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lunes, 22 de septiembre de 2014

Repunte de epidemias muestra el fracaso de la política sanitaria


Venezuela fue pionera en la ejecución de políticas públicas sanitarias | Foto William Dumont / Archivo
Venezuela fue pionera en la ejecución de políticas públicas sanitarias | Foto William Dumont / Archivo
Epidemiólogos critican al Ministerio de Salud por el abandono de programas de salud ambiental 
Venezuela cerró 2013 con 76.621 casos de malaria, el mayor número de los últimos 24 años. En 1990 en el país hubo 46.910 registros del mal, conocido también como paludismo. Casi dos décadas y media más tarde, el país retrocedió en el control de la enfermedad. Transcurridos los 8 primeros meses de 2014, la cifra de casos se situó en 58.082 afectados, según el Boletín Epidemiológico Semanal N° 36, con datos hasta el 6 de septiembre.
Ángel Rafael Orihuela, ex ministro de Sanidad y especialista en enfermedades tropicales, señaló que el repunte de la malaria y de otras enfermedades controladas hace un cuarto de siglo es un signo inequívoco del fracaso en materia sanitaria.
“En Venezuela se descuidó la prevención. Hay tres grandes armas que fueron descuidadas: el saneamiento ambiental, las inmunizaciones y la educación para la salud. Cuando se revisan los indicadores de dengue o malaria y de enfermedades que tienen vacuna se ve el aumento. Ha habido brotes de tos ferina en los últimos 4 años. Entre 2009 y 2010 hubo un brote de parotiditis que dejó más de 220.000 enfermos”, agregó.
Orihuela también recordó que en el último lustro Venezuela registró por lo menos siete brotes de mal de Chagas producidos por la ingesta de alimentos contaminados con las heces de los chipos.
Oswaldo Godoy, ex director de Epidemiología del Ministerio de Salud, lamentó que en el estado Aragua, donde se iniciaron las campañas y programas para el control de vectores enfermedades como la malaria, hayan repuntado males por el desmantelamiento de dependencias dedicadas a su control. Allí se concentran, para la primera semana de septiembre, la mayor cantidad de casos de fiebre del país: es el primero con más casos confirmados de chikungunya y el segundo con más notificaciones de dengue. Ambas enfermedades son  transmitidas por zancudos. 

“El personal que había en Epidemiología era altamente calificado, pero lamentablemente lo desmantelaron en los últimos años. La opacidad en la información está dañando toda la gestión”, opinó.
La Dirección de Malariología y Saneamiento Ambiental que existió en el otrora Ministerio de Sanidad fue reformada en 2000. Esa dependencia dio origen a la Escuela Internacional de Malariología, en la que se entrenaba a médicos de otras latitudes para el control de la enfermedad. 
El ex ministro Orihuela refiere que desde esa dependencia se llevaban los programas para el control de endemias rurales, de suministro de tratamientos antihelmínticos y de sustitución de ranchos de paja para evitar la proliferación de chipos. “Otro programa era la construcción de acueductos rurales, para llevarles agua a todos. Eso se mantuvo con Gabaldón desde 1942 hasta que lo cerraron en 2000. Ese fue el punto de quiebre, que no tuvo sustitución con nada. Lo centralizaron y lo eliminaron”, recordó.
Opacidad. La falta de información sobre las enfermedades también es un aliciente para el deterioro de la salud pública. La población no acude a los centros de sanidad y desconoce las medidas de prevención para evitar contagios.
Godoy critica la negativa del gobierno de ofrecer más datos sobre los reportes de chikungunya en el país, por ejemplo. “Los casos no han tenido una caracterización, no han dicho cuáles son los grupos de edad afectados, en qué municipio y ciudad están ni las medidas que se deben tomar”, enumeró. La omisión también impide a los médicos tomar las medidas necesarias para el control de enfermedades.
En 2007 el entonces ministro de Salud, Jesús Mantilla, suspendió la publicación del Boletín Epidemiológico Semanal, documento de información oficial sobre enfermedades de notificación obligatoria. Así justificó la medida el ministro: “Si empiezan a utilizar el boletín epidemiológico para desestabilizar, para el golpismo o para el terrorismo, no podemos permitir que con nuestro propio instrumento vengan los medios de comunicación a hacer oposición y le creen un problema de salud mental a la población”.
La encargada del Viceministerio de Redes de Salud Colectiva durante la gestión de Mantilla, entre 2007 y 2009, era la actual ministra de Salud Nancy Pérez Sierra. Tenía a su cargo las direcciones generales de Epidemiologia, Programas y Salud Ambiental.
Por encima de la norma
Miranda es el segundo estado más afectado por casos de fiebre, por detrás de Aragua. En la semana del 31 de agosto al 6 de septiembre en la entidad hubo 17.567 reportes, que pueden asociarse a la incidencia de dengue o chikungunya.
Gustavo Villasmil, secretario de Salud de la Gobernación de Miranda, informó que el índice aédico en los hogares se sitúa en 55% en la subregión de los Valles del Tuy: “Eso está diez veces por encima del límite normativo. En Miranda hay una labor de saneamiento muy exigente por la vecindad con el estado Aragua. La gobernación trabaja en la fumigación y eliminación de criaderos, así como seis de las siete alcaldías que tienen direcciones de salud, que además están apoyando a las municipalidades vecinas”.
Villasmil indicó que en el país se vive una situación de emergencia sanitaria en la que coinciden epidemias de dengue, chikungunya y malaria. “Las políticas públicas sobre la materia están definidas desde 1936, durante el gobierno de Eleazar López Contreras: educar, poblar y sanear. Costó, pero a la larga Venezuela fue el primer país que enfrentó el paludismo, incluso antes que la Unión Soviética, que era una potencia. La política surgió en Venezuela, pero el Ministerio de Salud, que es el encargado de ejecutarla, no actúa”.
Villasmil aseguró que no tiene lógica que todos los casos de chikungunya deban ser descartados por el Instituto Nacional de Higiene: “Eso no tiene sentido técnico, en una epidemia como esta. Lo que hacen es colapsar el instituto y cuando llega el turno de que un paciente se haga la prueba puede estar ya curado”. Agregó que es preocupante que el ministerio desconozca todos los casos, pues “al negar la realidad, no interviene”.