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viernes, 13 de noviembre de 2020

Pinchazos a ciegas: ¿Qué significan los datos provisionales de la eficacia de las vacunas?

 


FOTO DE ARCHIVO: Pequeños fracos médicos con etiquetas en las que se puede leer “Vacuna COVID-19” en inglés junto a una jeringuilla en esta fotografía de ilustración tomada el 10 de abril de 2020. REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración

 

Esta semana ha habido una serie de noticias alentadoras sobre el desarrollo de vacunas contra la enfermedad COVID-19, empezando por Pfizer Inc. y BioNTech SE, que dieron unos datos provisionales que indican que su candidato, que utiliza la tecnología ARNm, tiene una eficacia de más del 90%. Un día después, un proyecto ruso pregonó una eficacia del 92% de eficacia para el candidato Sputnik V, llamado así por el satélite de la era soviética, basado en un conjunto de datos más pequeño.


¿CÓMO LLEGAN LOS FABRICANTES A LAS CIFRAS DE EFICACIA?

En el caso de Pfizer, la empresa esperó hasta que 94 voluntarios de su ensayo clínico de última etapa de más de 43.500 personas – la mitad recibió la vacuna, la otra mitad un placebo – dieran positivo después de desarrollar síntomas.

Para lograr una eficacia superior al 90%, fue necesario que no más de ocho personas de las que dieron positivo recibieran la vacuna, y el resto recibió el placebo.


“No se necesita un análisis estadístico muy elaborado para demostrar que esto es profundamente impresionante. Es simplemente impactante”.
“A grandes rasgos, probablemente se trate de entre ocho y 86 casos en los grupos con tratamiento y con placebo”, dijo a Reuters David Spiegelhalter, experto en riesgo y estadísticas de la universidad de Cambridge.

En Rusia, el Instituto Gamaleya, desarrollador del Sputnik V, alcanzó su cifra preliminar de 92% de eficacia, basada en 20 infecciones en 16.000 voluntarios de los ensayos, que están en su última etapa. Su objetivo es llegar a 40.000 personas.

De las 16.000 personas, cerca de una cuarta parte recibió el placebo.

“Estos datos sugieren que hay algún efecto, pero son insuficientes para estimar la magnitud del mismo”, dijo Spiegelhalter.

¿CUÁNTA GENTE DEBE ENFERMAR EN LOS GRANDES ENSAYOS DE VACUNAS?

Algunos expertos dicen que, idealmente, entre 150 y 160 personas en un ensayo de decenas de miles de participantes deben enfermar antes de hacer una evaluación fiable de la eficacia de una vacuna. Sin embargo, esa es una regla genérica, abierta a la interpretación.

“No existe una norma reglamentaria de este tipo que exija un número X de eventos para tomar una decisión fiable”, dijo la Organización Suiza de Ensayos Clínicos, una organización financiadas con fondos estatales. “La cantidad de (infecciones) tiene que verse en relación con la enfermedad y su perfil de riesgo. Se trata más bien de una evaluación caso por caso”.

Normalmente, los reguladores se esfuerzan por tener al menos un 95% de certeza de que la lectura del ensayo no es el resultado de variaciones aleatorias que no tienen nada que ver con el compuesto probado.

Para los patrocinadores del ensayo hay seguridad en los números, ya que un ensayo lo suficientemente grande puede asegurar que el obstáculo del 95% de fiabilidad está superado.

Pero cuanto mayor sea el beneficio clínico subyacente, menos participantes en el ensayo se necesitan para obtener esa claridad.

En el ensayo de Pfizer y BioNTech, se planificó un análisis final cuando 164 personas enfermaran, con múltiples análisis intermedios preplanificados a lo largo del camino. Se saltaron un análisis cuando ya había 32 pacientes, y una vez que estuvieron listos para analizar la marca de 62 personas, 94 habían enfermado.

Los detalles del ensayo ruso no están claros, ya que no se ha podido acceder a su protocolo.

¿CÓMO SE COMPARAN ESTOS RESULTADOS CON OTROS MEDICAMENTOS O VACUNAS PARA OTRAS ENFERMEDADES?

En los ensayos de medicamentos normales, para enfermedades como el cáncer terminal, los beneficios de los nuevos medicamentos pueden ser menos aparentes, y los beneficios de supervivencia de solo unos pocos meses a veces se consideran revolucionarios para pacientes que están a las puertas de la muerte.

En el caso de las vacunas, sin embargo, es insuficiente la protección marginal, y la Organización Mundial de la Salud quiere ver al menos un 70% de eficacia en los ensayos, mientras que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos pide al menos un 50%.

La eficacia del 90% comunicada en los ensayos de Pfizer y Rusia supera esos niveles, y parece exceder los de las típicas vacunas contra la gripe, que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) estiman que reducen el riesgo de enfermedad en un 40%-60%.

Para otras inoculaciones, los CDC estiman la eficacia de una vacuna de sarampión de dos dosis en un 97%, y una vacuna de varicela de dos dosis en un 90%. Dos dosis de la vacuna contra la polio tienen una eficacia del 90%, que se eleva a casi el 100% con una tercera.

¿PODEMOS ESPERAR QUE LAS TASAS DE EFICACIA SE MANTENGAN A MEDIDA QUE AVANCEN LOS ENSAYOS?

Pfizer reconoció el lunes que su porcentaje final de eficacia de la vacuna puede variar. No obstante, Spiegelhalter dijo que es probable que el diseño del estudio se mantenga en general, basándose en los 94 participantes enfermos.

“En este caso, el efecto es tan grande, que incluso si hay un poco de retroceso —si los efectos se vuelven ligeramente más pequeños con el tiempo— es muy poco probable que sea significativo”.

¿QUÉ HAY DE LA EFICACIA EN EL MUNDO REAL, DEBERÍAN APROBARSE LAS VACUNAS?

Los datos provisionales son prometedores, ya que parecen demostrar que una vacuna puede ser eficaz en la prevención de la COVID-19.

El salto a las vacunaciones masivas, sin embargo, presenta nuevos obstáculos, en particular para una vacuna de ARNm como la de Pfizer y BioNTech que debe ser almacenada y transportada a 70 grados centígrados bajo cero.

Además, la vacuna Pfizer-BioNTech requiere dos dosis, idealmente con 21 días de diferencia. Si la gente no cumple con el calendario, eso puede afectar la eficacia de la vacuna.

La protección contra las paperas, por ejemplo, baja de casi el 90% al 78%, si la gente no se pone una inyección de seguimiento.

El epidemiólogo suizo Marcel Tanner, presidente de las Academias de Artes y Ciencias de Suiza y uno de los principales asesores científicos de COVID-19 del Gobierno, espera posibles variaciones en la eficacia entre las personas mayores, cuyos sistemas inmunológicos se debilitan con el tiempo, o aquellos con trastornos inmunológicos.

“La eficacia responde a la pregunta de si funciona. La efectividad dice si se puede aplicar. ¿Puedes trasladar esa eficacia a la gente?”, explica Tanner. “Pero no hay duda: el 90% de eficacia, en esa etapa, es un resultado bastante bueno”. Reuters

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