El UniversalPara agravar la situación, el Gobierno persigue a quien no vende a precios regulados
El 2007 se revela como el punto de inflexión del auge económico asociado al alza de los precios de petróleo de los últimos tres años, luego de una repetición de graves errores de política económica del pasado y una creciente manifestación de las ideas de izquierda marxista, incapaz de comprender la interacción entre objetivos gubernamentales y estímulos racionales a los empresarios, trabajadores y consumidores. El legado de esta política torpe centrada en apoyo a metas electorales es inflación, un patrón consumista y rentista, mayor corrupción en la gestión de obras públicas y en los manejos de tesorería pública en los bancos privados, junto a las distorsiones causadas por los controles de precios, cambiarios y de intereses. Es difícil de creer que de verdad se quería promover la inversión y el empleo productivo, incentivar la productividad laboral y diversificar las exportaciones. Se desmonta la capacidad instalada de la industria manufacturera y se reduce la producción agrícola, pues no pueden ser competitivas con costos de producción en alza impulsados por inflación de origen fiscal-monetaria y apreciación real de la moneda.
Para agravar la situación, el Gobierno persigue a quien no vende a los precios regulados. Olvidan que el "costo de oportunidad" para vender productos y servicios localmente se mide en el mercado internacional al tipo de cambio paralelo. En este ambiente de retaliaciones por parte ministros incompetentes la respuesta fiscal al problema inflacionario generado por el desorden y corrupción del gasto público es reducir el IVA de 14 a 9 por ciento, con un sacrificio fiscal que nunca podrá ser reemplazado en el mediano plazo con impuestos sobre la renta. En realidad, el presidente Chávez solo apunta a que los precios cedan por unos meses su ritmo ascendente, para engañar al pueblo con la ilusión de una "disminución" de la inflación en medio de la próxima campaña oficial de apoyo al referéndum para aprobar la reforma constitucional con reelección indefinida del Presidente y economía socialista anacrónica. Para principios del 2008 la mal llamada reforma monetaria será la forma de intentar disimular una devaluación con la reducción de ceros, en un ambiente inflacionario y propenso a la recesión. Un país petrolero siempre tiene un margen de maniobra pero este depende del talento y decencia de los gobernantes.
orlandoochoa@hotmail.com
El 2007 se revela como el punto de inflexión del auge económico asociado al alza de los precios de petróleo de los últimos tres años, luego de una repetición de graves errores de política económica del pasado y una creciente manifestación de las ideas de izquierda marxista, incapaz de comprender la interacción entre objetivos gubernamentales y estímulos racionales a los empresarios, trabajadores y consumidores. El legado de esta política torpe centrada en apoyo a metas electorales es inflación, un patrón consumista y rentista, mayor corrupción en la gestión de obras públicas y en los manejos de tesorería pública en los bancos privados, junto a las distorsiones causadas por los controles de precios, cambiarios y de intereses. Es difícil de creer que de verdad se quería promover la inversión y el empleo productivo, incentivar la productividad laboral y diversificar las exportaciones. Se desmonta la capacidad instalada de la industria manufacturera y se reduce la producción agrícola, pues no pueden ser competitivas con costos de producción en alza impulsados por inflación de origen fiscal-monetaria y apreciación real de la moneda.
Para agravar la situación, el Gobierno persigue a quien no vende a los precios regulados. Olvidan que el "costo de oportunidad" para vender productos y servicios localmente se mide en el mercado internacional al tipo de cambio paralelo. En este ambiente de retaliaciones por parte ministros incompetentes la respuesta fiscal al problema inflacionario generado por el desorden y corrupción del gasto público es reducir el IVA de 14 a 9 por ciento, con un sacrificio fiscal que nunca podrá ser reemplazado en el mediano plazo con impuestos sobre la renta. En realidad, el presidente Chávez solo apunta a que los precios cedan por unos meses su ritmo ascendente, para engañar al pueblo con la ilusión de una "disminución" de la inflación en medio de la próxima campaña oficial de apoyo al referéndum para aprobar la reforma constitucional con reelección indefinida del Presidente y economía socialista anacrónica. Para principios del 2008 la mal llamada reforma monetaria será la forma de intentar disimular una devaluación con la reducción de ceros, en un ambiente inflacionario y propenso a la recesión. Un país petrolero siempre tiene un margen de maniobra pero este depende del talento y decencia de los gobernantes.
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