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lunes, 14 de abril de 2008

"PAPA JAIME" de Carolina Jaimes Branger

La persona que más me impactó del Foro de la Alianza para una Nueva Humanidad al que asistí por la Fundación Unión Radio, fue Jaime Jaramillo, mejor conocido como "Papá Jaime".
"Papá Jaime" es cálido, abierto, sencillo. Su sonrisa cautiva, su mensaje estimula. Un ingeniero geofísico con magíster en exploración geofísica con mucha sensibilidad social desde pequeño, tal vez nunca pensó el vuelco que daría su vida el día de Navidad de 1973. Él venía caminando por la acera cuando desde un carro en marcha lanzaron por la ventana una caja de muñeca. Como por arte de magia aparecieron varios niños de los que no se había percatado antes. Una niña corrió al medio de la calle a tomar la caja y la abrazó. Estaba tan extasiada con la caja de muñeca y viendo a Jaime, quien a su vez la miraba, que no se dio cuenta de que un camión venía. La mató en seco. Jaime se acercó a su cuerpecito que yacía sin vida al lado de la caja... vacía. En ese momento, Jaime se dio cuenta de cuál era su misión en la vida. Esa misma noche se disfrazó de San Nicolás y les llevó regalos a los niños de la calle. Nació la Fundación Niños de los Andes, que preside.
"Papá Jaime" ha recuperado y reinsertado a la vida alrededor de treinta mil niños que vivían en las cloacas de Bogotá. Es de las poquísimas personas en quien confían aquellos que aún viven en ese infierno: puede entrar y salir sin ser agredido. Ese submundo es cruel, inhumano, despiadado.
En sus propias palabras: "Yo soy un soñador con los pies en la tierra y siempre volando. Para mí una persona que no tiene sueños se tiene que pellizcar porque se está muriendo. Así de sencillo. Si tú no estás soñando y no sabes cuál es tu sueño y qué es lo que quieres en este mundo, ¡pellízcate! porque estás muerto. Porque nosotros muchas veces vivimos como si no nos fuéramos a morir y morimos como si no hubiésemos vivido. Cuando yo hablo de sueños, los sueños míos siempre han sido elementales y simples... Hay muchos proyectos. Todos esos proyectos están escritos, lo que se ha hecho. Yo siempre le digo a la gente que no importa tanto la cosecha que tiene hoy, lo más importante es que lo que siembra hoy sea bueno porque es lo que va a cosechar mañana.
En la Fundación estamos trabajando la Casa Corazones, la Casa Cárcel, las diferentes sedes para rehabilitar estos niños, mostrarles que "hay una luz al final del túnel" y que aprendan a soñar. En el Instituto para Liderazgo lo que hacemos es ir a la raíz del problema, sembrar una conciencia social, una transformación de la conciencia, y evolución de la conciencia sobre ella misma. Muchas veces somos tan inconscientes que vamos como zombies, pa' un lado y pal otro sin darnos cuenta a qué vinimos a este mundo, y sin saber cuál es nuestra misión. Esa misión es una y sólo una, elemental y simple, amar, perdonar y servir. Cuando hablo de amar me refiero a amar sin condicionamiento, cuando se ama con condicionamiento no es amor, se llama sufrimiento, apego. Y todo eso da dolor, angustia, depresión y tristeza.
Perdonar no es olvidar, es todo lo contrario, es recordar sin dolor y sin resentimiento, servir y compartir amorosamente. Y cuando tú amas, perdonas y sirves, tu mente se ilumina, se aclara; tu corazón reboza alegría y tu espíritu abre sus alas y te sientes tan feliz y vuelas alto que cuando vuelas a esa altura, en esas dimensiones, entiendes y comprendes a qué has venido a este mundo: a ser feliz. Esa es tu misión: ser feliz y eso es lo que yo pregono, yo le enseño a la gente a que viva en armonía entre cuerpo, alma y espíritu".
Pero el entusiasmo de Papá Jaime es contagioso y cuenta hoy con una red de voluntarios que crece a medida que se difunde y conoce su mensaje. Tiene un programa de radio diario desde donde transmite sus mensajes y cree en el trabajo en redes. Sus mensajes son concretos:
"No trates de ayudar a un millón, no. Con una persona que ayudes estás transformando y ayudando a esa persona a que pueda ver un mundo nuevo; esa ha sido mi filosofía: ayudar". El viejo proverbio chino "No hay que dar el pescado sino hay que enseñar a pescar" es otro de sus lemas. Y finalmente, vive hoy, aquí y ahora "como si fuera el último día. El pasado ya pasó, y el futuro es el que viene".
Miles de niños tienen un papá que se llama Jaime, quien les ha regalado esperanzas y les ha enseñado lo valioso que es "un corazón grande dispuesto a amar, y unas manos fuertes para servir".
cjaimesbranger@gmail.com

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