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martes, 10 de junio de 2008

Nuevo líder de las FARC enfrentaría pérdida de apoyo de Chávez


Por FRANK BAJAK
The Associated Press
BOGOTA --El barbudo intelectual marxista que ahora comanda a la fuerza guerrillera más poderosa de América Latina, Alfonso Cano, tiene un duro trabajo ante sí.
Su principal apoyo, el presidente de Venezuela Hugo Chávez, acaba de exhortar públicamente a Cano para que sus Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) abandonen su lucha armada y liberen a todos los secuestrados que tienen.
Del propio Cano nada se ha oído desde que las FARC confirmaron el 25 de mayo que de forma unánime el comandante rebelde había sido escogido como sucesor de Manuel "Tirofijo" Marulanda, de 78 años, líder fundador y máximo jefe de esa fuerza rebelde, muerto el 26 de marzo a consecuencia de un infarto en las selvas colombianas, según la versión insurgente.
Y dado que la dirección de las FARC es un órgano colegiado de siete miembros, no está claro si Cano tendrá la influencia que tenía Marulanda.
Se cree que el ex estudiante de antropología nacido en Bogotá, miembro de la Juventud Comunista y quien se unió a las FARC en 1982 tras ser encarcelado por rebelión y quedar libre por una amnistía, se encuentra en lo profundo de la selva colombiana. Es objeto de una intensa cacería por parte de las autoridades.
Las FARC, por lo demás, han recibido varios golpes de los militares colombianos, cuyos hombres e inteligencia nunca han estado en mejor forma con un millonario apoyo estadounidense.
No fue sino hasta este año que un miembro del secretariado o dirección de siete miembros de las FARC, guerrilla que tiene 44 años de vida, fuera muerto a manos del estado: el canciller guerrillero Raúl Reyes murió durante un ataque de los militares el 1 de marzo a un campamento rebelde en Ecuador, en una zona cercana a la frontera, y una semana después se confirmó que otro de los comandantes insurgentes, Iván Ríos, había sido asesinado por su guardaespaldas, a quien se pagó una recompensa.
El premio gordo que consiguió Colombia en el campamento de Reyes, los computadores que contienen mas de 11.000 documentos electrónicos, sugieren que Chávez había buscado prestar apoyo financiero y en armas a las FARC.
Desde hace mucho tiempo era un secreto a voces que militares venezolanos brindaban refugio a las FARC y que los rebeldes han estado sacando toneladas de cocaína de Colombia a través de Venezuela.
Los documentos de los computadores, que según Chávez son falsos, implican a funcionarios venezolanos, incluyendo a su ministro del Interior, Ramón Rodríguez Chacín; y jefes de inteligencia, en estrechas relaciones con miembros de las FARC.
Se desconoce si algo de al menos 250 millones de dólares, mencionados en documentos como un préstamo, finalmente fueron entregados y recibidos por la guerrilla, mientras funcionarios de Colombia afirman que las FARC han tenido problemas recientemente en cubrir pagos a cultivadores de coca.
Contra la credibilidad de Chávez también surgió el viernes el anuncio de las autoridades colombianas que un militar de la Guardia Nacional venezolana estaba entre los cuatro detenidos en una región de la frontera y con miles de municiones en su poder, presuntamente destinadas a reforzar a las FARC.
En su programa semanal de televisión, Chávez pidió el domingo a las FARC deponer las armas y liberar a todos los secuestrados, entre quienes están tres contratistas estadounidenses y la ex candidata presidencial colombo-francesa Ingrid Betancourt.
"La guerra de guerrillas pasó a la historia", dijo Chávez, quien a comienzos de año pedía públicamente reconocer a las FARC como una fuerza beligerante.
Pero el mandatario venezolano debe ser juzgado por sus acciones. Los colombianos estarán observando de cerca si realmente desata sus lazos con esa guerrilla.
Por lo menos uno y quizá dos miembros del secretariado de las FARC vivirían intermitentemente en Venezuela, aseguran las autoridades colombianas. Y los documentos de los computadores de Reyes y desertores de la guerrilla entrevistados por The Associated Press revelan la estrecha colaboración con los militares venezolanos al menos desde el 2000.
Si Chávez abandona las FARC, los rebeldes tendrían que replegarse hacia Ecuador, cuya frontera con Colombia es más agreste y porosa. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, es mencionado en uno de los documentos de Reyes como alguien que buscaba contactos con las FARC.
Tanto Chávez como Correa han dicho que sus contactos con la guerrilla han sido exclusivamente para intentar una gestión humanitaria y liberar a secuestrados.
Las FARC, entre tanto, mantienen que no harán otras liberaciones unilaterales -tras liberar a dos secuestrados en enero y cuatro en febrero- a menos que el presidente colombiano Alvaro Uribe desmilitarice dos municipios del suroeste de Colombia y permita negociar allí un canje de secuestrados por rebeldes en prisión.
Los insurgentes tampoco han respondido ofertas de Uribe en torno a otorgar libertad condicional inmediata, incluso la salida del país rumbo a Francia, a aquellos compañeros suyos que se entreguen trayendo con ellos a secuestrados.
Las FARC sonaron tan intransigentes como siempre en un comunicado el 5 de junio, publicado el domingo en el sitio de internet de la Agencia Bolivariana de Prensa (ABP), donde ratifican que su objetivo es la toma del poder.
El Ministerio de Defensa colombiano asegura que los rebeldes ahora son unos 9.000 combatientes, la mitad de lo que eran hace una década atrás. Pero nadie sabe si tal afirmación es correcta o cuánto apoyo ha perdido la guerrilla entre sus bases del campesinado pobre en remotas y olvidadas localidades de Colombia.
Y se desconoce lo que esté pasando por la cabeza de Cano. Dos mediadores autorizados por el gobierno a buscar contactos con las FARC, con el objetivo de obtener un canje de rehenes, aún tienen que conseguir entrevistarse con el nuevo comandante.
Uribe, por su parte, está entre los escépticos en que la llegada de Cano signifique que las FARC tendrán una línea menos intransigente.
Los funcionarios que negociaron con Cano en el Caguán, una zona al sur del país donde hubo diálogos de paz hasta el 2002, mantienen que el nuevo comandante es un "obstáculo", tanto como Reyes, en las conversaciones, dijo Uribe en una entrevista radial la semana pasada.
Carlos Lozano, editor del semanario "Voz", del Partido Comunista de Colombia , y uno de los delegados autorizados por el gobierno a buscar un contacto con las FARC, afirmó que con la llegada de Cano a la jefatura de esa guerrilla "no creo que vaya haber grandes virajes" en sus políticas y se flexibilicen algunas posiciones.
"No sólo Cano es duro", dijo Lozano en una entrevista con la AP. En las FARC "todos son duros".

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