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lunes, 27 de abril de 2015

Sacar a Cuba de la “lista negra” del terrorismo sería un gesto simbólico

Andrew Cuomo (izq.), gobernador de Nueva York, visita el puerto del Mariel junto a una delegación comercial el pasado 21 de abril.     

Las regulaciones que gobiernan la nueva apertura comercial de Estados Unidos hacia Cuba se anunciaron en enero, pero hasta ahora ha habido pocos que las hayan utilizado.
La mayoría de las empresas aún las analizan al tratarse de Cuba y viajan a la isla, a menudo acompañadas de abogados, para evaluar las oportunidades y los riesgos. Sin embargo, una delegación comercial encabezada por el gobernador de Nueva York, Andrew Como, informó la semana pasada que se habían hecho progresos en acuerdos en los campos de las telecomunicaciones y el cuidado de la salud —dos áreas en que las compañías de EEUU tienen permitido entrar en negociaciones con el gobierno cubano bajo la nueva política de EEUU hacia Cuba.



Pero incluso cuando se saque a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo, una designación que conlleva algunas sanciones financieras, los analistas dicen que no esperan que esto tampoco provoque una estampida de las empresas.
“Creo que las personas reevalúan, pero esperan hasta que termine el período de espera de 45 días antes de dar el nuevo paso”, dijo Fernando Capablanca, director ejecutivo del Grupo Consultor White Cap y presidente del Grupo Cubano de Estudios Bancarios. “Creo que todos quieren jugar muy seguro - ¿qué son 45 días después de 55 años?”
En diciembre, el presidente Barack Obama anunció una nueva política de relaciones con Cuba después de más de medio siglo de tratar de conseguir cambios mediante el aislamiento de la isla, y el 14 de abril informó al Congreso que intentaba sacar a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo, con lo que el reloj comenzó a marcar el período de espera.
Con la delegación cubano-estadounidense diciendo la semana pasada que no debería ser un desafío sacar a Cuba de la isla, todo está preparado para que esto ocurra a finales de mayo. Estados Unidos colocó a Cuba en la lista en 1982, en un momento en que La Habana promovía la revolución armada en América Latina y Africa.
Stephen F. Propst, un abogado de Washington, dijo que el sacar de la lista será un importante paso en el proceso de normalización entre EEUU y Cuba, pero espera que tendrá un limitado impacto inmediato en la actividad económica entre Estados Unidos y la isla.
Sin embrago, agregó, “Es un paso muy importante en seguir adelante en las relaciones diplomáticas entre ambos países”. Mantener a Cuba en la lista, dijo Propst, es una “etiqueta, en mucho una versión de los insultos diplomáticos”.
Es más, Andy Fernández, líder del Equipo de Acción para Cuba de Holland & Knight, dijo que sacar a Cuba de la lista del terrorismo quita “una barricada, un obstáculo” que ha hecho que las compañías estadounidenses se muestren indecisas para incluso involucrarse en tratos comerciales legales con Cuba.
Bajo la nueva política de Obama, los estadounidenses pueden comerciar mercancías seleccionadas con empresarios cubanos privados, enviar suministros a los campesinos privados en Cuba, vender suministros para la construcción a individuos privados y participar en proyectos en internet y telecomunicaciones que mejorarán la conectividad del pueblo cubano.
Pero el impacto de sacar de la lista quedará silenciado debido a que aún existe una entramada de sanciones impuestas bajo el embargo, la Ley Helms Burton y otras leyes estadounidenses que se mantienen en efecto, incluyendo cláusulas que requieren que los bancos estadounidenses bloqueen las transacciones con Cuba o los ciudadanos cubanos que no están en la categoría permitida.
Las nuevas regulaciones permiten que un banco rechace tales transacciones. “Eso marca mucha diferencia si se es la persona cuyo dinero resulta bloqueado y no puede recuperarlo”, dijo la abogada Patricia Hernández durante un seminario de la semana pasada en Cuba organizado por la Asociación Internacional de Banqueros de la Florida y el Grupo de Estudios Bancarios de Cuba.
“El riesgo en general con Cuba se mantendrá mientras exista el embargo”, dijo Andy Fernández.
Levantar el embargo “será el problema obvio en futuras conversaciones”, manifestó Peter Schechter, director del Centro Latinoamericano Adrienne Arsht en el Consejo Atlántico.
Estados Unidos y Cuba negocian actualmente renovar lazos diplomáticos y abrir embajadas. Hasta ahora ha habido tres rondas de negociaciones.
