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domingo, 21 de diciembre de 2014

Los cubanos miran al futuro con esperanzas y temores

Los cubanos comunes ven el futuro con una mezcla de candidez, temor, esperanzas y sobre todo con muchos deseos de que su situación actual cambie para bien. En la foto, una mujer viste una blusa con la bandera americana en La Habana.     

Francisco Gavez, barbero, le un periódico a un visitante.
“¿Han visto cómo están cubriendo la noticia? Basta con echarle un vistazo al Granma”, dijo.
Granma, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, volvió a publicar por entero los discursos que pronunciaron el presidente Barack Obama y el mandatario Raúl Castro donde anunciaban la inminente restauración de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba después de más de cinco décadas de haberse roto.
El resultado de todo –dijo Gavez– es que el futuro de Cuba será mejor. Cree que otras medidas para aliviar el embargo económico de Estados Unidos, que se estableció en 1962, no están muy lejos.



“La gente se siente muy esperanzada”, apuntó. “Habrá más vuelos. Las visitas de los turistas van a aumentar. Habrá más dinero”.
Su optimismo está generalizado –pero no es universal– en la capital cubana. Todo el mundo conoce el sorprendente cambio en la política, si no los detalles, de cómo Washington le permitirá a los exilados cubanos enviar más dinero a sus familiares en la isla, aliviando así una prohibición que le ha impedido a la mayoría de los norteamericanos visitar Cuba y que incluso le permitiría a los visitantes usar sus tarjetas de débito y crédito en sus viajes.
Algunos jóvenes y los que se oponen con fuerza al impuesto por la familia Castro dijeron que el régimen hallará una manera de seguir controlando a la población. Sin embargo, la mayor parte de los que fueron entrevistados dijeron que esperan que la vida resulte más fácil en un futuro no muy lejano.
“Desde niño me educaron para pensar que teníamos el mejor sistema social del mundo”, dijo Leosdán Guiamet, contador de 20 años, que en la actualidad se gana la vida vendiendo souvenirs. “Cuando era pequeño creía que era así, pero poco a poco empecé a darme cuenta que era una mentira”.
Para los jóvenes, dijo Guiamet, la renovación de relaciones diplomáticas entre ambos países trae cierta promesa de mejoría.
“Tengo la esperanza de que el gobierno permitirá más democracia y libertad”, dijo Guiamet.
¿Cree que el restablecimiento de los diálogos entre EEUU y Cuba cambiará el sistema político de la isla?
Yamil Alvarez Torres, uno de las tres propietarios de un restaurante privado de 50 sillas en La Habana Vieja, el Paladar Los Mercaderes, dijo que a Cuba le irá bien si sigue la política de mercado libre de China y Vietnam, países que continúan siendo gobernados por un solo partido.
“Vietnam estuvo en guerra con Estados Unidos, y ahora son amigos. Nosotros nunca hemos estado en guerra con los americanos”, dijo Alvarez.
Alvarez dijo que sueña con el día en que las restricciones de viajes entre los dos países se acaben.
“He escuchado que cinco millones de americanos visitarán Cuba en los dos primeros años cuando se levanten todas las restricciones para viajar”, dijo. “Es un número de verdad muy grande”.
Ya La Habana está experimentando una explosión en pequeños negocios que se permiten bajo una política de que empleados del gobierno trabajen en el sector privado, dijo.
Para un visitante que estuvo en la ciudad muchas veces durante los 90, pero no ha regresado desde hace 15 años, las renovaciones hechas en La Habana Vieja, un área colonial que es un importante destino turístico, resultan asombrosas. Tiendas y edificios recientemente pintados que venden chocolate, bolsos; hasta peceras. Hoteles estilo boutique enfocados en las visitas de turistas europeos, canadienses y latinoamericanos.
