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lunes, 5 de noviembre de 2018

Tras diez años, del satélite Simón Bolívar no se aprovecha ni 60% (ND)


5 noviembre, 2018
William Peña / 5 oct 2018.- La vida útil del Satélite Simón Bolívar ha sido poco beneficiosa para los miles de venezolanos que viven en las zonas remotas del país, para los hijos de miles que asisten a escuelas destruidas y desconectadas y para los miles que necesitan un médico, así sea a distancia, para salvar sus vidas. Incluso ha sido inútil para las fuerzas militares y su sueño de estar totalmente conectados y así realmente tener al país protegido por todos los costados.



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Y es que en 10 años desde su lanzamiento en octubre de 2008, el Venesat-1 o popularmente llamado Simón Bolívar, sólo ha logrado instalar poco más de 10 mil antenas de un proyecto que sólo para su primer quinquenio había prometido tener desplegadas a lo largo y ancho del país unas 16 mil antenas, con proyección de terminar sus 15 años de vida útil con unas 25 mil antenas instaladas en poblados, zonas militares, escuelas y hospitales para brindar conectividad, telesalud, teleeducación y telemedicina, entre otras, a los más desprotegidos socialmente.
Es decir que, a la fecha, el proyecto del satélite sólo ha cumplido 40% de su promesa en instalación de antenas en el país para los 15 años de vida útil y, lo que es peor, cerca de un 50% de esas antenas no están en funcionamiento, según información extraoficial obtenida para este trabajo.
Adicionalmente, de las poco más de 10 mil antenas instaladas, sólo operan poco más de cinco mil antenas en todo el país, quedando pendiente más de la mitad del proyecto por ejecutarse y con una vida útil del satélite a la que restan cinco años y no más.
Pero a pesar de ello, el Gobierno celebra los 10 años del Venesat-1, sin darse por enterado de que lo que está detrás de la fiesta es una dura realidad. Y es que el proyecto apenas cumplió 63% de ejecución cinco años después de lo esperado (16 mil antenas para 2013 y hasta el 2018 sólo instaladas unas 10 mil), con el problema de que un porcentaje importante de las zonas que recibían el beneficio ya no lo disfrutan, entre ellas decenas de escuelas y hospitales en zonas remotas, así como parte de los infocentros, zonas petroleras y zonas militares.
satélite simón bolívar
El satélite Simón Bolívar costó 450 millones de dólares, pero el beneficio que ha dejado es muy cuestionable
Así, mientras el Gobierno baila, canta y hace ruido con el décimo aniversario del Simón Bolívar, en las zonas remotas del país las comunidades siguen desconectadas y lo que una vez fue una opción, la conexión satelital, hoy día es nuevamente una ilusión.
La integración de los pueblos también se quedó sin satélite
El sueño de muchos a los que Hugo Chávez envolvió en el proyecto del Satélite Simón Bolívar, el que liberaría al país y a la región del yugo imperial, también quedó en eso, un sueño, incluyendo a los países vecinos, entre ellos Bolivia, Uruguay y otros tantos cercanos a los que la huella del satélite cubre.
Como es preciso recordar, el Simón Bolívar fue posible gracias a la cesión que Uruguay dio a Venezuela para usar la orbita espacial 78 Oeste, con la promesa de que el país tendría derecho a explotar un 10% de la capacidad del satélite, algo que a la fecha no ha sido posible.
Así como Uruguay, que hasta una oficina instaló para ello en esos tiempos, también quedaron entrampados el resto de países de la región, que permitieron que esa huella del Satélite cubriera sus naciones con la intención de obtener beneficios del gran proyecto.
A la fecha, ninguno de esos países ha logrado obtener nada de las bondades del satélite y lo que una vez fue un proyecto, hoy día no existe. Así que Paraguay, Argentina, Guayana, Trinidad y Tobago, República Dominicana, Haití, Jamaica, Aruba, Cuba, Bonaire, entre otros, algunos muy aliados del Gobierno, no lograron disfrutar las bondades del Simón Bolívar.
Del lado de Venezuela tampoco hubo interés por comercializar, aún cuando a inicios de la operación, el propio Gobierno tendió puentes para abrir oficinas en esos países, pero todo quedó allí, en nada.
Y es que el interés del Gobierno siempre fue tener un satélite para sus propios beneficios, ni siquiera para los de su población. Y para muestra el uso actual del satélite que, entre otras cosas, se encarga de transmitir las cadenas presidenciales, así como todo lo que tiene que ver con el Sistema de Información Bolivariana de Comunicación e Información, SIBCI a través de las antenas Fly Away.
Para los ciudadanos, el satélite conecta a los usuarios del servicio de Cantv Satelital, que no es más que una oferta muy poco competitiva con relación a lo que tiene DirecTV y, en el caso de la Televisión Digital Terrestre, TDT, llamada en Venezuela TDA, parte del servicio está conectado al satélite, pero hace tiempo que no hay anuncios sobre expansión y más gente conectada.
Según la versión oficial, el Satélite Simón Bolívar ofrece Internet satelital a poco más de nueve millones de personas en todo el país (juzgue usted esta versión), además de que cubre más de 900 mil hogares con TV Satelital y un poco más de 500 mil con TDT. En esa misma línea, el satélite tiene conectadas, según versiones oficiales, unas mil estaciones del CNE para las elecciones y, además, 22 radiobases de Movilnet en zonas remotas y una red de enlaces dedicados que se distribuyen en dos presidenciales y 29 adicionales que brindan servicios a 500 mil personas, estos últimos poco transparentes.
En síntesis, el Simón Bolívar, que está cumpliendo 10 años de vida útil y que requirió de 450 millones de dólares en inversiones, no ha logrado alcanzar su meta, convirtiéndose en una fuente de servicios más para el Gobierno que para la población, pues no hay evidencias de que hayan desarrollado proyectos en telemedicina, teleeducación, entre otros, para brindar ayuda y servicios a las personas ubicadas en las zonas remotas del país.
Lo máximo que llevaron fue una conexión a Internet Satelital a los pueblos, pero éstos no tenían equipos para conectarse y, además, nunca desarrollaron contenidos para formar a las personas que allí habitaban. También llegó el servicio de TV, pero como se sabe, en muchas de esas zonas esa oferta de entretenimiento era cubierta por DirecTV.
La cifra: Millones al vacío
En números, cada antena instalada tiene al día de hoy un costo de más de 40 mil dólares, una cifra importante que en poco está beneficiando a la población. Si el Gobierno lograra las 25 mil antenas para el 2023, fecha en la que el Simón Bolívar dejaría de funcionar y tendría que entrar en escena el Guaicapuro, cada antena terminaría costando unos 16 mil dólares, una cifra astronómica si no se terminan le hacer las conexiones necesarias para brindar servicios a esas poblaciones.
A la fecha, la banda ka, que sólo tiene huella para Venezuela, no ha sido explotada. En un momento el Gobierno la cedió a los bielorrusos para desarrollar servicios de Internet Satelital, pero nunca hicieron nada. Esa banda es experimental y nunca quedó claro para que se utilizaría.

La caja negra del Simón Bolívar y la poca transparencia en sus cifras, cuentas y números, suman al proyecto a la misma lista de otros miles de los cuales nunca, de forma transparente, se conoce algo.

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