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domingo, 29 de julio de 2018

Venezolanos en Perú: Lo bueno, lo malo y lo feo de dejar Caracas y llegar a Lima


Acompaña crónica PERÚ VENEZUELA – PER12 – LIMA (PERÚ) , 26/4/2018.- Fotografía tomada el 25 de abril de 2018, de un grupo de inmigrantes venezolanos en la vivienda donde temporalmente residen, en uno de los distritos mas populosos de la capital, San Juan de Lurigancho, en Lima (Perú). La solidaridad y caridad imperan en el improvisado albergue que un pequeño empresario peruano ha instalado para dar un primer techo a los venezolanos recién llegados a Lima, desde donde intentan comenzar una nueva vida a la que se vieron abocados por la crudeza de la crisis que atraviesa Venezuela. EFE / Ernesto Arias




Muchos peruanos estaban acostumbrados, hasta hace unos años, a que un familiar, un compañero de trabajo, del barrio o de estudios deje todo para irse a hacer patria a otros países. Venezuela entre ellos. Hoy se acomodan a una realidad inversa: la masiva llegada de venezolanos al Perú, publica Infobae en un artículo especial.
Según cifras oficiales -actualizadas a junio de este año- unos 330.000 venezolanos están en el Perú, 3.000 ingresan cada día y apenas unos pocos cientos abandona el país por pasos fronterizos.
Las reacciones son varias. No obstante, conforme el número de visitantes ha ido en aumento, también hay más casos de peruanos que -por prejuicios- condenan su presencia. Portadas de diarios populares en las que destacan los hechos delictivos protagonizados por venezolanos o que resumen el logro de venezolanas a su belleza sólo consiguen echar más leña al fuego del prejuicio.


Portada reciente de un diario peruano / Foto: Infobae

“La gran mayoría hemos venido a trabajar honestamente”
Johan Escalante es actor y hoy, luego de más de cuatro años de dejar Caracas y llegar a Lima, con unos meses previos en Ecuador, puede decir que consiguió sus primeros objetivos: vive dando clases de actuación y trabajo en lo suyo no le falta. “Puedo decir que ya vivo de esto“, cuenta a Infobae.


No obstante, el camino fue duro. Vendió comida en la calle, cantó en los buses, pintó casas, lavó autos y seguía oficios por los que recibía pagos muy inferiores al salario mínimo vital (“menos de diez dólares por diez, doce o más horas de trabajo“). A los días de pisar suelo peruano fue víctima de ladrones que solo le dejaron su pasaporte y algunos soles.
Su suerte comenzó a cambiar cuando postuló a un taller de teatro al que fue aceptado, pero del que estuvo apunto de desertar: el costo le era impagable. El director del taller, tras conocer su caso, lo becó y ese fue el inicio de su vuelta a las tablas.
Se calcula que hay 330 mil venezolanos en Perú / Foto: Infobae



