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viernes, 24 de octubre de 2014

“La crisis dificulta el ejercicio profesional”


Marisela Bello recurre a la tarjeta de crédito y préstamos bancarios para cubrir sus gastos | Foto Raúl Romero
Marisela Bello recurre a la tarjeta de crédito y préstamos bancarios para cubrir sus gastos | Foto Raúl Romero
Marisela Bello afirmó que sus ingresos dependen de los proyectos que salgan, por lo cual se las ingenia para cubrir los gastos de comida, vivienda, servicios y la universidad de su hija 
Marisela Bello, ingeniera civil egresada de la Universidad Central de Venezuela, posee una dilatada experiencia: desde 1987 trabaja en el libre ejercicio de la profesión y con empresas privadas de la construcción. Sin embargo, en el último año la situación se ha puesto muy dura, dijo.
Bello, de 55 años de edad y con una hija de 24 años a punto de culminar Ingeniería Industrial en la Universidad Católica Andrés Bello, ha desempeñado todas las funciones en obras de construcción civil: ingeniera residente, contratista, inspectora, supervisora y asesora. Nunca ha laborado para el Estado, pero sí indirectamente a través de contratistas privadas.


“Trabajo por proyecto, pero la crisis dificulta el ejercicio profesional. El primer obstáculo es lograr presupuestos con márgenes adecuados de costo-beneficio porque los materiales, si los consigues, suben semanalmente de precio y debes ajustar nuevamente el presupuesto, lo que no es fácil explicar al cliente”, contó.
La profesional señaló que hay escasez crónica de cemento y cabilla, pero también enfrenta dificultades para encontrar yeso, pego, baldosas e incluso pintura. “En una obra de reparación de un canal que me encargó el condominio de un edificio, el paso por la caminería estuvo restringido mes y medio porque no se conseguían ladrillos caico”, dijo.
Por atrasos como este, explicó: “Recibes más tarde el pago de los clientes con el costo de la obra basado en el presupuesto inicial y ese dinero vale mucho menos por la inflación”. Agregó que sus ingresos mensuales varían según los proyectos que salgan, además de que con el libre ejercicio no le pagan vacaciones ni utilidades. Sin embargo, las necesidades del grupo familiar no se detienen por lo que se las ingenia, recurriendo a la tarjeta de crédito o préstamos del banco para cubrir los gastos de comida, servicios, vehículo, vivienda y la universidad de su hija. “Pese a que suben constantemente los precios, no sacrificamos la calidad de la alimentación”, expresó. 
Señaló que los profesionales con trabajo fijo no están mejor que los de libre ejercicio pues ganan salarios inferiores a los del tabulador del Colegio de Ingenieros. “Es comprensible que los jóvenes emigren porque no ven futuro. Yo no pienso irme quiero demasiado a Venezuela”.
La ingeniera destacó que el estrés de la difícil situación económica y social lo afronta con la fe cristiana en la iglesia Ríos de Agua Viva. “Le pido a Dios que bendiga a Venezuela y a todas las personas para que puedan hacer el bien”.