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jueves, 25 de febrero de 2010

EL CARACAZO de Teodoro Petkoff


Este sábado 27 de febrero se cumplen 21 años de la espantosa tragedia
del "Caracazo". Fue, ya se sabe, la primera vez que las grandes
campanas del destino doblaron por las élites sociales y políticas que
venían conduciendo el país. Un sacudón social ciego, una revuelta
espontánea y anárquica, un grito de queja y reclamo, sin orientación
política alguna, que desgarró el falaz velo de prosperidad petrolera
que cubría al país y desnudó a su vez las carencias de un modo de
dirigirlo políticamente, del cual la gente comenzaba a desconectarse.

La leyenda que inventó Chávez, sobre el 27F como protesta contra el
neoliberalismo, es una mentira monda y lironda, una vulgar
manipulación politiquera. De hecho, el estallido social se produjo
tres semanas después de la toma de posesión de CAP, cuyo programa
económico apenas había sido anunciado y del cual sólo se había puesto
en práctica el aumento de la gasolina, que dio pie a la protesta por
los aumentos de los pasajes del transporte público. En verdad, lo que
Venezuela vivía eran los efectos y consecuencias empobrecedores de un
modelo económico de vieja data, basado en la dependencia del petróleo
y del gasto público, expresados en populismo, clientelismo, precario y
errático crecimiento económico y alta inflación, modelo que, por
cierto, el gobierno de Chávez ha copiado y empeorado
considerablemente. Chacumbele, que ha confiscado para sus fines desde
la Guerra de Independencia y Simón Bolívar hasta el 23 de Enero,
también "expropia" el 27F como supuesta matriz de su golpe y fecha
fundacional de su "revolución", cuando el MBR200 para esa fecha ya
tenía seis años conspirando, creado como había sido en 1983.

Lo terrible es que dos décadas después, los crímenes cometidos durante
la represión permanecen impunes y la imputación judicial se ha
enfocado exclusivamente en un reducido grupo de oficiales de la FAN,
como si fuera ésta la responsable exclusiva de la sangrienta represión
producida durante aquellos fatídicos tres días.

En verdad, el Plan Ávila, que hizo actuar a la fuerza armada, fue
activado el 28 a las 8 de la noche, después de dos días de saqueos y
combates callejeros, entre la gente y la policía, que produjeron la
mayor parte de las víctimas. Es obvio que efectivos de la FAN, no
entrenados para hacer frente a asuntos de orden público, también
cometieron excesos, abusos y crímenes, pero, en todo caso, como lo
sería con la Policía Metropolitana, las responsabilidades son
individuales y en ningún caso institucionales --a menos que se acepte
el supuesto negado de que desde los altos mandos de la PM y de las
FAN, e incluso del propio gobierno, hubieran partido órdenes de matar.

Quizás sea oportuno recordar hoy lo que escribió José Vicente Rangel,
el 20 de marzo de 1989, en su columna "Las Cinco Patas del Gato" en El
Diario de Caracas: "Más allá de fallas, errores e incluso abusos, la
posición de las FF.AA., institucionalmente hablando, con motivo de los
acontecimientos del 27 de febrero, ha sido altamente positiva. Fue el
único organismo del Estado que respondió cuando imperaba el caos. Y
respondió con espíritu democrático, encarnando un liderazgo
responsable, reivindicando no sólo la noción de orden público, sino de
justicia y honradez". Concluyendo JVR, más adelante: "A los militares
se les llamó cuando todo colapsaba. Incriminarlos ahora, bien
directamente o bien solapadamente...

no es otra cosa que mala fe".
Tal Cual

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