“Vamos a continuar apoyando los esfuerzos de los activistas de derechos humanos. Cuando hay gente en Cuba, gente con mucho coraje, que está luchando por sus derechos, vamos a apoyarlos”, dijo.
La funcionaria del Departamento de Estado destacó, además, que como parte del acuerdo alcanzado con el gobierno de Raúl Castro, activistas y el pueblo cubano en general tendrá un mayor acceso a la futura embajada, “sin miedo y sin una presencia de seguridad excesiva”, lo que permitirá “ampliar [el espectro] de cubanos con los que tenemos un diálogo”.
La diplomática dijo sentirse “satisfecha” con las condiciones del acuerdo alcanzado. “Tenemos mucha confianza en que la embajada va a funcionar de modo muy similar a como lo hacen otras en ambientes restringidos. Vamos a poder reunirnos con una mayor variedad de cubanos dentro del gobierno y fuera de él”, comentó.
En cuanto a las condiciones de movimiento de los diplomáticos estadounidenses, uno de los cambios significativos es que el personal de la embajada solo tendrá que notificar sus intenciones de viaje, en vez de pedir autorización, como sucedía hasta ahora. También existen garantías para aumentar el número de funcionarios en la embajada en el futuro.
Sobre los programas de entrenamiento a periodistas y el acceso a la internet en la Sección de Intereses en La Habana, que han sido criticados por el gobierno cubano, la diplomática dijo que aunque se había conversado sobre el comportamiento de los diplomáticos a partir de la Convención de Viena, “el tipo exacto de programas o facilidades en cada una de nuestras embajadas no estuvieron sujetas a restricciones o especificidades en nuestro acuerdo, pero, obviamente, los cubanos nos han hecho saber durante muchos años su descontento con algunas de las cosas que hemos hecho en el pasado”.
La diplomática dijo ser optimista pero señaló que una relación normal entre países significa la resolución de temas complicados como las reclamaciones por las propiedades confiscadas de ciudadanos estadounidenses y la demanda de Cuba para la reparación por daños a causa del embargo, entre otros temas. “Eso va a tomar mucho más tiempo”, opinó.
El 20 de julio debe cambiarse el cartel de “Sección de Intereses de los EEUU” por el de “Embajada” en el mismo edificio que ha sufrido varias transformaciones en las últimas cinco décadas. Inaugurado en 1953, funcionó como embajada hasta enero de 1961, cuando el presidente Dwight D. Eisenhower rompió relaciones y pasó a custodia de la Embajada de Suiza, hasta que se convirtió en Sección de Intereses en 1977. Con el anuncio de este jueves y la notificación enviada al Congreso, concluirá también el mandato como “potencia protectora” de Suiza.
El Secretario de Estado John Kerry, viajará en el verano, en una fecha todavía sin especificar, para personalmente participar en la ceremonia de izar la bandera. Lo mismo hará el canciller cubano Bruno Rodríguez, quien presidirá una ceremonia similar el 20 de julio en Washington, junto a una “delegación de destacadas personalidades”, según declaró la televisión cubana, que transmitió en vivo las declaraciones del presidente Obama.
La funcionaria del Departamento de Estado destacó, además, que como parte del acuerdo alcanzado con el gobierno de Raúl Castro, activistas y el pueblo cubano en general tendrá un mayor acceso a la futura embajada, “sin miedo y sin una presencia de seguridad excesiva”, lo que permitirá “ampliar [el espectro] de cubanos con los que tenemos un diálogo”.
En cuanto a las condiciones de movimiento de los diplomáticos estadounidenses, uno de los cambios significativos es que el personal de la embajada solo tendrá que notificar sus intenciones de viaje, en vez de pedir autorización, como sucedía hasta ahora. También existen garantías para aumentar el número de funcionarios en la embajada en el futuro.
Sobre los programas de entrenamiento a periodistas y el acceso a la internet en la Sección de Intereses en La Habana, que han sido criticados por el gobierno cubano, la diplomática dijo que aunque se había conversado sobre el comportamiento de los diplomáticos a partir de la Convención de Viena, “el tipo exacto de programas o facilidades en cada una de nuestras embajadas no estuvieron sujetas a restricciones o especificidades en nuestro acuerdo, pero, obviamente, los cubanos nos han hecho saber durante muchos años su descontento con algunas de las cosas que hemos hecho en el pasado”.
La diplomática dijo ser optimista pero señaló que una relación normal entre países significa la resolución de temas complicados como las reclamaciones por las propiedades confiscadas de ciudadanos estadounidenses y la demanda de Cuba para la reparación por daños a causa del embargo, entre otros temas. “Eso va a tomar mucho más tiempo”, opinó.
El Secretario de Estado John Kerry, viajará en el verano, en una fecha todavía sin especificar, para personalmente participar en la ceremonia de izar la bandera. Lo mismo hará el canciller cubano Bruno Rodríguez, quien presidirá una ceremonia similar el 20 de julio en Washington, junto a una “delegación de destacadas personalidades”, según declaró la televisión cubana, que transmitió en vivo las declaraciones del presidente Obama.
