Luego de más de 1.000 días detenido y
sortear 29 puestos de control de la Guardia Nacional Bolivariana y la
Policía Nacional Bolivariana, durante 15 horas de camino desde su casa,
en Caracas –donde estaba preso– hasta el puente internacional Simón
Bolívar Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas, entró a pie y
habló libremente. A su llegada al aeropuerto Camilo Daza, en Cúcuta,
afirmó que iniciará un peregrinaje para denunciar en el mundo la
situación que viven los venezolanos.
“Nicolás Maduro no puede seguir
torturando al pueblo de Venezuela. Los está matando de hambre. Mientras
paga 72 millardos de dólares en servicios de la deuda, hay gente que no
tiene cómo comer”, expresó el dirigente nacional del partido Alianza
Bravo Pueblo, quien tomó la decisión del exilio luego de recibir
amenazas, presuntamente, de ser encarcelado otra vez.
Ledezma exigió al presidente Nicolás
Maduro hacerse a un lado y permitir un gobierno de transición. Aseguró
que le dejó “la bandera” de la lucha a María Corina Machado,
coordinadora nacional de Vente Venezuela. Richard Blanco, coordinador
encargado de ABP, manifestó que la decisión de Ledezma, que “no es
cobarde ni se vende”, no deja dudas de que traerá respuestas importantes
que “nos permitan salir de la crisis”.
En libertad. “El
señor Ledezma ingresó al territorio colombiano vía terrestre (…) e hizo
su correspondiente trámite migratorio ante las autoridades
colombianas”, con estas palabras, la oficina de migración de Colombia
confirmó el ingreso del dirigente opositor a ese país, ayer en la
mañana.
Vestido con jeans, chaqueta azul y
con la bandera de Venezuela en la mano, Ledezma llegó al hermano país y
abordó el vuelo con código AV26 que aterrizará hoy en el aeropuerto
Adolfo Suárez de Madrid. En su abordaje al avión privado estuvo
acompañado de cuatro hombres jóvenes que lo asistieron, y llegará a
España a reunirse con su esposa Mitzy Capriles y sus hijas.
“Han sido años de terribles
injusticias. Antonio será más útil en los países libres defendiendo la
libertad de Venezuela y la de los presos políticos que han sido
silenciados por el régimen”, expresó su esposa, quien denunció que
funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional
irrumpieron en su casa para buscarlo.
Vacilación. Ayer a
las 7:00 am, cuando los funcionarios del Sebin fueron a constatar que
Ledezma se encontraba en su casa –como lo hacen a diario– se dieron
cuenta de que en la vivienda ubicada en el municipio Baruta no había
nadie.
Luego de la noticia, llegaron al
lugar alrededor de 30 hombres movilizados en 9 vehículos (carros,
camionetas, jeeps y motos) identificados con la Dirección de Acción
Inmediata de ese cuerpo policial; inspeccionaron la casa, las áreas
comunes y maleteros del edificio. Los oficiales interrogaron a los
trabajadores del conjunto residencial. También solicitaron los cuadernos
de registro diario del edificio y al vigilante de guardia le exigieron
que debía acudir a declarar en el comando. “Si usted no tiene nada que
ver con esto, entonces vaya”, dijo el funcionario del Sebin al
vigilante.
La presencia policial causó molestias
y temor en el conjunto residencial. Por varias horas restringieron el
acceso y la salida del lugar. Los trabajadores y los vecinos se negaron a
declarar a los medios de comunicación por miedo a represalias, aunque
algunos solo critican la escapatoria del alcalde metropolitano,
aseguraron que la camioneta del Sebin que siempre custodia la residencia
estuvo –como todas las noches– apostada en la planta baja del edificio.
Al mediodía, luego de la requisa, el
Sebin comenzó a desalojar el área. Algunos de los hombres estuvieron
encapuchados y con armas largas. Al bajar del edificio, montaron en una
de las camionetas un bolso verde militar y una pata de cabra, con la que
se presume que abrieron la puerta.
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