A pesar de que el régimen de Nicolás
Maduro sigue asegurando que en Venezuela existe el mejor sistema
electoral del mundo, democracia y plenas libertades, cada vez son más
los voceros internacionales los que afirman que en el país en realidad
impera una dictadura. Y más luego de los cuestionados comicios
regionales llevados a cabo el domingo, en los que según el CNE el
chavismo ganó 18 gobernaciones frente a cinco de la oposición.
Uno de esos portavoces es Mario
Díaz–Balart, congresista federal republicano por el Distrito 25 del
estado de Florida, quien considera que cualquier votación bajo el
gobierno de Maduro no será ni transparente ni genuina, así que estima
que es necesario seguir presionando al chavismo a través de sanciones.
En conversación telefónica con El Nacional Web, el
político de origen cubano dijo que hay que buscar métodos para ayudar a
la oposición venezolana, víctima de persecuciones y amedrentamientos.
“Eso es básicamente la política que
autorizó el presidente (Ronald) Reagan para destruir a la Unión
Soviética. Funciona, económicamente y diplomáticamente, presionar al
régimen, y al mismo tiempo ayudar a la sociedad civil, a la oposición
interna”, explicó el congresista, que no escatima en calificar al
gobierno venezolano de “régimen narcoterrorista y dictatorial”.
Algunos analistas han señalado que
las sanciones no harán daño al régimen en Venezuela: ejemplifican con
países como Cuba o Corea del Norte, que con varias medidas de presión
siguen bajo gobiernos dictatoriales. Sin embargo, Díaz–Balart indicó que
las decisiones sí están afectando al gobierno, pues han influido en que
otros países consideren aplicar penas similares. Tal es el caso de
Canadá, que sancionó a Nicolás Maduro y a 39 altos cargos por fracturar
el orden constitucional. Por su parte, la Unión Europea acordó por
unanimidad preparar sanciones por la represión en Venezuela.
Entre las medidas de Estados Unidos
en contra de Nicolás Maduro están la prohibición de ejecutar
transacciones con títulos de deuda y acciones emitidas por el gobierno
venezolano y Pdvsa, así como la restricción de intercambios con ciertos
bonos que pertenecen al sector público venezolano y los pagos de
dividendos al régimen. A juicio del representante de Florida, el próximo
paso debe estar relacionado con el petróleo: “Yo apoyo y creo que la
decisión de la administración de Trump es seguir paso a paso
incrementando la presión, incluyendo por ejemplo que no puedan ir ya a
los fondos internacionales para buscar créditos. Creo que la próxima
sanción grande tiene y debe ser la cuestión del petróleo. Esos fondos
del crudo no llegan al pueblo venezolano. El régimen los utiliza para
enriquecerse y también para reprimir al pueblo venezolano”.
Aunque aplaude que la administración
de Donald Trump evalúe todas las alternativas para recuperar la
democracia en Venezuela, indicó que “obviamente la opción militar no es
viable”: en agosto generó preocupación en la comunidad internacional que
el presidente de Estados Unidos dijera que no descartaba una
intervención. Insistió en que el mejor camino es el diplomático.
“Agradezco a la administración de Trump por no haber descartado ninguna
opción, porque estamos hablando de una narcodictadura que trafica
drogas, que asesina a su pueblo, que tiene pactos y relaciones muy
estrechas con grupos y países terroristas. La pregunta es cuál es la
opción que se debe utilizar y en qué momento. Creo que la administración
lo está haciendo de forma muy responsable”.
A finales de septiembre, la Comisión
de Asuntos Exteriores de la Cámara Baja de Estados Unidos aprobó una
resolución de “Asistencia humanitaria y defensa de la gobernanza
democrática en Venezuela”, destinada a atender la crisis del país. Entre
los que presentaron esta propuesta estuvo Mario Díaz–Balart, quien
advierte que hay que ayudar a los ciudadanos pero sin “fortalecer o
enriquecer” al gobierno chavista. Su preocupación se debe a que el
oficialismo podría robarse los recursos que se envíen como apoyo desde
su país.
“Lo peligroso es que estamos hablando
de un régimen que se ha robado todos los patrimonios del pueblo
venezolano, y está dispuesto a robar cualquier tipo de ayuda
humanitaria. Sí hay formas de ayudar al pueblo directamente, que son
cosas que el pueblo americano siempre quiere hacer, pero hay que hacerlo
sin que esta ayuda la pueda utilizar ese régimen para tratar de
consolidarse o fortalecerse”, dijo.
Países de la Unión Europea y América
Latina han insistido en que la solución para la crisis política de
Venezuela es una mesa de diálogo, que suele tener críticos como Luis
Almagro, secretario general de la OEA, por los incumplimientos del
gobierno de Maduro. La misma oposición ha dicho que no existen
condiciones para negociar, a pesar de que miembros del chavismo dijeron
en septiembre que ha habido encuentros. El congresista Díaz–Balart
considera que el planteamiento del diálogo solo debe ser “cómo se va del
poder esa dictadura”, pues teme que el régimen utilice esta propuesta
para ganar más tiempo y recursos.
“El diálogo solo puede funcionar
cuando hay una meta, y la meta tiene que ser que vuelva la democracia y
la libertad para el pueblo venezolano. Eso es lo único que se puede
negociar. Obviamente el régimen de Maduro no está dispuesto a negociar,
así que, por lo tanto, no hay necesidad de diálogo”, aseveró.
Aunque está de acuerdo con que los
venezolanos que huyen de la crisis reciban beneficios en Estados Unidos,
como el estatus de protección temporal (TPS), Mario Díaz–Balart explicó
que este tipo de ayuda es díficil de obtener, porque solo se otorga en
circunstancias “muy específicas”.
Por lo tanto, insistió en que la
mejor vía es hacer lo posible por que Venezuela recupere la democracia.
“La solución es cambiar al régimen, que regrese la democracia, la
dignidad, que el pueblo pueda elegir a sus funcionarios, que pueda
determinar su futuro. Esa es la solución real y permanente para
Venezuela”.
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