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martes, 8 de agosto de 2017

La toma de Paramacay: una conspiración de dos partes


El Fuerte Paramacay en Carabobo fue tomado el pasado 6 de agosto  por un grupo de militares y civiles al mando del capitán Juan Caguaripano, de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). El propósito de esta acción es desconocido, pero las alarmas en el gobierno están más que encendidas.
Caguaripano desertó en 2014 luego de que la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), presidida por Hugo Carvajal, descubriera que estaba preparando una conspiración militar contra el gobierno de Nicolás Maduro.


Las acciones de este domingo parecieran ser la continuación de un plan frustrado hace tres años por las autoridades nacionales, informó Sebastiana Barráez para El Nacional Web.
Aseguró que Caguaripano ha estado preparando un nuevo equipo desde que volvió a Venezuela aproximadamente hace un año, y este domingo pusieron en práctica la “Operación David”.
Esta acción contó con colaboración de militares del Fuerte Paramacay como  el primer teniente Jefferson Gabriel García Dos Ramos, oficial encargado del parque de armas de la institución militar que facilitó el acceso de los rebeldes.
Barráez explicó que Paramacay fue el objetivo principal de la “Operación David” por su ubicación e importancia: está en la región central de Venezuela y es la brigada con más armamento del país.
Expresó que la toma tenía como objetivo despertar otros movimientos insurreccionales que pudieran estar gestándose en los cuarteles del país, buscando generar un efecto “dominó”.
Opinó que el armamento en manos del equipo de Caguaripano puede significar “un riesgo para algún comando que pueda ser tomado o si llegaran a sumarse militares a una acción insurreccional”.
Barráez comentó que lo sucedido en Carabobo debería alertar al gobierno y a la directiva de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) sobre la vulnerabilidad de sus instalaciones.
Existe un gran malestar que puede hacer estallar en cualquier momento ese “muro de contención” que ha creado el gobierno nacional alrededor de los cuarteles.
Dentro de las FANB hubo expresiones de rechazo y molestia contra la fraudulenta asamblea nacional constituyente (ANC) impuesta por Maduro, pero los cambios dentro del alto mando militar sirvieron de presión a cualquier pronunciamiento.
Barráez aseguró que “ya a los militares no les es permitido casi ni siquiera hablar, incluso hasta en altos niveles les revisan los teléfonos, sus redes sociales, correos electrónicos (…) están todos bajo sospecha”. Las protestas o reacciones son catalogadas como traición o insubordinación.
Sin embargo, la “Operación David” ocurrió apenas una semana después de las elecciones del fraude constituyente.
Barráez no cree que se vaya a reeditar esta acción, pero sí consideró que las FANB tomarán nuevas acciones para vigilar mejor las actividades de los efectivos militares.
“Operación David” fue un acto de carácter político y militar
Hace unas semanas se reportó que al menos nueve oficiales de las FANB desertaron de uno de los cuarteles en Guárico. Informaron que se llevaron 12 fusiles AK103 con municiones.
Sin embargo, Barráez aseguró que este es un hecho aislado a lo que hizo Caguaripano la mañana del domingo en Carabobo.
Explicó que la sustracción de armas en Guárico está relacionada al tráfico de armas, mientras que los actos de Carabobo tienen una connotación política y militar.
La oposición no quiere golpes ni alzamientos
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no se pronunció sobre estos hechos para mantenerse alejado de estas acciones militares, que el gobierno intentó adjudicarles.
Explicó que “algunos sectores de oposición no quieren tener nada que ver con alzamientos o golpes de Estado”. La MUD ha expresado en reiteradas ocasiones que el camino para el cambio en Venezuela es democrático, civil y pacífico.
Borges: el villano según las redes sociales
La periodista asomó su desacuerdo con las acusaciones que hacen a Julio Borges de haber delatado a Caguaripano mientras planeaba la conspiración de 2014, llamada “Golpe Azul”.
“Quedó perfectamente demostrado en el juicio a varios participantes del “Golpe Azul” (2014) que los que delataron a sus compañeros de acción fueron tres oficiales”, dijo Barráez.

Explicó que “no hay ningún elemento más allá que la especulación que indique que Borges fue el delator”.

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