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lunes, 9 de noviembre de 2020

Si necesita insumos médicos, búsquelos en el bar del Humboldt

 


Hotel Humboldt

Quien ofrece el bebedizo lo presenta como una “rehabilitación”, aunque no sea exactamente un nuevo tratamiento experimental contra el coronavirus traído de Cuba, sino el trago estrella de La Boîte, el bar del Hotel Humboldt, el emblemático hostal que corona el cerro Ávila. Una mezcla de selecto ron venezolano cosecha de 1796 mancillado con jugo de cranberries que se sirve desde una bolsa de solución endovenosa, de esas que no hay en los hospitales públicos de Venezuela, expoliados durante veinte años de gestiones chavistas.


Lo que pretendía ser una versión autóctona del Bloody Mary resultó un cóctel de mal gusto. Hay que carecer de escrúpulos para utilizar insumos médicos como decoración de un trago en un país que atraviesa una emergencia humanitaria compleja, ahora agravada por la pandemia de covid-19, contexto en el que la carestía de suministros en los centros de salud (un catéter, una sonda, equipos de bioseguridad…) ha provocado muertes que podrían haberse evitado.

En un video que se viralizó por las redes sociales, se observa a un mesero -o tal vez el mixólogo detrás del desagradable trago- presentárselo con entusiasmo a una clienta. Raudo acciona la válvula para que el líquido rojo fluya hacia el vaso, ya preparado con ron blanco y yerbabuena. “Es la experiencia Humboldt”, dice.

Al ver la imagen no podemos evitar pensar que es la parodia de una transfusión de sangre, o recordar la perpetua escasez de hemoderivados y reactivos de laboratorio. Para el personal de salud, debe ser un verdadero gancho al hígado ver cómo los insumos que faltan en sus hospitales son degradados de tan vil manera.

Si miramos el cóctel desde el punto de vista de los pacientes, que se ven en la necesidad de crear campañas en redes sociales para financiar su tratamiento a falta de un sistema público de salud eficiente, entonces el golpe es doble. Por lo menos ahora saben dónde están los insumos médicos que no hay en los centros públicos de salud y que tampoco consiguen por su cuenta. ¡Se piden a la carta en el bar del Hotel Humboldt!

Y desde luego, ni a pacientes ni a médicos les agradará saber que uno de esos tragos/transfusión cuestan entre nueve y diez dólares, un monto que no es nada frente a las vidas de las personas fallecidas por falta de insumos médicos, pero al mismo tiempo es una cantidad enorme si se compara con el salario pírrico que recibe el personal de la salud y el resto de los trabajadores del sector público en Venezuela.

¿Sería mucho pedir un llamado de atención del Ministerio de Salud?, que al menos debería exigir a los administradores del bar una aclaratoria sobre el origen de los insumos, preguntarles a quiénes se los compraron. Así aprovechan para pedirles una ayudaíta a ver si adquieren suministros para abastecer los hospitales.

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