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viernes, 31 de julio de 2020

Echando a otros la culpa, Maduro busca cohesión interna y provecho internacional


Covid-19 exponencia los casos y la crisis

Los analistas políticos Carlos Romero y Daniel Varnagy resaltan que al acusar a los “trocheros o a los presidentes de los países vecinos por el crecimiento exponencial en las cifras de contagios del coronavirus, Nicolás Maduro tiene como objetivo mantener intacta las filas de seguidores que le quedan y fortalecer su posición de que todo lo que ocurre en el país es culpa de las sanciones



Los casos de contagios de covid-19 siguen multiplicándose en Venezuela, un incremento que se ve favorecido por la situación de necesidad de gran parte de la población que requiere salir de sus casas diariamente a buscar su sustento, y que amenaza con colapsar un sistema de salud que ya antes de la pandemia se encontraba en condiciones precarias. En medio de esta situación, el mandatario Nicolás Maduro culpa a quienes ingresan al país por caminos irregulares (trochas), o a un plan conspirativo por parte de mandatarios vecinos de enviar personas contagiadas, pero no asume responsabilidad alguna por el crecimiento exponencial de las cifras de infectados por el nuevo coronavirus.

“Quiero que la familia venezolana me escuche bien, los “trocheros” han sido los principales transmisores del virus las últimas ocho semanas”, expresó el gobernante a principios del mes de julio, cuando los gráficos comenzaban a mostrar cada día un pico más alto en el número de contagios.

«Nosotros tenemos el ataque del virus colombiano que manda Iván Duque con los ‘trocheros’», agregó días después al abordar de nuevo el tema, cuando aseguró que ningún país estaba sufriendo una “invasión” del virus como la que estaría propiciando el presidente de Colombia hacia Venezuela.

No se ha observado en el gobernante un mea culpa por haber flexibilizado la cuarentena cuando los casos comenzaban a multiplicarse, o por no haber dispuesto operativos que permitieran abastecer de provisiones a la población en sus casas para evitar aglomeraciones en los grandes mercados populares; tampoco se ha visto reflexión alguna en cuanto a que quienes regresan al país, que además lo hacen enfermos, salieron de Venezuela huyendo de las difíciles condiciones de vida a la que se ha llevado a la nación en los últimos años.

Todo este discurso, enmarcado en un año en el que están pautadas unas elecciones parlamentarias y en un contexto donde el dignatario busca la compasión de la comunidad internacional para que le sean levantada las sanciones impuestas por buen número de países industrializados, estaría apuntando, según las respectivas visiones de los analistas políticos Carlos Romero y Daniel Varnagy, a granjearse el favor de la comunidad internacional y a mantener una cohesión en el chavismo.

Ocultar la culpa con un manto de rosas

La pandemia le ha servido al gobierno para ocultar las grandes deficiencias que tiene en materia de responsabilidad pública. Con la pandemia, los venezolanos nos hemos percatado de cómo el país está en una situación tan crítica desde el punto sanitario, económico, social, educativo, etc. Frente a esa situación el gobierno ha querido cubrir con un manto de rosas la situación verdadera que tenemos, que es terrible al punto que hay una nueva ola de emigración venezolana que se viene dando por la profundización de la crisis en materia inflacionaria, ya que en Venezuela no podemos hablar de hiperinflación sino de ultrainflación”, señaló Carlos Romero.

Indicó que es todo eso lo que ha llevado al gobierno, apelando a las estrategias cubanas, a echarle la culpa a un tercero, por lo que el gobernante insiste en sostener la tesis de que la propagación de la pandemia en Venezuela es inducida, producto de laboratorios en Colombia, Brasil, o EEUU.

“La verdad es que el elemento principal de la pandemia es su propagación de carácter mundial. En Venezuela, con el número de habitantes que tiene no presenta unas cifras aún que puedan ser consideradas alarmantes, pero el gobierno insiste (en su discurso) porque hay enormes deficiencias, tal como se observó desde marzo, como dice la Organización Mundial de la Salud, dadas la poca disponibilidad de instrumentos médicos y de hospitales, así como de unas condiciones positivas para enfrentar la enfermedad”, evaluó Romero.

