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jueves, 8 de noviembre de 2018

Venezuela perdió 10 puntos en un año en libertad en Internet, según Freedom House


8 noviembre, 2018
William Peña / 8 nov 2018.- Durante los 13 años del Gobierno de Hugo Chávez, Venezuela pasó de ser un país libre en el acceso de sus ciudadanos a Internet a una nación parcialmente regulada, pues los controles, censura y presión gubernamental a las propuestas digitales se profundizaron y la reforma de una Ley que regulaba a los medios se extendió a los digitales, limitándolos en su accionar so pena de sanciones.


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Fueron dos quinquenios y un poco más de tensiones, cierres de medios, amenazas, multas, presión, plomo y golpes, entre otros, a los que se sumó la presión y persecución a la prensa digital, que se vislumbraba como la única ventana posible en medio de un país secuestrado por los controles gubernamentales.
El último informe de Freedom House, divulgado la semana pasada, no sólo confirma el aumento del control que desde el Gobierno se aplica a las posibilidades de acceder a Internet en el país, sino que destaca la profundización de éste, elevando en un 20% el puntaje que decreta que un país es libre o no. En el caso de Venezuela, el país pasó de una escala de 56 sobre 100 en 2017 (ya era considerado no libre) a 66 sobre 100 en 2018, donde 100 es el reflejo de lo más terrible en controles y 1 es la libertad absoluta.
Según Freedom House, el Gobierno obstaculiza el acceso a Internet en 20 de los 25 puntos que se analizan para el estudio, limita el contenido en un 19 sobre 35 puntos y viola los derechos de los usuarios en 27 de 40 puntos que forman parte del análisis.
Es decir que la libertad digital está cada vez más golpeada y, para muestra, la escalada de 10 puntos sobre los resultados de 2017, cuando Venezuela, a pesar de ocupar por primera vez el título de país no libre en Internet, estaba en 56 sobre 100 según la escala de estudio de Freedom House. Para este 2018, el número se situó en 66 sobre 100.
Y es que a pesar de que al morir Hugo Chávez en 2013, los nuevos jerarcas en el poder afilaron sus estrategias y en vez de mantener la rígida política de cierre y maltrato a los medios de comunicación decidieron comprarlos a través de terceros y dudosas transacciones, la intención no logró el objetivo de conquistar y mantener a las audiencias, pues éstas decidieron migrar y darle poder a los independientes, entre ellos a los medios digitales.
Entonces el control retomó vida pero con más fuerza y en su afán por apagar la crítica, el Gobierno optó por dejar sin papel periódico a la prensa en el país, incluyendo también a los afines, impactando en los ciudadanos y en su derecho a estar informados a través de los medios tradicionales. En el caso de la Televisión ésta terminó sumisa y la radio fue obligada a callar, salvo excepciones, quedando como única opción Internet.
Más audiencias y menos libertad
El poder que fue tomando la prensa en línea y la fuerza con la que los medios comenzaron a revelar la corrupción, así como las violaciones a los Derechos Humanos, entre otros, se encontró con un Gobierno dispuesto a todo con tal de callarlos y, por ello, desde 2017 Venezuela es un país sin libertad en Internet.
Así, en los últimos dos años, la presión ha logrado en parte sus frutos en todos los medios, incluyendo a los digitales. El informe de Freedom House destaca en ese sentido que cerca del 37% de un total de 400 periodistas de varios medios consultados, confirmaron recibir instrucciones para cambiar artículos o parar la cobertura de ciertos temas y un 55% admitió que ellos mismos se han autocensurado por temor.
A ello se suma la decisión del Gobierno de mantener el bloqueo de más de dos mil páginas web, limitar el acceso a determinados portales y, además, amenazar, exiliar y encarcelar periodistas, reporteros y a los que se atrevan a emitir mensajes en redes o páginas que puedan afectar internacionalmente a Nicolás Maduro y su entorno.
El control selectivo, una nueva modalidad que vienen aplicando desde el año pasado, es otra de las estrategias de dominación digital pero con más sofisticación porque puede pasar desapercibida.
De esta forma controlan Internet, controlan al usuario y, además, controlan a las comunidades, convirtiendo a Venezuela en un país donde el Internet no es libre, puede estar bloqueado y afecta a sus ciudadanos, muchos de ellos sin apenas percibirlo.
Pero a pesar de ello, cada día hay más audiencias, internacionales, venezolanas por el mundo que buscan informarse sobre su país y, por supuesto, sobre la verdad que no transmite el Gobierno y muchos de los medios tradicionales y digitales de los tradicionales por temor a más censura.
Y es que mientras el Gobierno más bloquea y censura, persigue y encarcela, amedrenta y atropella, la prensa digital busca ventanas para seguir informando.
Menos usuarios, más consumo, menos velocidad
En los últimos cinco años, periodo de Gobierno de Nicolás Maduro, sólo la telefonía móvil ha perdido a más de seis millones de usuarios o líneas, mientras que el resto de servicios, entre ellos Internet, se han visto disminuidos por la paralización de inversiones y por las fallas constantes.
El informe de Freedom House también describe esta situación y destaca que a pesar de los incrementos de tarifas de los últimos tiempos, las empresas siguen esperando opciones par poder desplegar mejores servicios e invertir en actualización de plataformas.
Mientras esperan, Venezuela ocupa los últimos lugares en velocidad de Internet a sus usuarios, con menos del 0,2% de los suscriptores con servicios de 10Mbps y 0,1% con conexiones superiores a 15Mbps. El resto sobrevive en Internet con conexiones menores 1,5Mbps.
En el país, aunque hay menos gente conectada a Internet hoy, pues la diáspora ha generado su impacto, el consumo sigue creciendo gracias, en parte, a las irrisorias tarifas que siguen pagando los usuarios.
Pero a pesar de ello, las conexiones siguen siendo lentas. A ello se suman los miles a los que les roban sus equipos y no pueden reponerlos por uno similar por los costos que implican y el salario que devengan, así como otros tantos que simplemente no pudieron actualizar sus equipos dañados y tuvieron que conformarse con regresar a tecnologías 2G, ya obsoletas en el mundo o quedarse sin servicios de telefonía móvil e Internet.
De esta forma se confabula el país para que sus accesos a Internet estén en rojo, bien por la censura impuesta por el Gobierno a diversos medios, por la autocensura de otros, por el bloqueo y persecución a otros tantos y por la falta de servicios mejores para estar conectados.
Y es que las intenciones del Gobierno para aumentar el control de Internet ya son tan abiertas, que han sido capaces de bloquear algunas plataformas sociales en diversos eventos en el país, entre ellas YouTube, Facebook y Twitter, las tres que más usuarios aglutinan y de hackear portales de medios y periodistas críticos, así como de empresas y ONGs.

El fin último es el control absoluto del acceso a Internet, la única ventana que, a pesar de los ataques, sigue siendo la más independiente hasta ahora.

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