(Enviada especial a Zulia) Lo único que separa a Jairo Mashube de la tierra pisada donde está acostado es una esterilla de paja. Está
cubierto con una manta vieja porque tiene frío, a pesar de que la
temperatura del ambiente llega a 40 grados centígrados. La fiebre que
tiene lo hace delirar, sus ojos están casi blancos. Jairo, indígena yukpa de la Sierra de Perijá en Zulia, estado fronterizo con Colombia, es víctima, en el siglo XXI, de paludismo, una epidemia erradicada en esta nación suramericana en el siglo pasado.
—Me quedé así temblando y me vine con la carajita, pero venía así,
caminando así —y tiembla para hacer énfasis en su malestar— y llegué
aquí y me acosté aquí. Luego me paré y me metí pa´ dentro y me caí ahí.
Pero no es el único en El Tokuko —un poblado de unos 3.500 habitantes, cercano a la misión capuchina— que tiembla por la fiebre que le causa el paludismo, también conocido como malaria. Una enfermedad que se transmite por la picadura de un mosquito anopheles infectado
que inocula al ser humano el parásito Plasmodium (del que hay cinco
especies) que se aloja en el hígado. Luego de la picada, síntomas como
la fiebre, dolor de cabeza y escalofríos, aparecen entre los 10 y 15
días.
La
expresión del rostro de Juan Romero es la de impotencia por ver la cara
de la muerte en su niña en brazos y no poder darle atención inmediata.
Está a bordo de una pick up con su esposa que sostiene con la mano
alzada una bolsa de suero fisiológico para paliar al menos con eso la
fiebre de su hija mientras van rumbo a Maracaibo para darle atención
médica.
—Es muy difícil, es muy difícil. Tantos gobiernos que han pasado— se
lamenta Juan porque tampoco tiene el dinero para comprar las medicinas—.
Son costosas. Anteayer pregunté pa´diarrea, suspensión y todas las
cosas están a precio muy alto. Está deshidratada y casi no hay
medicamentos en el ambulatorio.
Mientras Juan habla, el cuerpo de su hija, que tiene 15 días en esas condiciones, no deja de temblar en sus brazos.
En el ambulatorio rural de El Tokuko no hay mayor posibilidad de
atención. Ni siquiera funciona la ambulancia por falta de repuestos y es
simplemente utilizada por los pacientes que, con mucha paciencia, esperan
ser atendidos ante la mirada imperturbable de Chávez a quien llamaron
"el comandante supremo" cuya imagen está retratada en un afiche que
vigila la entrada del consultorio.
Para Fray Nelson Sandoval, misionero capuchino de Cáritas en El Tukuko,
Sierra de Perijá no es ajena la realidad de la zona. Desde 2008 está
asignado a la misión, pero la frecuenta desde 1977, porque es de la
Sierra de Perijá. No solo conoce los casos de Jairo o de la hija de
Juan. Otras comunidades indígenas como la Barí también reportan muertes
por paludismo que en algunos casos para las cifras oficiales son
reportadas como decesos por otras causas y no por paludismo.
Venezuela junto a Nigeria, Sudán y Yemen son los cuatro países en condición de alerta por paludismo en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud
—Por ejemplo lo que pasó con la esposa del cacique de Bachichita, que
es una comunidad Barí. Ella era paciente crónico de hepatitis B. Ya
tiene el hígado afectado. El plasmodium se aloja en hígado, le dio
paludismo y se murió. ¿Tú dices que ella se murió de paludismo? No, te
van a decir que ella murió de hepatitis. El parásito del paludismo se
aloja en el hígado. Esta es una realidad malvada. Hay una negación total
de la realidad cuando deberían estar todos avocados aquí y declarar
esto zona de emergencia.
Lo que ocurre con las muertes por paludismo en esta región del Zulia es
parte de lo que recientemente denunció el Colegio de Médicos de este
estado: la alteración en las actas de defunción para evitar que se conozcan algunas de las causas reales de muerte en Venezuela hoy día.
-Malariología (departamento adscrito al Ministerio de Salud) niega todos los casos de personas fallecidas.