Presiones sociales también tienen culpa

Daniel Varnagy coincide con Carlos Romero en considerar que el discurso de Nicolás Maduro es parte de una estrategia propia de los regímenes totalitarios de izquierda.

“Un sistema socialista, desde tiempos inmemoriales, ya que Lenin fue uno de los grandes voceros de esa estrategia y el otro fue Fidel Castro, tiene como base estratégica y pragmática echarle la culpa a los terceros de lo que sucede. No es una estrategia originaria del chavismo, es aprendido de otros sistemas comunistas de otras latitudes y otros tiempos”, aseveró.

En su opinión, lo que hace Nicolás Maduro es continuar una receta que le fue bien enseñada por el sistema fidelista, del que resalta que durante más de 60 años ha tenido éxito en mantenerse del poder echándole la culpa de los males del país a terceros. “Es una estrategia harto conocida pero exitosa”, apuntó.

Destacó que la situación de cuarentena generó una serie de presiones sociales y económicas por ser tan prolongada, por lo que comenzó a hacer aguas cuando estaba realmente ocurriendo la evolución natural de lo que es una pandemia. “Ese es el curso normal (el contagio masivo), entre comillas, de una patología de este tipo”, afirmó Varnagy.

Daniel Varnagy

Abundó diciendo que el aumento de casos agarró cansada, hastiada, e incluso desconfiada a la ciudadanía, esto último porque muchos no veían los casos. “Coincidieron un aumento en la curva con la flexibilización de esa cuarentena lo que junto con el ingreso de los compatriotas generó una situación explosiva”, detalló.

Chivo expiatorio

Carlos Romero estima que la estrategia de Nicolás Maduro no está logrando el objetivo porque en la medida que ha crecido el número de enfermos y fallecidos, se ve con mayor claridad la situación del sistema de salud venezolano. “¿Cuántos CDI (Centros de Diagnóstico Integral) están funcionando? El más emblemático de todos, el Salvador Allende, ubicado en Chuao, está cerrado. En ese contexto no van a decir que es una falta de eficiencia de ellos, sino que buscan un chivo expiatorio que es lo que hemos venido viendo estos días”, precisó.

Asegura Carlos Romero que la estrategia de echarle la culpa a otro apunta hacia las filas del chavismo. Argumentó que ya en el campo internacional quedan muy pocas personas que pueden en un momento dado creerse ese tipo de argumentos.

Está de acuerdo en que se busca la cohesión en las filas del madurismo, en “la estructura popular, ese 25% (de electores) que tienen todavía y todo el sistema institucional y gubernamental, y por supuesto para convencer a la ayuda internacional, que sea manejada y transmitida a través de los canales oficiales. Hay muchas reservas de otorgarle ayuda humanitaria a Venezuela en el contexto del gobierno”, explicó.

“Los trocheros no vienen de Marte sino de Colombia, Perú, Chile. En cuanto a las trochas, la única manera de evitar el paso de las personas sería erigir un muro de Berlín. Se trata de una frontera orgánica. No es la parte andina solamente; hay mucho movimiento en La Guajira, y también en el Alto Apure, adyacente a la región colombiana del Arauca. En el propio Amazonas dicen que hay mucho tránsito. Además, no todos los que vienen de Colombia son colombianos o venezolanos, son colombo-venezolanos, es algo tradicional, por la organicidad de la frontera. Ahora se están yendo nuevamente los venezolanos, hacia Guyana, Trinidad o Aruba y Curazao. El punto no es culpar a los trocheros, sino preguntarse por qué ocurre este fenómeno”, planteó Carlos Romero.

Simpatía internacional

En este punto, Daniel Varnagy difiere un tanto del análisis de Carlos Romero porque a su juicio el discurso está más orientado hacia la comunidad internacional que hacia lo interno del país.

