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lunes, 17 de abril de 2017

Vecinos de El Cementerio decidieron quemar al hambre


El judas de La Candelaria ardió en la mañana en la entrada de la Escuela de Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo y este año se presentó con cuatro cabezas llamado Maduro Moreno Saab de Rodríguez. A su lado los acompañó Rafael Araujo con su acostumbrado papagayo que agregaba a las cabezas a la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana.



El testamento citó: “Las treinta monedas de plata, ya muy devaluadas por mi ineficiencia, las cuales me dieron para entregar al maestro, las voy a donar a los miles de familiares que han perdido a un ser querido víctima de la represión, el hampa o simplemente muriendo de mengua, destacando que en muchos casos no tienen recursos ni para pagar el entierro. La soga con la que puse fin a mis andanzas de traidor se la dejo a los ciudadanos que mueren de hambre, ya que con la grave escasez de comida he causado colas eternas llevando a muchos a alimentarse de la basura, y al no encontrar nada les toca comerse un cable”.

La familia Loaiza decidió este año quemar al judas del hambre en la tradición que ya suma 76 años en la avenida Los Cármenes en El Cementerio. “Nosotros nunca personalizamos con nombres de políticos porque ellos se queman solos con sus malas gestiones. Me decían que quemara a un bachaquero, a Almagro o la guerra económica, pero esos son inventos del gobierno. En cambio la carencia de alimentos no se puede ocultar”, explica Juan Loaiza, mientras un vecino le reclama: “Te faltó ponerle un bigote bien grueso”.
Del otro lado de la ciudad, en el Pedregal, los Palmeros de Chacao decidieron romper la tradición por segundo año en la que siempre queman al vecino que se portó mal y le pusieron la cara del presidente Nicolás Maduro. “El año pasado el muñeco se llamó “No Hay” para simbolizar la escasez, pero este año hay que quemar al que se portó mal”, dice el palmero Cipriano Gómez.
La asociación de vecinos Somos de Chacao vistió a Maduro con una banda de reina de belleza que citaba: “El Mariposón”. A su lado lo acompañaba por cuarto año el alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, identificado como el “alcaldito cooperante”. Detrás de los judas estaban escritas las razones por las que los quemarían.
A Muchacho le argumentaban: por desmantelar Salud Chacao y dejarlos sin ambulancia, por abusos en publicidad, dejarlos sin grúas, entregar a la policía, por no pagar salarios justos a maestros y contratar suplentes, permitir el bachaqueo en el mercado municipal y hacer fiestas en tiempos de crisis. Mientras que a Maduro le adjudicaron delitos de lesa humanidad, saquear al país, negar el derecho de protestar, humillar al país para poder comer, por dejar morir sin medicamentos y por desnutrición, por ecocidio con el Arco Minero, por represivo y por golpista.
“Quemamos al alcalde por cuarto año porque si criticamos a los gobernantes que lo hacen mal, también debemos hacerlo con nuestros alcaldes así sean de oposición”, explicó Álvaro Sánchez, vecino de la zona y miembro de la asociación Somos de Chacao.
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Los vecinos de la calle A de los Ruices volvieron a ponerle la cara del presidente a su monigote y a su lado lo acompañó el diputado Diosdado Cabello. “Detrás de Maduro está la cara de Tareck William Saab, pero está escondido porque es de menor rango. Debimos incluir a Reverol y a Padrino López, pero nos faltó relleno. Eso sí, tienen bastante fosforitos adentro”, dijo un vecino.

En la plaza O’leary, donde el año pasado los vecinos quemaron a los bachaqueros, fue tomada por un punto rojo, banderas del PSUV y seis monigotes con las caras de los diputados Freddy Guevara, Ramos Allup, Julio Borges. A su lado Lilian Tintori, la esposa del líder opositor Leopoldo López y la coordinadora nacional de Vente Venezuela María Corina Machado. Encima de cada personaje un cartel identificaba la quema por el CLAP 6 de la parroquia San Juan.

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