“El viaje de Cuomo ilustra no sólo la buena disposición sino también la frustración que sienten los gobernadores estadounideses —la Ley Helms-Burton de 1996 obstaculiza las oportunidades comerciales de sus estados”, agregó Schechter.
El embargo, que se hizo de forma gradual a partir de 1960, se codificó a través de la Ley Helms-Burton y no puede levantarse por completo sin que lo apruebe una ley del Congreso.
Compañías como Netflix y IDT, que han comenzado a ofrecer servicio telefónico directo a Cuba en vez de hacer la conexión final mediante un tercer país, y la compañía de alojamiento Airbnb, que está trabajando con casas cubanas particulares (una especie de bed and breakfasts), han están contemplando el territorio en Cuba. MasterCard y American Express también han expresado que quieren permitirle a los usuarios norteamericanos que usen sus tarjetas en Cuba.
Sin embargo, hasta el momento ningún banco ha anunciado sus intenciones de respaldar las tarjetas, lo que significa que todavía los viajeros norteamericanos autorizados no pueden utilizar las tarjetas emitidas por un banco norteamericano para pagar sus gastos de hotel y de otro tipo en Cuba.
De cualquier modo, Walt Macnee, vicepresidente de MasterCard, que formó parte de la comitiva de Cuomo, le dijo al periódico USA Today que tuvo dos reuniones con funcionarios del Banco Central de Cuba para allanar el camino para el empleo de las tarjetas norteamericanas en Cuba. “Ahora tendremos que trabajar individualmente con cada uno de los bancos y dar algún paso de avance al respecto”, dijo.
No obstante, permitirle a los bancos norteamericanos tener cuentas en instituciones financieras cubanas para respaldar los negocios autorizados y manejar las transacciones de crédito y débito para los viajeros autorizados no quiere decir que se les exija hacerlo, dijo Propst.
“Muchos bancos aún están dudodos”, dijo Propst, debido a la incertidumbre sobre si se les considera responsables en caso de que un viajero norteamericano no se encuentre en las 12 categorías de viajes a Cuba que permite Estados Unidos o si el viajero emplea la tarjeta para pagar transacciones que no están autorizadas.
“Nadie puede ir a Cuba para comprar, digamos, Chevys clásicos de los años 50. Eso no está permitido”, dijo por su parte Fernández.
La Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) ha dicho más de una vez que los bancos deberían basarse en la palabra de los viajeros de que sus viajes están autorizados “siempre y cuando no conozcan o tengan razón de conocer que una determinada transacción no está autorizada”.
Esta última frase es lo que pone nerviosos a los banqueros, dijo Fernández, que tienen una cantidad de clientes, ya que no saben con certeza cómo los reguladores y auditores bancarios la van a interpretar.
Los abogados dicen que hay necesidad de más clarificaciones por parte de la OFAC antes que los bancos estadounidenses se sientan cómodos manejando las transacciones de tarjetas débito y crédito en Cuba. Agregaron que anticipan más clarificaciones de las regulaciones que se anunciaron en enero.
“Hacer transacciones con Cuba todavía se demora un poco”, dijo Peter Quinter, abogado especializado en aduana de la firma GrayRobinson. “La infraestructura física y legal aún no existe”.
Las instituciones financieras tienen cuidado en llevar a cabo negocios con la isla por temor a violar las sanciones norteamericanas contra Cuba, y tienen razón al querer esperar. EEUU ha perseguido agresivamente a bancos por todo el mundo que hagan negocios con Cuba usando dinero norteamericano o hayan movido dinero a través del sistema financiero de EEUU a nombre de bancos cubanos y les ha impuesto severas multas.
Algunos analistas dicen que sacar a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo podría alentar a que un banco empiece a manejar las cuentas de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, D.C., la cual procesa los gastos de visas y pasaportes, así como también de la misión diplomática cubana en Nueva York. Durante más de un año, después que el anterior banco se retiró, las misiones y sus empleados han tenido que trabajar con dinero en efectivo.
El Departamento de Estado ha tratado de ayudar a Cuba en sus gestiones para encontrar un nuevo banco y un alto funcionario del departamento dijo que esta situación se encuentra cerca de solucionarse. Hasta ahora, sin embargo, no ha habido ningún anuncio, y un portavoz de la Sección de Intereses de Cuba no respondió las llamadas telefónicas que le hizo el Miami Herald.
“No creo que el asunto sea tan fácil de resolver como se ha dicho”, dijo Hernández. “¿Qué banco quiere monitorear todas las transacciones que pasan por esas cuentas?”

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