“Hay un auge de restaurantes en La Habana en estos momentos”, dijo Alvarez. “Cientos de restaurantes han abierto en los dos últimos años. Cuando inauguramos el nuestro en diciembre del 2012, en La Habana había 116 restaurantes, según TripAdvisor. Ahora hay 486”.
Sin embargo, el día en que los turistas norteamericanos lleguen en forma masiva a Cuba aún podría demorarse. Las restricciones para viajar a la isla siguen en vigor, aunque el pasado miércoles altos funcionarios estadounidenses dijeran que la administración Obama aliviaría 12 categorías para viajes exentos. Entre ellas se incluye viajes con propósitos educacionales, religiosos y profesionales; labores artísticos, periodísticos o humanitarios; y visitas familiares o de negocios.
Al otro lado de la ciudad, lejos de la muchedumbre de turistas navideños, algunos cubanos expresaron puntos de vista más cautelosos sobre cuándo y con qué rapidez podrían tener lugar los cambios.
“No nos hace bien adelantarnos a los acontecimientos”, dijo un plomero que sólo quiso decir su nombre, Richard. “De cualquier modo, es un paso para salir del agujero en que estamos”.
El hueco sigue siendo muy profundo, dijo Richard, y Obama está limitado por la oposición de las dos Cámaras del Congreso. El solo no puede acabar con el embargo.
Francisco García es mucho menos optimista que otros. García dijo que el aparato de Seguridad del Estado se asegura de que gente como él se mantenga alejado de los turistas que traen el dinero que convierte en más soportables las penurias diarias de la vida cubana.
No hace mucho, García se le acercó a un extranjero para conversar con él cerca del emblemático Hotel Nacional, y la policía lo arrestó. Le puso una multa de 1,500 pesos cubanos, lo que equivale a unos $56, una verdadera fortuna en términos cubanos.
“¿Por qué no tengo derecho a hablar con usted?”, preguntó García, de 39 años.
Para algunos cubanos un relajamiento –o el levantamiento– del embargo podría presionar a Raúl Castro, ya que acabaría con la excusa del régimen para que la vida siga siendo una pesadilla para el ciudadano común.
“Si no hay embargo, debo tener un aumento”, dijo Roberto Suárez, de 46 años, que arregla zapatos en un quiosco en la zona de Centro Habana. “El embargo es la razón por la que no puedo tener un carro. Si no hay embargo, podría viajar”.
Suárez se describió como “fidelista”, y creyente en los ideales de Fidel Castro, quien, junto a su hermano Raúl Castro, lidereó la revolución de 1959 que llevó a la isla el socialismo respaldado por la entonces Unión Soviética. Sin embargo, Suárez está a favor de mayores cambios, entre ellos más derechos de propiedad privada para los cubanos.
“Sin propiedad privada, no hay desarrollo”, dijo.
La esposa de Suárez, Dayami Río Peña, escuchaba todo lo que él decía con gran atención. Dijo que está esperando para comenzar a trabajar como auditora financiera en una unidad de la policía. A pesar de que Raúl Castro permite en la actualidad que más cubanos trabajen de forma independiente, todavía hay muchas cosas que permanecen fuera del alcance del ciudadano promedio.
“Uno puede ir a un restaurante sólo si tiene dinero”, dijo.
Los buenos trabajos en el sector del turismo tampoco son fáciles de conseguir para los cubanos negros como ella misma, agregó Dayami. Pero elogió a la revolución: “El cuidado médico es bueno. Los hospitales son gratis”.
Y nadie se muere de hambre.
“A lo mejor uno come nada más que arroz y un huevo”, dijo, “pero por lo menos come algo”.
Suárez señaló que su suegra de 73 años es viuda y tiene una salud delicada. Dijo que tiene esperanzas de que Cuba evolucione lentamente, pero de forma constante.
“Nadie que tenga más de 45 años puede enfrentarse a un cambio radical”, dijo. “Hay que ir haciendo ajustes a lo largo del camino”.

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