Desde el inicio de la presidencia de
Hugo Chávez en 1999 y luego con el ascenso al poder hace cinco años de
Nicolás Maduro, el gobierno ha prometido impulsar la actividad agrícola.
A principios de 2016, anunciaron la implementación del programa de
agricultura urbana, que se basaba en el desarrollo de huertos
organopónicos. Este año es el Plan de Siembra Comunal en el que centran
su atención las autoridades. Expertos y productores dudan del alcance de
este nuevo proyecto, dados los resultados de los anteriores.
El ingeniero agrónomo y director
pecuario de Fedeagro, Sergio Bernáez, consideró el Plan de Siembra
Comunal como más de lo mismo: “Se nos ha ido el tiempo en los gallineros
verticales, la agricultura urbana y los huertos organopónicos. Tenemos
un país cada día más hambriento y sometido a la injusticia porque esos
programas agrícolas del gobierno no funcionaron”.
Gerson Pabón, director general de
Fedeagro, es de la misma opinión. Aseguró que ninguno de los planes del
gobierno –entre ellos también destacan el Plan Nacional de Desarrollo
Agrícola y de la Alimentación (2000), la Misión Zamora (2001) y la
Misión Agro Venezuela (2011)– ha sido efectivo: “Todos esos recursos que
se destinaron a los programas debieron permitir que en este momento
Venezuela fuese una potencia agrícola. El Plan de Siembra Comunal no va a
funcionar, según la experiencia que tenemos”.
El ministro de Agricultura Productiva
y Tierra, Wilmar Castro Soteldo, publicó en su cuenta de Twitter
detalles de ese plan: esperan sembrar 53.500 hectáreas, abarcar 7.500
conucos en todo el territorio nacional y producir 303.911 toneladas de
cereales, leguminosas, hortalizas, raíces y tubérculos y musáceas para
atender a las comunas.
El pasado 14 de marzo, la comuna
Chiriguare, en el municipio Ospino, en Portuguesa, recibió
financiamientos e insumos para comenzar el plan. El vicepresidente para
el Socialismo Territorial, Aristóbulo Istúriz, precisó: “Esperamos
sembrar para este primer ciclo 10.000 hectáreas de cereales en
Portuguesa. Tenemos actividades en 55 municipios del país, 96 parroquias
y 335 comunas”.
Con el Plan de Siembra Comunal, el
gobierno espera producir en total 32.545 toneladas de hortalizas. De
acuerdo con Pabón, es una cantidad que un “verdadero productor” puede
producir en un solo municipio de Táchira. Señaló que entre 2015 y 2016,
un municipio de esa región generaba 28 millones de kilos de hortalizas
por semana para abastecer todo el país, cuando contaban con apenas 50%
de los insumos y 50% de fertilizantes.
Otro de los cálculos oficiales es la
producción esperada de cereales (maíz blanco y amarillo, arroz y sorgo),
que será de 115.868 toneladas. Bernáez precisó que esa suma representa
solo 2,5% del consumo nacional: “Se necesitarían 5 millones de toneladas
para satisfacer la demanda de esos rubros”.
“El Plan de Siembra Comunal no
atiende ni resolverá el desabastecimiento, mientras que las asociaciones
afiliadas a Fedeagro, que aportan 84% de la producción, no reciben la
atención que ameritan. Es muy evidente el privilegio al sector comunal
en detrimento de los privados y de la producción nacional”, afirmó el
agrónomo.
Calificó el programa como
“discriminatorio”, porque solo apunta a comunas y no a todo el país.
“Ese tratamiento tiene que ser para todos los habitantes”, añadió.
Pabón coincidió con Bernáez: “El Plan
de Siembra Comunal es un acto netamente discriminatorio. El gobierno
sigue con el juego de darle atención solo a las comunas mientras
discrimina a los que realmente siembran”.
Agregó que ese programa está dirigido a las comunas porque el gobierno “está en campaña electoral”.
El profesor y decano de Agronomía de
la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, Nerio Naranjo, indicó
que el proyecto de siembra de este año, como está planteado, apunta más a
una lógica política: “Se está descuidando lo fundamental, que la
actividad agrícola debe ser rentable. Los programas se deben
despolitizar y los protagonistas deben ser los ciudadanos agricultores”.
El fruto de los organopónicos
El parque Arístides Rojas, entre las
avenidas Andrés Bello y principal de Maripérez, fue uno de los elegidos
para el proyecto de agricultura urbana. Actualmente, solo quedan las
ruinas de las mesas organopónicas, consumidas por la maleza.
Trabajadores del parque aseguraron
que el huerto duró muy poco tiempo. “Fue un proyecto hecho por Daniel
Aponte (jefe del Distrito Capital), pero todo fue como para justificarse
ante el presidente, como para mostrar lo que estaba haciendo”, dijo una
mujer. Aseguró que les prometieron construir un galpón especial para el
huerto, pero no cumplieron.
“Se sembraron lechugas y tomates,
pero eso duró solo en el momento de la inauguración del huerto y después
desapareció, porque no trajeron más nada”, dijo un joven que trabaja en
el lugar.
En el huerto organopónico Bolívar 1,
que está ubicado detrás del hotel Venetur Alba Caracas, dos hombres
luchaban por mantener con vida el terreno. Uno de ellos, que lleva
cuatro años trabajando en el terreno, refirió que están preparándose
para el próximo ciclo. Sin embargo, advirtió que la producción ha caído,
aunque no supo precisar cuánto. Debido a que no les suministraron más
semillas, han tenido que destinar la mitad de la producción a
reciclarlas. La otra parte la venden en el punto de venta del lugar.
“Uno de los problemas de los
organopónicos fue que se crearon en sectores urbanos donde no hay
tradición agrícola. Los resultados son los vistos”, dijo Bernáez.
Sin semillas ni fertilizantes suficientes
El miércoles pasado, el ministro de
la Agricultura Productiva y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, señaló que
se entregaron insumos y fertilizantes para el inicio del Plan de Siembra
Comunal en la comuna Chiriguare, en Portuguesa.
“Es un esfuerzo conjunto del gobierno
para ir transformando el modelo productivo de la agenda económica
bolivariana que Nicolás ha propuesto”, dijo.
Mientras tanto, los productores de
las asociaciones privadas cuentan con escaso suministro de semillas y
fertilizantes para las próximas siembras. El director general de
Fedeagro, Gerson Pabón, aseguró que la cantidad de semillas que les
quedan es para sembrar 8.000 hectáreas de hortalizas. Una cantidad
ínfima si se compara con la siembra de hace 5 años, cuando lograron
plantar 280.000 hectáreas.
“En lo que va de año, llevamos una
caída de 20% en la siembra de hortalizas. No tenemos fertilizantes y
desde hace 4 años no recibimos de las empresas estatales semillas
certificadas”, señaló.
El presidente de Fedenaga, Carlos
Albornoz, informó en su cuenta de Twitter que al país han llegado 14.000
toneladas de fertilizantes, cuando se requieren 800.000 toneladas.
“Faltan 30 días para arrancar el ciclo en Barinas. Si todos los barcos
esperaran en cola en Puerto Cabello para descargar, tardarían, con todo,
240 días, es decir, acá no habrá fertilizantes”, aseveró.
El ingeniero agrónomo Sergio Bernáez
señaló que 2018 será un año difícil para los productores, porque no hay
acopio de fertilizantes ni insumos: “Este año está casi perdido y
estamos a pocos días de iniciar la siembra importante de invierno”.
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