“La gente dentro del país sabe que eso (que la mala situación de Venezuela se deba a otros) no es verdad, pero la simpatía global hacia la izquierda se hace eco de esa situación. Ciertamente, hay algunos presidentes en América Latina que están pendulando hacia la derecha, (Iván) Duque, (Jair) Bolsonaro, LaCalle, y la derecha es más proclive a aceptar sus responsabilidades que la izquierda; pero en este caso, la falla, a mi buen saber y entender es que, al echarle la culpa a terceros no asume la responsabilidad en cuanto al incumplimiento de las normas de bioseguridad que deberían llevarse a cabo de manera generalizada y aparte de la cuarentena, como se ha hecho en otros países”, resumió Daniel Varnagy.

Insistió en que la clave para disminuir el contagio no es la cuarentena en sí misma sino el cumplimiento de las normas de bioseguridad. “El recaer solamente en la cuarentena y en echarle la culpa a los terceros de la situación de la explosión de los contagios es no tener una conceptualización clara de lo que es una pandemia, que no son evitables, de hecho se llaman a sí porque son totales. El inicio fue suave en Venezuela porque es un país con poco tránsito internacional, pero el aumento más rápido en otros países hizo que muchos regresaran a Venezuela”, indicó.

Añadió que si el Estado, desde el principio de la era del chavismo, hubiera creado las condiciones para el desarrollo socioeconómico del país, probablemente no tendríamos una de las mayores migraciones desde finales de la II Guerra Mundial hasta la fecha.

Acuerdos y coordinaciones

Carlos Romero concluye diciendo que más que lavarse la cara y evitar un costo político, el discurso de Nicolás Maduro es utilizado para defenderse frente a una realidad que no tiene condiciones para manejar por combinación entre la pandemia y la situación general del país.

En tal sentido, abogó por un acercamiento del gobierno con sus pares de Colombia, Brasil y Guyana. “Debería buscar la manera de lograr un mínimo de concertación, dada la gravedad de lo que significa la pandemia en América Latina”, sostuvo.

Sensibilidad hacia el discurso

Daniel Varnagy, a su vez, también observa que la estrategia de Nicolás Maduro no tiene mayor aceptación. “Es un discurso que en la boca del expresidente (Hugo) Chávez tuvo fuerza porque la situación era completamente diferente. En primer lugar, no había ninguna pandemia. En segundo, la situación económica general, aunque siempre se fue deteriorando desde que Chávez asumió el poder, era incomparablemente mejor. Por eso tenía respaldo popular ese discurso de que la culpa es del tercero. A pesar de los errores que se estaban cometiendo había una parte de la población muy proclive al presidente Chávez y tomaba ese discurso como válido”, expresó.

Acotó que actualmente, el deterioro económico, que en su opinión era parte del modelo que se quiso implantar en Venezuela, se hizo evidente con Nicolás Maduro y ya la gente no apoya al sistema y dejó de creer que la culpa es del otro. “Ese discurso no genera cohesión entre los niveles altos y medios de la población, aunque siempre hay un grupo de acólitos que van a aceptar esas premisas sin un juicio propio”, considera.

En ese sentido, Daniel Varnagy estima que el mayor rédito que puede sacar Nicolás Maduro, es de parte de la comunidad internacional. “Incluso naciones que son más bien de centro son sensibles a ese discurso que yo lo considero falsamente humanista y que sin ahondar ni profundizar cuáles son las políticas que han llevado al infradesarrollo en Venezuela, tienden a aceptar que la culpa es del otro, del sancionador, llamémoslo Europa, el imperio británico, o el imperio estadounidense”, sostiene.

Advirtió finalmente que el chavismo gasta muchos recursos en hacer lobby político ante las instancias internacionales. “Lo hace en la ONU, ya no en la OEA. Y recordemos que sólo 60 países reconocen a Juan Guaidó, el resto es neutral o contrario a ese interinato, lamentablemente eso es debido a una inversión importante en el lobby internacional”.

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