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viernes, 30 de noviembre de 2018

Hospitales de Venezuela en ruinas: Camas rotas, cortes de agua y escasez de comida (fotos)

Una habitación en ruinas se ve en el hospital José Gregorio Hernández en el barrio de Catia en Caracas, Venezuela  REUTERS / Marco Bello
 La censura oficial no puede ocultar el derrumbe venezolano, por mucho que se empeñe. En su última evaluación para la Encuesta Nacional de Hospitales, la ONG Médicos de la Salud ha confirmado algo que sus ciudadanos sufren todos los días: el estado calamitoso de los centros médicos administrados por la revolución. La primera cifra que aporta es contundente: el 33% de las camas están inservibles y el 43% de los hospitales no tienen capacidad para hacer estudios de laboratorio de ningún tipo, publica El Mundo.



Por DANIEL LOZANO / Cúcuta
El resultado más preocupante, según la organización nacida en 2014 para airear la pésima salud del sistema sanitario venezolano, atañe a tomógrafos y resonadores: sólo un hospital en todo el país presta este servicio, ya que el 95% de los equipos de TAC y resonancia magnética no funcionan. Los carteles escritos a mano con bolígrafo, avisando de la ausencia de estos servicios en puertas y accesos de los centros médicos, son todo un clásico en la Venezuela de hoy.
“De cada 10 pacientes, nueve no tienen derecho a recibir un trato médico digno a la hora de una evaluación médica”, criticó el doctor Danny Golidano, coordinador de la ONG. El estado crítico de las instalaciones y de sus servicios ha provocado centenares de protestas del personal de enfermería (51%) y de médicos (49%).
Parecidas circunstancias a las que sufren los enfermos que acuden a las urgencias de los 40 principales hospitales públicos, que no cuentan con los medicamentos necesarios para atenderles. El promedio nacional de desabastecimiento es del 51% y quienes más lo sufren son los enfermos de hipertensión. El hospital Pedro Emilio Carrillo de Trujillo, en el interior del país, es el que peores condiciones presenta, alcanzado el 90% de desabastecimiento en los insumos de emergencia.
Suma y sigue: el 67,57% de los hospitales también han sufrido fallos eléctricos en el período de tiempo monitoreado (una semana) para este estudio y el 34,43% denunció fallos en desfibriladores, monitores y incubadoras tras estos incidentes.
El agua y la comida también fallan, como en tantos barrios del país. Hasta el 70% de los centros presenta cortes en el servicio y de ellos un 8% de los centros “reportaron no haber tenido agua ningún día de la semana, ni por la vía de servicio público ni por cisternas”, precisa la encuesta. Además el 10% de los hospitales no ofrece ninguna comida al día y el 48%, menos de las tres comidas tradicionales. Poca cantidad y menos calidad: el 97% de los centros reconoce que no cumplen con los “requerimientos nutricionales” que necesitan sus pacientes.
Una escasez de la que no salva nadie, ni siquiera los niños: el 63% de los centros pediátricos no disponen de fórmulas lácteas ningún día a la semana.
En la radiografía de los hospitales tampoco podía faltar la violencia: el 62% registró “eventos violentos”, casi siempre agresiones de familiares de los pacientes contra los médicos.
“Un médico gana menos de un dólar al día, el peor sueldo médico en el mundo”, sentenció Julio Castro, uno de los infectólogos más prestigiosos del continente.
Pacientes, médicos y profesionales son las víctimas directas, la mayoría dentro del país pero ya con muchos trabajadores unidos a la gran diáspora. Como Diana, que hoy cocina perritos calientes en las calles de Corferias, un barrio de Bogotá. “Yo era técnica de radiología en el hospital principal de Valencia (capital del estado de Carabobo). Y aquí me tiene ahora. Me tuve que ir para mantener a mi familia a distancia porque allá ya no funcionaban los aparatos”, recuerda para EL MUNDO mientras atiende a sus clientes. Esta venezolana trabaja para el dueño del carrito de los perritos, de nacionalidad colombiana, quien mantiene a cinco grupos distintos de trabajadores, todos ellos venezolanos.
Los colegios profesionales de médicos calculan que al menos 20.000 profesionales de la salud han abandonado Venezuela en los últimos años.

Se ve un colchón en el hospital José Gregorio Hernández en el barrio de Catia en Caracas, Venezuela,   REUTERS / Marco Bello
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Una mujer recibe tratamiento médico en el hospital José Gregorio Hernández en el barrio de Catia en Caracas, Venezuela  REUTERS / Marco Bello
Una ventana rota se ve en el hospital José Gregorio Hernández en el barrio de Catia en Caracas, Venezuela . REUTERS / Marco Bello
La gente espera en un pasillo del hospital José Gregorio Hernández en el barrio de Catia en Caracas, Venezuela  REUTERS / Marco Bello

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