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viernes, 14 de febrero de 2020

La xenofobia envenena la frontera de Brasil con Venezuela


Un venezolano descansa este miércoles en la frontera entre Venezuela y Brasil, en Pacaraima (Brasil). Brasil abrió parcialmente su frontera con Venezuela tras más de cuatro días de protestas contra la entrada de venezolanos. No obstante, decenas de brasileños mantuvieron este miércoles una manifestación en puntos de la autopista BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas y a unos 500 metros de la frontera. EFE/Joédson Alves

“Quiero salir rápido de aquí”, confiesa el venezolano Róber Solano. La situación siempre fue difícil en la frontera, pero la xenofobia ha comenzado a envenenar lentamente la ciudad brasileña de Pacaraima (norte), donde los inmigrantes son señalados como responsables de la creciente violencia en la región.


La historia de Solano parece una calcomanía que pasa de inmigrante en inmigrante, quienes al cruzar la frontera ven diluir rápidamente ese sueño de una mejor calidad de vida y esfumarse sus esperanzas al tener que afrontar el rechazo de la población local en Pacaraima, la puerta de entrada a Brasil.
“Queremos salir de Pacaraima porque la situación aquí es difícil. Tenemos mucho peligro en la calle. No quiero quedarme aquí porque pasa que la Policía puede agredirnos. Yo quiero salir rápido de aquí”, relató a Efe Solano, un joven de 25 años que a pesar del desespero en la frontera quiere adentrarse en territorio brasileño.
Como muchos de sus compatriotas que huyen del hambre, la falta de trabajo y la escasez de alimentos, Solano pretende continuar su cruzada y desplazarse hasta Boa Vista, capital del estado de Roraima y desde donde son trasladados muchos venezolanos para otros centros urbanos de Brasil, como Sao Paulo, Río de Janeiro o Recife.
El miedo a sufrir ataques en Pacaraima es latente y persistente, admite Solano, quien a pesar de reconocer que los inmigrantes venezolanos pueden tener también dificultades en Boa Vista, la capital regional “es más tranquila” y ofrece mejores posibilidades que la frontera, sin tener que pasar por “insultos”.
VIOLENCIA
El vicepresidente de Brasil, el general de la reserva Hamilton Mourao, visitó el jueves Pacaraima para apaciguar la tensión en la región fronteriza después de varios días de protestas por el aumento de la violencia en la región tras la violación de una niña cuando iba camino de la escuela, supuestamente por un ciudadano venezolano.
El suceso generó protestas en la localidad contra los inmigrantes, pero la situación recuperó la normalidad a mediados de la semana, en medio de una tensa calma y con soldados, policías militarizados y agentes federales fuertemente armados patrullando las calles del empobrecido municipio fronterizo.
“Tenemos mucha (xenofobia). Prejuicio. Si una persona es mala, todos pagan. Hay gente buena y gente mala en todo el mundo. En Venezuela tenemos y en Brasil también. Lo que pasa es que Brasil no tiene ahora una situación como la de Venezuela”, lamentó Solano.
Solo en Pacaraima, el flujo diario de entrada de ciudadanos del país vecino en el mes de enero fue de 432 entradas y 122 salidas al día, según un informe divulgado esta semana por la Operación Acogida, que coordina la “interiorización” de los venezolanos.
Para Fabio Macedo, de 34 años y que desde niño reside en Pacaraima, no todos los venezolanos llegan a Brasil para “hurtar y robar”, pero el aumento de casos de violencia, como lesiones personales y acuchillamientos, coincidió con la disparada del flujo migratorio.
“Uno no puede dejar la puerta abierta ni caminar en la calle porque está siendo todo el tiempo amenazado. No somos contra la llegada de los venezolanos, sabemos que hay gente que lo necesita, y, si vienen pacíficamente, serán recibidos de puertas abiertas, pero si lo hacen con violencia, violencia tendrán”, advirtió.
RECLAMOS
Con un año y tres meses en Pacaraima, Francisco Inácio, de 44 años, criticó la presencia de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo de elite de la Policía desplazado a esa localidad y que, según él, “es un gasto de dinero, es dinero tirado a la basura”, porque el contingente “no hace nada a favor de la comunidad brasileña”.
Inácio dijo que los servicios de energía y de salud, que siempre han sido precarios en la región, dan prioridad a la comunidad venezolana, que cuenta con generadores de electricidad y motores para bombear el agua, mientras que “nosotros estamos a la merced de la suerte y tenemos que criar a los hijos con inseguridad”.
Para Manoel Silva Coelho, también habitante de Pacaraima, el aumento de demanda de los servicios para los venezolanos también puso en jaque a la educación, con escuelas que no consiguen albergar a los menores de los dos países.
“No es prejuicio, pero hay que ordenar primero la casa, tenemos que dar atención al pueblo brasileño y ahí sí, después, atender a los venezolanos que vienen a buscar trabajo”, puntualizó.
EFE

