce a 24%
de su capacidad instalada con el resultado de una sociedad impactada por
la pobreza y el profundo deterioro de su calidad de vida, a lo que suma
la falta de medicinas.
Insistió en la necesidad de promover
una visión compartida de país entre todos los sectores de la sociedad.
”La invitación es a resistir y luchar. Venezuela nos necesita”
Cambio en la percepción del país
El economista Leonardo Buniak,
consultor en planificación estratégica y calificador de riesgo,
manifestó que Venezuela requiere un cambio de la percepción
internacional de riego país por las implicaciones geopolíticas de que el
gobierno sea amigo de regímenes peligrosos para la estabilidad mundial
como Siria e Irán por sus connotaciones religioso fanáticas o Rusia por
su expansionismo.
Explicó que la recuperación económica
en una transición exige superar la imagen de Estado fallido, recuperar
la institucionalidad y convertir en la norma la estabilidad política.
Buniak destacó que la recuperación
económica y social de Venezuela demanda la aplicación de medidas de
estabilización macroeconómica mediante un plan de emergencia con auxilio
financiero, ya que el país ha pasado de la crisis al cataclismo
humanitario.
Al abordar el desafío ético del país
en el foro de Fedecámaras, Luis Ugalde, sacerdote jesuita y ex rector
de la Universidad Católica Andrés Bello, expresó: “Como nación y empresa
no logramos la victoria si no jugamos. Con un objetivo común nos
descubrimos triunfando juntos”.
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