Solamente en la comunidad de El Tokuko fallecieron 19 personas en los
primeros seis meses del año. Los más vulnerables son bebés y ancianos,
porque hay muchos niños y ancianos desnutridos. Pero a las personas con
padecimientos crónicos les da paludismo y se agrava el padecimiento que
tienen y mueren.
En Zulia, según fray Sandoval, el paludismo va avanzando del pie de
monte de la Sierra hacia poblados con mayor número de habitantes.
-Hay haciendas que ya tienen paludismo. Esto significa que el paludismo
se va a instalar en Machiques, una población de más de cien mil
habitantes. Cuando el paludismo llegue allí va a ser la catástrofe si
eso no lo atacan aquí. La Villa, Maracaibo (capital de Zulia el
principal estado petrolero) incluso van a ser poblaciones endémicas de
paludismo. Se eliminó el programa contra el paludismo y al dejar de
fumigar y dar tratamientos evidentemente hay un incremento en zancudos
con vectores contaminados y comienzan a aumentar los casos de personas
enfermas.
El paludismo en El Tukuko se ha vuelto cíclico, porque no se cumple el protocolo de tratamiento previsto por la OMS. Solo se fumiga con gas y no con insecticida por rociado intradomiciliario que tiene efecto residual. Explica fray Sandoval que se registran casos hasta por segunda vez de personas que se curaron en julio y han tenido que recibir tratamiento de nuevo porque han tenido recaída ya que volvieron a infectarse con el parásito por otra picadura. Tal es el caso de Nilsa Romero
—En Machiques uno va y hay que pagar 200 (equivalente a menos de un dólar en el mercado negro), ¿Ajá? Uno se mejora y ya a los veinte días ya estamos otra vez temblando—, y estremece su cuerpo para recrear lo que padece por el escalofrío producto del paludismo.
Desde 2016, el
régimen de Nicolás Maduro no publica cifras oficiales de epidemias,
ocultando la realidad sanitaria de Venezuela y en 2014 dejó de
publicarse el Anuario de Mortalidad producido por el Ministerio Popular
Para la Salud.
En 2016 se registraron 150 mil muertes por paludismo, lo que significa un aumento de 525% con relación al año 2000
José Félix Oletta ex ministro de Salud e integrante de la Red Defendamos la Epidemiología dijo a Infobae
que en 2016 se registraron 150 mil muertes por paludismo, lo que
significa un aumento de 525% con relación al año 2000. "Hoy tenemos casi
12 millones de personas expuestas a riesgo en Venezuela".
Explica Oletta que en el estado Zulia hay un factor determinante en el
incremento de casos de paludismo: la movilización interna hacia Bolívar
en busca de trabajo en las minas.
"Personas de Zulia van hasta el estado Bolívar en busca de trabajo por
el atractivo de las minas de oro, todo lo que significa la zona del arco
minero del Orinoco y viajan dos, tres meses o cuatro meses al estado
Bolívar y luego retornan infectados a Zulia con paludismo".
En 2017, tan solo en el estado Bolívar se calcularon entre 270 y 300
mil casos de paludismo. "Este año superaremos esa cifra" apunta Oletta.
Hay un incremento de más del 900% en casos en Venezuela entre 1999 y
2018, con especial énfasis en los estados Amazonas, Bolívar y Zulia
fronterizos con Colombia y Brasil y los estados costeros de Anzoátegui,
Aragua, Delta Amacuro, Miranda, Monagas, Sucre y Vargas.
De acuerdo con la explicación de Oletta se estima que en 2018 los casos de paludismo en Venezuela se ubiquen entre 750 mil y un millón.
Según el informe de 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
Venezuela junto a Nigeria y Sudán en África, y Yemen en Oriente Medio,
es uno de los cuatro países en condición de alerta por paludismo en el
mundo. De hecho, el 50% de las muertes que se registran en el
mundo por paludismo ocurren en Venezuela, nación que en 1961 fue
certificada como libre de esta enfermedad.
Con la migración forzada desde Venezuela también se propaga el
paludismo. Entre 85 y 90% de los reportes de paludismo en Brasil y
Guyana provienen de Venezuela.
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