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miércoles, 17 de junio de 2009

El EDITORIAL DIARIO EL NACIONAL

Ofensiva mediática
Batalla y entierro
E l juego político del Gobierno cada día se vuelve más peligroso, violento y
represivo. Ya los voceros oficialistas han perdido toda mesura y parecen más
bien vulgares provocadores que lanzan insultos en un bar, sólo para desatar
una riña. Lo más grave de todo es que, como la mayoría de los venezolanos no
le hace caso a estas provocaciones, entonces el oficialismo multiplica a una
velocidad cada vez mayor la repetición y la cuantía de sus ataques contra
los ciudadanos.

No hay que ser adivino para darse cuenta de que la orden lanzada, semanas
atrás, por el presidente Chávez contra el canal de noticias Globovisión, no
es sólo un acto de venganza (de los tantos emprendidos por Chávez) contra un
medio de comunicación crítico del Gobierno, sino que forma parte de una
estrategia general dirigida a debilitar a los sectores democráticos y
restarles espacio en la opinión pública y en la escena política.

Esta estrategia es uno de los pilares fundamentales de la nueva ofensiva
revolucionaria que, desde Miraflores, se ha estado orquestando a escala
nacional, ya sea por la toma de tierras, el cierre de fábricas y la
expropiación, el asalto contra los puertos y el sabotaje de las actividades
de transporte y comercio. Una de las resistencias más grandes que el
Gobierno ha encontrado en su camino es el papel de los medios de
comunicación como voceros que alertan sobre la gravedad de la destrucción
que se lleva a cabo en Venezuela.

De allí la lastimosa frase del Presidente sobre "la batalla de la ideas".
Pero ¿cuáles ideas? ¿Acaso existen algunas de ellas en los programas o
proyectos expuestos por la revolución en los foros nacionales e
internacionales? Si en este país existiera un gran teórico del comunismo del
siglo XXI, ya lo estarían exhibiendo por todas partes como si fuera una vaca
con dos cabezas.

Pero como no existe, entonces, al igual que importamos leche, arroz,
caraotas, quesos y carne, también traemos del exterior a ciertos ideólogos a
ver si le florecen las ideas al general Carneiro, al teniente Diosdado, a
Darío Vivas, Iris Valera y Nicolás Maduro y tantos otros inteligentísimos
líderes de la revolución.

En suma, la famosa "batalla de las ideas" no es más que una estratagema para
ir cerrando los espacios que hoy fomentan una discusión libre y democrática
de los asuntos públicos. La intención del Gobierno es convertir esta
supuesta "batalla" en una batallita, y luego en una simple escaramuza,
cuando hayan cumplido su plan de cerrar, en primer lugar, a Globovisión y
luego al resto de los canales, incluso aquellos que le siguen, a cierta
distancia, ese peligroso juego. Luego le tocará el turno a las radios, las
revistas y los periódicos democráticos.

De modo que la socarrona "batalla de las ideas" es, en verdad, el
fusilamiento de las ideas y su posterior entierro. No existe hoy en el
Presidente de la República otro propósito que no sea destruir a los medios
que critican su forma de gobernar.

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