Con una larga trayectoria como guionista
y productor de radio y televisión, Joaquín Ortega tiene una faceta
quizás algo desconocida: es politólogo, analista y consultor.
Crítico tanto del chavismo como de la
oposición, Ortega considera que la lucha venezolana no solo se libra en
ámbitos políticos sino también en psicológicos. Considera que el
gobierno ha cumplido todas sus promesas y que el liderazgo opositor –y
su discurso– debe ser renovado.
“Leer y escribir no te convierte en
intelectual. Ni ser poeta, dramaturgo, periodista, profesor o estadista
es ser intelectual. ¿Por qué? Porque el intelectual duda y pone por
escrito sus dudas. No puede convertirse en el brazo de un político. ¿Por
qué no llaman las cosas por su nombre? Hace cuatro años esto era una
dictadura, hoy es una tiranía. El intelectual tiene que ser un mediador
del sentido, como dijo Jürgen Habermas, y tiene que poner en alto lo que
siente y necesita un ciudadano. Lo mismo con los políticos”, asegura.
—¿Cómo evalúa el ambiente político posterior a las elecciones regionales?
—Hay que entender que además de una
lucha electoral, esta también es una pelea psicológica y a todo gobierno
totalitario le interesa que la gente que está en su contra se deprima.
Lo segundo es que la oposición, encarnada en la MUD, prometió algo que
no cumplió. Cuando aparecen voceros diciendo que no tenían suficientes
testigos de mesa, se puede entender que engañaron al votante promedio
porque dijeron que todas las mesas estaban blindadas. La MUD está
raspada como plataforma electoral, porque no solo debe organizar los
votos y movilizarlos, sino cuidarlos. Eso responde a un problema de
fondo que es el sistema electoral venezolano que está viciado de nulidad
desde hace tiempo.
—El gobierno sigue haciendo lo que siempre ha hecho.
—A mí me cuesta decir la palabra
fraude porque todo el sistema electoral es fraudulento y, los políticos,
para quienes debería ser más fácil hablar en blanco y negro, dicen que
es ventajismo. El gobierno sigue llevándose a la gente por el medio. No
es nada que los analistas no hayan observado. Napoleón decía que no se
puede hacer la misma guerra todo el tiempo, porque el adversario se
aprende tu arte. Es imposible que la oposición no haya aprendido.
—Hay quien piensa que se enteró el día de las elecciones regionales.
—Nadie puede alegar su propia torpeza
y ellos se molestan cuando las personas dicen que son colaboracionistas
o idiotas. Si eres idiota, no puedes gobernar ni liderar a la
oposición. Y si eres colaboracionista, es hora de que te desenmascares.
Siento que es una mezcla de mucha torpeza y mucho dinero.
—¿Debió la oposición acudir a esos comicios?
—No debió ir y tenía que cumplir el
mandato del 16 de julio. De nuevo la pregunta, ¿actúas por torpeza o por
colaboración? Ir a elecciones en Venezuela con este sistema electoral
es como ir a nadar a un mar infectado de tiburones con una herida en el
pie. Existe una tendencia a desmeritar al gobierno, pero resulta que
ellos están haciendo lo que hacen todos los totalitaristas, los
fascistas y los comunistas.
—¿Ha cumplido el gobierno todas sus promesas?
—Todas. Ellos están claros en que
quieren un poder hegemónico y totalitario; además, los intentos de
diálogo han disminuido las libertades políticas y a futuro generarán una
mayor hegemonía del gobierno.
—¿Ve a algún nuevo líder en la oposición?
—Hay unas plataformas nuevas de
actores que han estado al margen. María Corina Machado y partidos como
Rumbo Libertad y Orden, entre otros, son algunos. El universo aborrece
el vacío y muchos de los políticos que vemos en los medios no forman
parte del liderazgo que va a llevar a Venezuela adelante con una nueva
coalición.
—¿Qué necesitamos para que haya una transformación política?
—Toda invasión política, como la
cubana en Venezuela, conoce a la gente. Ellos saben que nos gusta elegir
y nos tienen como ratones de laboratorio. Nos mandan a votar y a la
gente le gusta. El voto es una fuerza, pero el totalitarismo busca que
ese derecho pierda sentido. Si 130 muertos, 600 presos políticos y la
destrucción que vivimos no han logrado nada, significa que los grupos
intermedios de poder están colaborando con el régimen. Hay que salir de
la gente que colabora con la gobernabilidad de la tiranía.
—¿Qué tiene que cambiar la oposición?
—Tiene que cumplir estructuralmente
lo que promete. Si es una plataforma electoral, que supervise los votos,
los cuente, movilice y se haga responsable del respeto que merece la
intención del ciudadano. El problema no son las elecciones en el corto
plazo, sino que estamos entrampados en este ejercicio conductista que
nos convierte en animalitos compulsivos. Para que existan elecciones
limpias necesitamos un gobierno nuevo. Por otra parte, a la oposición le
cuesta decir que vivimos en una dictadura, cuando ya estamos en
tiranía; le cuesta decir que ha habido un genocidio por omisión. Y eso
es porque es más fácil convivir con el sistema en esas oquedades que
dejan los sistemas totalitarios.
Otras necesidades
Mientras el gobierno organiza y
cumple tareas “la oposición está distraída en temas de medios y en sus
propias miserias”, dice Joaquín Ortega.
El locutor señala que la MUD necesita
cambios que necesariamente vendrán, así como en su momento se modificó
la Coordinadora Democrática.
Inevitablemente se va a generar otra
coalición de partidos en la que haya un objetivo común, porque ahora lo
que se ve es que son partidos que no están directamente a favor del
gobierno, pero que necesitan del situado nacional. ¿Cómo puedes
enfrentarte a un gobierno si lo que necesitas es que te den una
gobernación o la alcaldía? Entonces no eres libre. Puedes asumir que
perdiste o juramentarte ante la asamblea nacional constituyente, que es
ilegal e ilegítima desde su propia estructura.
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