El Fuerte Paramacay en Carabobo fue
tomado el pasado 6 de agosto por un grupo de militares y civiles al
mando del capitán Juan Caguaripano, de la Guardia Nacional Bolivariana
(GNB). El propósito de esta acción es desconocido, pero las alarmas en
el gobierno están más que encendidas.
Caguaripano desertó en 2014 luego de
que la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), presidida por Hugo
Carvajal, descubriera que estaba preparando una conspiración militar
contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Las acciones de este domingo
parecieran ser la continuación de un plan frustrado hace tres años por
las autoridades nacionales, informó Sebastiana Barráez para El Nacional Web.
Aseguró que Caguaripano ha estado
preparando un nuevo equipo desde que volvió a Venezuela aproximadamente
hace un año, y este domingo pusieron en práctica la “Operación David”.
Esta acción contó con colaboración de
militares del Fuerte Paramacay como el primer teniente Jefferson
Gabriel García Dos Ramos, oficial encargado del parque de armas de la
institución militar que facilitó el acceso de los rebeldes.
Barráez explicó que Paramacay fue el
objetivo principal de la “Operación David” por su ubicación e
importancia: está en la región central de Venezuela y es la brigada con
más armamento del país.
Expresó que la toma tenía como
objetivo despertar otros movimientos insurreccionales que pudieran estar
gestándose en los cuarteles del país, buscando generar un efecto
“dominó”.
Opinó que el armamento en manos del
equipo de Caguaripano puede significar “un riesgo para algún comando que
pueda ser tomado o si llegaran a sumarse militares a una acción
insurreccional”.
Barráez comentó que lo sucedido en
Carabobo debería alertar al gobierno y a la directiva de la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana (FANB) sobre la vulnerabilidad de sus
instalaciones.
Existe un gran malestar que puede
hacer estallar en cualquier momento ese “muro de contención” que ha
creado el gobierno nacional alrededor de los cuarteles.
Dentro de las FANB hubo expresiones
de rechazo y molestia contra la fraudulenta asamblea nacional
constituyente (ANC) impuesta por Maduro, pero los cambios dentro del
alto mando militar sirvieron de presión a cualquier pronunciamiento.
Barráez aseguró que “ya a los
militares no les es permitido casi ni siquiera hablar, incluso hasta en
altos niveles les revisan los teléfonos, sus redes sociales, correos
electrónicos (…) están todos bajo sospecha”. Las protestas o reacciones
son catalogadas como traición o insubordinación.
Sin embargo, la “Operación David” ocurrió apenas una semana después de las elecciones del fraude constituyente.
Barráez no cree que se vaya a
reeditar esta acción, pero sí consideró que las FANB tomarán nuevas
acciones para vigilar mejor las actividades de los efectivos militares.
“Operación David” fue un acto de carácter político y militar
Hace unas semanas se reportó que al
menos nueve oficiales de las FANB desertaron de uno de los cuarteles en
Guárico. Informaron que se llevaron 12 fusiles AK103 con municiones.
Sin embargo, Barráez aseguró que este es un hecho aislado a lo que hizo Caguaripano la mañana del domingo en Carabobo.
Explicó que la sustracción de armas
en Guárico está relacionada al tráfico de armas, mientras que los actos
de Carabobo tienen una connotación política y militar.
La oposición no quiere golpes ni alzamientos
La Mesa de la Unidad Democrática
(MUD) no se pronunció sobre estos hechos para mantenerse alejado de
estas acciones militares, que el gobierno intentó adjudicarles.
Explicó que “algunos sectores de
oposición no quieren tener nada que ver con alzamientos o golpes de
Estado”. La MUD ha expresado en reiteradas ocasiones que el camino para
el cambio en Venezuela es democrático, civil y pacífico.
Borges: el villano según las redes sociales
La periodista asomó su desacuerdo con
las acusaciones que hacen a Julio Borges de haber delatado a
Caguaripano mientras planeaba la conspiración de 2014, llamada “Golpe
Azul”.
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“Quedó perfectamente demostrado en el
juicio a varios participantes del “Golpe Azul” (2014) que los que
delataron a sus compañeros de acción fueron tres oficiales”, dijo
Barráez.
Explicó que “no hay ningún elemento más allá que la especulación que indique que Borges fue el delator”.
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