Johan está agradecido con las oportunidades que Perú le ha dado, pero reconoce que hay peruanos que rechazan a la nueva comunidad venezolana y que, si bien son una minoría, han ido aumentando en los últimos meses. Lo atribuye a dos factores.
Sí, es cierto que entre gente muy trabajadora ha venido gente con vicios que nos deja mal a la gran mayoría que ha venido a trabajar honestamente“, dice por un lado. “Y también le diría a los peruanos que nos critican que tengan un poco de memoria y recuerden que esto es cíclico, en los ochentas y noventas muchos se vieron obligados a salir de su país“, agrega.
País racista ante lo no blanco
Perú no está acostumbrado a recibir inmigrantes. Las olas migratorias previas a la de venezolanos se dieron a lo largo del siglo XIX, con el arribo de unos 100.000 chinos y a inicios del siglo XX, cuando arribaron unas 25.000 familias japonesas. Cuenta el historiador Juan Luis Orrego que en su momento hubo rechazo de los locales.
Por ejemplo, durante la Guerra del Pacífico, en el siglo XIX, algunos sectores culparon a los chinos por la defensa de Lima“, cuenta Orrego. “Igual ocurrió en el siglo XX, en la década del 30, cuando grupos organizaron manifestaciones contra los japoneses y sus negocios, bajo el argumento falaz de que los hijos del Japón le quitaban trabajo a los peruanos“, agrega a Infobae el académico, quien atribuye los logros de la comunidad japonesa “al mérito individual o familiar“.
Orrego pisa cayos al esbozar una explicación de cierto rechazo a los extranjeros y marca una diferencia. “El peruano culturalmente ha sido receptivo positivamente al europeo o al hombre blanco, que también puede ser norteamericano. En cambio, en los otros casos de migración, siempre ha habido problemas. Hay un prejuicio respecto al que no es germánico, anglosajón. ¿Por qué? Porque lamentablemente somos un país donde todavía funciona el racismo, la discriminación“.
El 89% de limeños considera que el Perú es una nación racista, de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Diversidad Cultural y Discriminación Étnico–Racial, realizada en 2017. A nivel de país, el 53% de peruanos considera que sus connacionales son racistas o muy racistas. Sin embargo, solo el 8% se reconoce como tal.
“No sabría cómo vivir en la Venezuela de hoy”
Miguelina Falotico es arquitecta y jamás pensó que iba a tener que empezar de cero, en un país que no es el suyo y dedicada a la cocina. Cuenta con un restaurante de comida venezolana que busca abrirse paso entre cebiches, lomos saltados, chaufas y demás platos de la cocina peruana.
Ella siente que se vio obligada a irse de Venezuela. “Como que unos delincuentes entren a tu casa y te sacaran a la calle sin nada más que lo que llevas puesto y sin la opción de regresar“, explica. “Te empujan a irte, te botan de lo tuyo“, cuenta.
Miguelina Falotico, en su restaurante / Foto: Infobae

Agradece la seguridad de caminar sin miedo por la noche y poder conseguir productos básicos, pero también añora a sus amigos de toda la vida y familia. Y ha experimentado comentarios negativos que siempre minimiza, pues asegura que su experiencia en el Perú ha sido buena. “He tenido que demostrar que soy una persona de bien, al principio como un proceso normal“.
Todo eso se compensa cuando recuerda de lo que huyó: las colas en las farmacias, las personas que se desmayaban por pasar horas y días bajo el sol en busca de medicinas. “Esta vida no es para mí, no quiero esto para mi hija, no es justo“, comenta que pensaba. Tras ello, optó por venir con su hija y llegó a Lima el 24 de diciembre de 2016. ¿Y volvería a Venezuela? “No, no sabríamos cómo vivir en esa realidad, te matan si vas en carro, por tener carro, te matan si vas a pie, porque no tienes carro“, comenta.
Sumas y restas
¿Beneficia o perjudica la ola migratoria venezolana al Perú? Hugo Ñopo, doctor en Economía e investigador principal de Grade, sostiene que una mirada equilibrada otorga un panorama positivo. “Los venezolanos llegan con talento y habilidades, al insertarse en el mercado laboral mejorarán la productividad y eso le hace bien al país“, asegura.
Asimismo, Ñopo recuerda que Perú sigue siendo un país de recursos medios o bajos. “No somos un país maravilloso, no somos Suecia“, sostiene. “Pero las condiciones económicas y laborales han mejorado bastante, por eso, es que los migrantes venezolanos están llegando“, explica.
De otro lado, las autoridades llaman a despojarse del prejuicio de que la llegada de venezolanos perjudica al país. “Esta migración podría proveer mano de obra adicional en algunos sectores donde hace falta y, en otros casos estos, podrían optar por realizar actividades de autoempleo“, sostiene la directora de Migración Laboral del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTP), Diana Ángeles Santander.
En lo que coinciden Johan Escalante Miguelina Falotico, y los expertos consultados, es que tanto los venezolanos como los peruanos pueden aprender de esta convivencia.
Infobae

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