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lunes, 8 de octubre de 2018

Fracasa circulación del petro


La causa subyacente de la circulación de cualesquiera y de todos los tipos de medios de intercambio es confianza en su aceptabilidad. Las bases de esta confianza son cuatro: a. Creencia en la estabilidad económica, política y social o persistencia del hábito social; b. La autoridad legal de un gobierno en particular; c. El crédito y credibilidad del emisor, ya un organismo público, una persona privada o corporación; y d. Acuerdo directo entre los individuos. Cada una de estas fuerzas promueve la circulación de un tipo diferente de dinero.


 La persistencia del hábito social es la causa primaria de la circulación de dinero mercancía, esto es, un dinero mercancía, como el oro, es mucho más aceptable que ningún otro puesto que tiene valor independientemente del que surge por su uso como dinero; pero, este valor solo está presente siempre y cuando la demanda del artículo continúe. Aceptarlo como pago es por tanto mostrar que uno cree en el deseo general permanente de poseer esta mercancía particular; que los miembros de la sociedad continuarán en el futuro como ya actuaron en el pasado, es decir, que el hábito social es perseverante, invariable.
La segunda base de la confianza que puede conducir a alguien a aceptar una cierta cosa en pago de deudas, de acreencias con respecto a terceros, o de ventas realizadas por él es la estabilidad de un gobierno en particular que emite esa cosa como dinero. Mucha gente piensa que crear una demanda para este tipo de dinero, mediante su recepción para el pago de impuestos, haciéndolo un medio legal, podría conducir a su aceptación, aunque no tenga utilidad directa ni valor específico. Se cree que la ley puede coercer su aprobación.
Es más, un artículo podría ser tolerado en pago de deudas o ventas por la confianza en la integridad y estabilidad de un individuo o empresa. El receptor cree que el emisor recomprará, adquirirá de nuevo, volverá a tomar posesión de una cosa enajenada, reembolsando su valor al que la posee, rescata; en otras palabras, garantiza que será aceptada por sí mismo, o por cualquier otro, en cambio por artículos de utilidad directa. La causa aquí de la circulación es el crédito comercial. Ejemplos de tales medios son los cheques y billetes.
En cuarto lugar, la confianza que lleva a alguien a aceptar un artículo dado en pago es un acuerdo directo de aceptarlo entre individuos de un cierto grupo social o industrial. Difícilmente se encuentra un ejemplo histórico de tal acuerdo. Algunos teóricos de Teoría Monetaria han escrito acerca del origen del dinero de una manera que entraña la existencia de tal convención, pero no hay evidencias. La aproximación más cercana es, tal vez, el uso de cheque en casinos para cancelar deudas surgidas en el juego. Hay otro caso, se trata de la acción de las naciones miembros de la antigua Unión Latina. La causa de la circulación serían los convenios internacionales que pasan a ser leyes en los respectivos países.
Como puede inferirse, y deducirse, de lo ya reseñado, el petro, moneda improvisada por el desgobierno de quien funge como presidente de la República, fracasará en circular, puesto que no cumple a cabalidad con algunas de las bases que generan confianza en un medio de cambio, por ejemplo, no hay confianza en el emisor, que en última instancia es Maduro, pues su presidencia surgió de un fraude, no reunió una mayoría de votos, no llegó ni a 20% al analizar los verdaderos datos electorales; más de 80% de los venezolanos desea que renuncie, otros buscan una invasión extranjera o un golpe cívico-militar, o ambos, para poner fin a tanta insensatez política y a la invasión cubana; muchos consideran que no es digno de la majestad de la presidencia, que no tiene “talla” presidencial, ni la formación ni experiencia indispensables para pensar y tomar decisiones. Es más, existe la convicción de que las instituciones políticas del Estado no funcionan porque están mal integradas con personal sin la formación idónea, o con profesionalismo y trayectoria cuestionables para ejercer las funciones respectivas, como el TSJ y el BCV;  priva inmoralidad.
No hay confianza en el emisor, creador de la improvisada moneda,  debido a la gran inseguridad jurídica: se ha violado consuetudinariamente el mamotreto, casi un reglamento, constitucional vigente; sus artículos son letra muerta por antojos, caprichos gubernamentales para justificar acciones destructoras del tejido político-social y económico, cuyas acciones luego son refrendadas por el presumible tribunal supremo de origen también ilegítimo; es tal el abuso, lo ilegal, que con las recientes y presuntas medidas económicas se eliminó la progresividad en el desempeño del personal al servicio del Estado, los escalafones, producto de luchas sindicales para humanizar la prestación de servicios; se eliminaron, se ilegalizaron cláusulas de contratos colectivos vigentes, que es una arbitrariedad, lanzando a la miseria y desconociendo, desvalorando la trayectoria profesional, el ejercicio eficiente de obreros y empleados, que desestimula, lo cual es inconcebible en el mundo civilizado, desarrollado y democrático. Es un retroceso inaceptable social y políticamente. Por eso las protestas generalizadas. No hay cultura respetuosa del derecho positivo. Ahora se complica el marco legal con la inquietud provocada  por el proyecto de pretendida nueva constitución, que será fuente de polémica nacional y  posiciones encontradas, de todo lo cual brota desconfianza.
Lo que coetáneamente barre la confianza del panorama nacional es el revés, desmoronamiento, de las “medidas” económicas, que en lugar de ser fuente de progreso y prosperidad se han convertido en lo contrario: más pobreza, 80% de la población, no disminuye la hiperinflación, sigue la escasez de alimentos y medicinas, la muerte masiva de niños y adultos en centros hospitalarios, cierre de empresas y comercios ahora y los que piensan cerrar de aquí a diciembre, centros comerciales desolados, más desempleo, por ello, continúa la migración de venezolanos buscando mejor nivel de vida y un futuro alentador que el presente, aquí, no permite visualizar.
Y se desploman más las bases de la confianza al anunciar que solo se podrá comprar dólares con petros, no con bolívares y, además, que el respaldo del petro serán barriles de petróleo inexplotado; entonces, ¿cómo va el emisor a redimir, rescatar, los petros a cualquiera que desee hacerlo? Con gotas, frasquitos de petróleo pesado, títulos inaceptables, que se desvalorizan al emitirlos, carentes de circulación en el mercado de capitales, y si lo hacen es a un precio irrisorio. ¿Cómo se redime el petro? Lo incierto destruye su aceptación. Es notoria, pues, la intranquilidad, inestabilidad política, económica y social. El petro tendrá poca vida monetaria. Nihil ex nihilo, de nada no sale nada. No sin sobra de razón hemos de constatar que Venezuela pasa por una fatídica malaventura, ya que cada accionar de la dictadura preludia y afinca un desalentado y rápido declive de la fortaleza nacional, que todos sufrimos.

psconderegardiz@gemail.com

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