WASHINGTON
La Casa Blanca está estudiando
una vez más sanciones que pudieran afectar la producción de petróleo en
Venezuela, en momentos que el gobierno del presidente Trump sopesa su
próxima medida “dura y rápida” contra el presidente Nicolás Maduro,
dijeron a McClatchy dos altos funcionarios del gobierno estadounidense.
Aunque un embargo total sobre la compra de crudo venezolano —la llamada “opción nuclear”—se está discutiendo activamente, el gobierno se centra en sanciones más quirúrgicas que bloquean la venta a Venezuela de crudo y productos derivados del petróleo por parte de empresas norteamericanas, y entorpecer el sector petrolero de carcas sin afectar directamente al pueblo venezolano.
“Es muy real”, dijo a McClatchy un alto funcionario del gobierno. “Es un asunto determinar cuándo la próxima ronda de sanciones va a ejercer la presión máxima”.
Específicamente, el gobierno estudia prohibir que firmas estadounidenses vendan unos 3.5 millones de barriles de crudo y derivados a Venezuela, como la nafta disolvente, que se usa para diluir el crudo pesado para que pueda avanzar por más de 60 millas de tuberías desde la Faja Petrolífera del Orinoco hasta la costa, donde se procesa o se exporta.
Aunque un embargo total sobre la compra de crudo venezolano —la llamada “opción nuclear”—se está discutiendo activamente, el gobierno se centra en sanciones más quirúrgicas que bloquean la venta a Venezuela de crudo y productos derivados del petróleo por parte de empresas norteamericanas, y entorpecer el sector petrolero de carcas sin afectar directamente al pueblo venezolano.
“Es muy real”, dijo a McClatchy un alto funcionario del gobierno. “Es un asunto determinar cuándo la próxima ronda de sanciones va a ejercer la presión máxima”.
Específicamente, el gobierno estudia prohibir que firmas estadounidenses vendan unos 3.5 millones de barriles de crudo y derivados a Venezuela, como la nafta disolvente, que se usa para diluir el crudo pesado para que pueda avanzar por más de 60 millas de tuberías desde la Faja Petrolífera del Orinoco hasta la costa, donde se procesa o se exporta.
Un embargo petrolero completo probablemente quitaría al desesperado gobierno de Maduro el dinero que necesita en momentos de una profunda crisis económica, que ha disparado la hiperinflación, que se espera que llegue a 1 millón por ciento para finales de este año. Pero el gobierno de Trump se ha mostrado renuente a tomar medidas drásticas debido al impacto que pudieran tener sobre el pueblo venezolano, además del potencial de dañar la industria petrolera estadounidense y a los consumidores de este país, que ya han tenido que hacer frente a un aumento en el precio de la gasolina.
Pero los altos funcionarios del gobierno dijeron que están trabajando en un nuevo paquete de sanciones que se implementaría en los próximos tres meses. Analistas del sector petrolero dijeron que han participado en los últimas semanas en discusiones en la Casa Blanca y el Departamento de Estado sobre las consecuencias potenciales de tanto un embargo petrolero total o las ventas de crudo y sus derivados a Venezuela.
“Yo dije que la segunda opción es mejor”, dijo Russ Dallen, socio gerente del banco de inversión estadounidense Caracas Capital Markets, que le sigue la pista a los envíos de crudo venezolano, quien asesoró a funcionarios estadounidenses sobre el tema. “Les dije: ‘Miren, ellos se están matando a sí mismos de todas maneras. Si nos involucramos ahora van a tratar de culparnos. Ya lo están haciendo, pero cuando tu enemigo se hace daño a sí mismo, uno no lo detiene”.
Un tercio del crudo venezolano se procesa en refinerías estadounidenses. Un embargo al petróleo venezolano, el cuarto mayor suministrador de Estados Unidos, pudiera forzar a una baja en la producción en las refinerías de la costa del Golfo de México y un alza temporal en el precio de la gasolina.
Grandes
refinerías estadounidenses, como Valero Energy Corp. y Marathon
Petroleum Corp., ya no están procesando crudo pesado para aliviar el
impacto potencial de sanciones sobre sus negocios y los consumidores.
Bloquear la
venta a Venezuela de productos como la nafta afectaría menos al sector
petrolero venezolano, pero todavía pudiera afectar a los refinadores,
que dependen cada vez más de la venta de productos refinados a América
Latina, dijo Michael Leger, jefe ejecutivo de la firma asesora Turner,
Mason & Co.
“Si se reduce
ese mercado, eso significa que alguien tiene que reducir la producción y
eso pudiera afectar la rentabilidad de los refinadores estadounidenses,
y en definitiva lo que tienen que pagar los consumidores en Estados
Unidos”, dijo Leger, quien señaló que ello también pudiera hacer
aumentar el precio de la gasolina.
