Igual o peor que en la Seguridad
Nacional de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en el Servicio
Bolivariano de Inteligencia Nacional aplican, al menos, seis tipos de
torturas para tratar de doblegar a los presos, sean políticos o
delincuentes comunes.
La crucifixión; ahogamiento con
bolsas o sustancias químicas, o con agua o paño húmedo; golpes en
las
piernas con un palo de madera; golpes a personas envueltas en
colchonetas, y choques eléctricos en genitales u otras partes del cuerpo
son los métodos que determinó una investigación de la ONG UnaVentana
a la Libertad.
El informe “Situación de los derechos
humanos de las personas privadas de libertad en los calabozos del Sebin
en el Helicoide y Plaza Venezuela”, elaborado entre mayo y junio,
señala que se trata de torturas físicas y psicológicas, y que no existe
mecanismo de control interno o externo que imponga correctivos o
prevenga la repetición de las prácticas.
“Los funcionarios se perciben a sí
mismos como elementos que están ‘más allá de las leyes”, indica el
documento, de 37 páginas, que recoge testimonios de ex reclusos,
abogados, familias de los detenidos, y que documenta con fotos el
deterioro de las celdas, de los servicios y el hacinamiento de las dos
dependencias ubicadas en Caracas.
Maltratos ordenado por jefes. “Los
testimonios indican que las torturas son aplicadas por agentes de alta
jerarquía de las direcciones de Investigaciones y Contrainteligencia, en
la mayoría en lugares distintos a las celdas, presumiblemente en
dependencias de Investigaciones Estratégicas que no están al alcance de
la vista de los internos. Dos recordaron lo prolongado de los gritos
durante las noches. Cuando trasladan a algún preso para torturarlo se
hace con los ojos vendados, aunque sin sacarlo totalmente de la
instalación”, expresan en el informe, presentado ayer por el coordinador
general de UVL, Carlos Nieto Palma; la coordinadora de investigación,
Luisa Torrealba, y el periodista Javier Ignacio Mayorca. Nieto Palma
dijo que enviaron el informe a instancias y grupos defensores de
derechos humanos internacionales.
Sin bien la ONG citó que reportes de
prensa registran que los maltratos son infligidos en las áreas de
tránsito entre los calabozos, generalmente contra presos comunes, dijo
que consiguieron el relato de un ex recluso, cuyo nombre se reservó, que
confirma la agresión: “Mi tortura física fue en el Sebin Helicoide,
ejecutada por la superioridad y consistió en golpearme, partirme tablas
en todo mi cuerpo y luego suspenderme –guindarme– en el techo de mis dos
brazos por doce horas, poniendo en mis muñecas periódico para evitar
dejar marcas”.
UVL encontró que los golpes con
tablas o bates forman parte de la técnica contra los presos, lo que fue
confirmado con una carta de los agentes de la Policía de Chacao,
detenidos por estar presuntamente involucrados en el homicidio del
periodista de VTV Ricardo Durán. “Las torturas físicas no distinguen
entre hombres y mujeres. Han utilizado la asfixia (metódicamente) con
utilización de bolsas con productos químicos (sic); corriente eléctrica
para tortura y animación, traumas con bates de beisbol y otros objetos”,
manifestaron en la misiva.
La crucifixión consiste –explicó
Mayorca– en guindar al recluso con esposas, generalmente a un tubo o una
reja, hasta que aporta la información requerida o confiesa algún
delito. “Para evitar las marcas, las muñecas son recubiertas con papel
periódico o cinta adhesiva. A veces, los métodos de tortura son
combinados. Propinan golpes a una persona en crucifixión, o luego de ser
ahogada”, reporta el informe.
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