Twitter: @Paugamus
Si fuera posible que desde esta columna pudiésemos hacer una encuesta entre nuestros lectores para saber cuántos de ellos han consultado alguna vez a quirománticos, tarotistas o videntes —y si todos respondieran con sinceridad—, concluiríamos que muy pocos quedan excluidos de esta debilidad humana por intentar saber lo que nos depara el destino. Perdonen que a partir de este párrafo deba escribir en primera persona.