Soldados de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de Venezuela (d) y soldados del ejército brasileño (fuera de cuadro) cruzan las fronteras este jueves en la ciudad de Pacaraima, entre Venezuela y Brasil. Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Un venezolano vende dinero venezolano por dinero brasileño este jueves en la frontera entre Venezuela y Pacaraima (Brasil). Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Venezolanos hacen fila para ser identificados en la Operación Acolhida, este jueves en la frontera con Venezuela, en la ciudad de Pacaraima (Brasil). Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Venezolanos acampan este jueves a aproximadamente 500 metros de la frontera venezolana, en Pacaraima (Brasil). Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Soldados del ejército brasileño inspeccionan autos este jueves en la frontera entre Venezuela y Pacaraima (Brasil). Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Soldados del ejército brasileño inspeccionan autos este jueves en la ciudad de Pacaraima, en la frontera entre Venezuela y Brasil. Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Soldados del ejército brasileño inspeccionan autos este jueves en la frontera entre Venezuela y Pacaraima (Brasil). Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Un camión pasa este miércoles por un punto de la autopista BR-174, cercano a la frontera con Venezuela, en Pacaraima (Brasil). Brasil abrió parcialmente su frontera con Venezuela tras más de cuatro días de protestas contra la entrada de venezolanos. No obstante, decenas de brasileños mantuvieron este miércoles una manifestación en puntos de la autopista BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas y a unos 500 metros de la frontera. EFE/Joédson Alves

Venezolanos pasan por soldados del ejército brasileño con suministros este jueves en la ciudad de Pacaraima, en la frontera entre Venezuela y Brasil. Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Fotografía que muestra a Róber Solano (i), venezolano que afirma: “Quiero salir rápido de aquí”. La situación siempre fue difícil en la frontera, pero la xenofobia ha comenzado a envenenar lentamente la ciudad brasileña Pacaraima (norte), donde los migrantes son señalados como responsables de la creciente violencia en la región. EFE/Joédson Alves

Soldados del ejército brasileño inspeccionan este miércoles autos en la frontera con Venezuela, en Pacaraima (Brasil). Brasil abrió parcialmente su frontera con Venezuela tras más de cuatro días de protestas contra la entrada de venezolanos. No obstante, decenas de brasileños mantuvieron este miércoles una manifestación en puntos de la autopista BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas y a unos 500 metros de la frontera. EFE/Joédson Alves

Venezolanos hacen fila para ser identificados en la Operación Acolhida, este jueves en la frontera con Venezuela, en la ciudad de Pacaraima (Brasil). Durante los últimos días, brasileños protestaron en los puntos de la BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas a unos 500 metros de la frontera entre los dos países, contra la permanencia de venezolanos en el territorio de brasileño. EFE/Joédson Alves

Vista este miércoles de la entrada principal a la sede de la Operación Alcolhida, la primera misión humanitaria del ejército brasileño en territorio nacional, a pocos metros de la frontera con Venezuela, en Pacaraima (Brasil). Brasil abrió parcialmente su frontera con Venezuela tras más de cuatro días de protestas contra la entrada de venezolanos. No obstante, decenas de brasileños mantuvieron este miércoles una manifestación en puntos de la autopista BR-174, en la entrada de la ciudad de Pacaraima, con el apoyo de los pueblos indígenas y a unos 500 metros de la frontera. EFE/Joédson Alves

Con un año y tres meses en Pacaraima (Brasil), Francisco Inácio de 44 años, criticó la presencia de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo élite de la Policía desplazado a esa localidad y que según él “es un gasto de dinero, es dinero tirado a la basura”, porque el contingente “no hacen nada a favor de la comunidad brasileña”. Inácio dijo que los servicios de energía y de salud, que siempre han sido precarios en la región, dan prioridad a la comunidad venezolana, que cuenta con generadores de electricidad y motores para bombear el agua, mientras que “nosotros estamos a la merced de la suerte y criar a los hijos con inseguridad”. EFE/Joédson Alves

Soldados del ejército brasileño inspeccionan este miércoles autos en l

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