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lunes, 9 de junio de 2008

Escasez y sobreprecio caracterizan mercado del gas en bombonas

Luis Martínez se compró una carretilla para buscar la bombona de gas en un abasto que está ubicado como a 2 kilómetros de su casa en Mariches. También compró una bombona extra para no quedarse sin gas, particularmente en la noche, cuando es más difícil conseguirla.
No todo el mundo tiene esa posibilidad. Muchos usuarios se ven en la necesidad de pagar taxis de ida y vuelta para buscar el cilindro en las plantas de envasado y otros esperan semanas a que llegue el camión repartidor. Acortar la ruta y la espera tiene un costo y éste muchas veces multiplica el precio de la bombona, regulada en 3,7 bolívares fuertes desde 2004.
De estas y otras maneras, el sobreprecio del cilindro de gas, particularmente la versión más pequeña (10 Kg) se ha institucionalizado en todo el país, al punto al que prácticamente ningún camión despachador vende el producto al precio regulado. Si lo hace, esto va en su propio perjuicio, pues, imposibilitados de pagar el aumento salarial de 30% decretado en mayo, muchos patronos han permitido a sus choferes "redondearse" cobrando un precio superior al fijado.
En otros casos los mismos distribuidores son cómplices del sobreprecio y reciben una porción de la tajada. A estas prácticas, consideradas por muchos como "desesperadas", han tenido que recurrir algunos para evitar la quiebra de sus empresas.
Estudios hechos por los propios distribuidores indican que el precio que permitiría lograr el equilibrio económico se acerca a BsF 1 por kilo, es decir, que la bombona más pequeña debería venderse en BsF 10, casi el triple del importe actual. Algunos envasadores incluso han propuesto al Ministerio de Energía y Petróleo que incremente las versiones grandes en mayor magnitud que la pequeña, para no golpear al consumidor de menores ingresos.
Sin embargo, ninguna de las propuestas de los industriales ha sido puesta en práctica por la dirección de Mercado Interno del Menpet y, en los cuatro años y medio que han transcurrido de congelación de los precios finales de venta, han circulado cientos de rumores sin efecto sobre las medidas que prepararía ese despacho para aliviar la difícil situación financiera del sector. El último de estos rumores señala que el Menpet apuesta a autorizar un subsidio de BsF 3 por cada bombona de 10 kilos vendida. De esa manera, aunque el precio del cilindro se ajuste de 3,7 a 5 bolívares fuertes, un alza de 35%, los envasadores y distribuidores recibirán BsF 8 por cada una.Al borde de la anarquía
Empresarios consultados respecto a esta posibilidad se mostraron conformes. No obstante, advirtieron que en cualquier escenario será cuesta arriba lograr que los transportistas e incluso los llamados "estanteros" (abastos y comercios que comercializan los cilindros) vuelvan a cobrar el precio regulado.
Mientras muchos distribuidores no se benefician del sobreprecio, los transportistas están obteniendo ingresos extras de inmediato. Si los obligaran a regresar al esquema anterior, muy probablemente verían disminuir su ingreso mensual.
Además, los patronos tienen muy pocas armas en sus manos para convencerlos pues, entre otras cosas, la inamovilidad laboral les impide despedir a los conductores indisciplinados.
Esta anarquía se incrementa con el tiempo. Los clientes que viven en rutas de difícil acceso, entre ellas los barrios caraqueños, se ven forzados a pagar la bombona hasta en BsF 15.
Por su parte, los industriales observan un incremento en los robos de cilindros de las plantas de llenado e incluso en el número de atracos a camiones despachadores, en la mayoría de los casos no sólo para robar al conductor, sino también para quitarle bombonas y camiones.
Al final, el perjudicado es el usuario. La calidad de servicio de un producto que tenía una alta penetración en el país, va en franca desmejora.

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