A corto plazo, bloquear las
ventas de crudo estadounidense a Venezuela pudiera afectar severamente
la capacidad de producción venezolana. A largo plazo, Venezuela podría
seguir produciendo crudo comprando los productos que necesita en otra
parte, como Rusia o China, pero Dallen dijo que eso costaría más al
monopolio estatal venezolano PDVSA. Venezuela también pudiera burlar las
sanciones, por ejemplo, comprando productos estadounidenses a un tercer
país.Venezuela tiene las mayores reservas de crudo del mundo y PDVSA es el principal generador de divisas del país: el 60 por ciento de los ingresos de Venezuela vienen del petróleo. Pero la elevadísima inflación, la escasez de alimentos y medicinas, y las fuertes protestas contra el gobierno, han abrumado el país y millones han huido.
PDVSA ha estado plagada por la mala administración y la corrupción, que han llevado a niveles de producción históricamente bajos. Hasta julio, la producción petrolera venezolana era de 1.3 millones de barriles diarios, según la OPEP.
Los vaivenes en el mercado mundial, y su impacto potencial sobre el consumidor estadounidense, es lo suficientemente serio para que el gobierno federal haya comenzado a echar mano a las reservas estadounidenses, que ahora son de 700 millones de barriles, para ayudar a aliviar las posibles consecuencias.
El lunes, del Departamento de Energía, anunció que vendería 11 millones de barriles de crudo pesado, similar al que produce Venezuela.
Venezuela todavía podría contar con $28,000 millones en ingresos del petróleo si recibe el valor total, de aproximadamente $60 el barril, por sus 1.3 millones de barriles diarios. El análisis de Dallen muestra que Venezuela está ganando solamente unos $11,000 millones al año porque la mitad del crudo que produce se entrega con pérdidas o como pago de préstamos de China y Rusia, varios cientos de miles de barriles más se envían a Cuba sin costo y otra parte se dona a programas de gasolina barata. Las refinerías estadounidenses están entre los pocos clientes que pagan en efectivo a Venezuela por su petróleo.
“Estados Unidos es prácticamente el país que mantiene las luces encendidas en Venezuela”, dijo Dallen.
Trump ha tomado medidas periódicamente de una “hoja de ruta intensificada” que han esbozado asistentes y que presenta las sanciones económicas e individuales disponibles para presionar a Maduro a restaurar las instituciones democráticas en el país.
Otro alto funcionario del gobierno dijo a McClatchy que las sanciones petroleras son unas de las pocas opciones que cumplen el parámetro de acciones “duras y rápidas” definido por Trump cuando Maduro tomó el año pasado medidas significativas para consolidar su poder. El gobierno de Estados Unidos ya ha sancionado a 70 funcionarios venezolanos, entre ellos Maduro, y restringió las inversiones estadounidenses y transacciones financieras, incluidas las que usan la nueva moneda digital venezolana, el llamado petro.
El mes pasado, Maduro fue identificado como sospechoso en una investigación estadounidense sobre la malversación de más de $1,000 millones provenientes de PDVSA.
En un viaje reciente de una semana por Sudamérica, el secretario estadounidense de Defensa, Jim Mattis, dijo que Maduro no tiene a quién culpar de la situación sino a él mismo.
“Esto no es algo de fuerza mayor”, dijo Mattis. “No es algo que sencillamente sucedió, como un desastre natural. De hecho, ellos [Venezuela] tienen enormes reservas de crudo. Tienen enormes oportunidades para su pueblo”, dijo Mattis a los reporteros. “Y nosotros aborrecemos el régimen de Maduro”.
A algunos funcionarios del gobierno estadounidense les preocupa que los problemas en Venezuela se estén convirtiendo en lo normal. Personas dentro de Venezuela que quieren cambios, ya sea en la oposición, las fuerzas armadas o el sector privado, tienen que tomar medidas más enérgicas, dijo otro funcionario estadounidense.
“Hace fala que la gente se oponga [al gobierno]”, dijo el funcionario. “Una fuerza externa no va a crear cambio”, agregó.
Aunque Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Suiza y Panamá han impuesto sanciones, Washington todavía quiere que otros países en la región impongan sus sanciones, revoquen visas o tomen otras medidas para aislar a Venezuela.
“En algún momento, la región tiene que retirarse de su postura de que no va a interferir en los asuntos políticos de otros países”, dijo el alto funcionario estadounidense. “Van a tener que desarrollar un papel activo”
La redactora Carol Rosenberg contribuyó a este reportaje.
Franco Ordoñez: 202-383-6155, @francoordonez
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