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miércoles, 14 de noviembre de 2018

Masacre en la torre Viasa, de aerolínea a “centro tostonero” de Caracas

torre Viasa


















Por fuera, la fachada de ladrillos de la Torre Viasa la hace parecer un edificio más de oficinas del centro de Caracas. En sus ventanas, unas antenas de Direct TV rompen con la estructura del edificio. En las mañanas los camiones de plátanos se paran a descargar la mercancía. Para el ojo inexperto, pocas cosas ponen en evidencia que ese edificio tiene más de 13 años invadido.


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Pero en su interior es diferente. Desde la planta baja la oscuridad impera. El olor a plátano frito es omnipresente, la suciedad también. La dinámica del edificio está marcada por los plátanos; apenas se ingresa, montañas de conchas de los plátanos muestran el ritmo del trabajo que desarrollan los grupos de personas que trabajan en cada una de las áreas de la producción de los tostones, desde el pelado, picado, la fritura, embolsado, y la colocación en canastas hasta que llegan los compradores: la torre Viasa pasó de ser la sede de la aerolínea de bandera de Venezuela a ser el “centro tostonero” de Caracas.
En los 14 pisos de la torre Viasa no hay ascensores; tampoco hay agua; no hay servicio de limpieza y la luz es robada. En sus escaleras, las heces fecales y los escupitajos de chimó son las constantes. La diferencia entre el domingo y el lunes son los huecos de balas en sus paredes, y las manchas de sangre recién lavada, que muestran lo que ocurrió la tarde del 12 de noviembre.
Aunque el olor a aceite rancio borró el olor a pólvora que quedó, los rostros llorosos y todavía sorprendidos de los vecinos recuerdan que en su estructura varios vecinos murieron. “Estas son las navidades que nos quería regalar el presidente… Gracias por la tragedia”, dijo una vecina que pasaba apresurada.
Dolor y desesperanza queda entre los sobrevivientes de la acción ejecutada por el grupo FAES de la PNB en la invadida Torre Viasa, del centro de Caracas (Foto Carlos D’ Hoy)
“Llegaron como a la 1 de la tarde, primero unos policías, ellos no hicieron nada, la cosa se puso fea cuando vinieron los de las FAES, fue en ese momento cuando comenzó la matazón”. Para Mirna Castillo, ese fue el inicio del infierno que vivió durante cinco horas este lunes 12 de noviembre en la Torre Viasa.
“A nosotros nos dijeron que nos quedáramos encerrados y eso hicimos. Escuchamos cuando mataron a los muchachos. Yo estaba con mi hijo y dos niños orando para que no nos mataran”, dijo otra vecina, quien, aún cuando dijo que quería declarar sobre lo ocurrido, pidió que su identidad fuese resguardada.
En la operación policial han sido identificados como muertos Jhoanni José Roca Gil,Maibert Jesús Roca Castro, Johan Alberto Mijares Izquiel (22), Asley José Flores Rodríguez, Alexander Richard Losada (31) y Deivinson Antonio Fernández Maíz. Además, fueron detenidos unos 40 vecinos del edificio.
“No puede ser que la policía llegue y mate a gente inocente, acá mataron a un hermano de la iglesia evangélica, se llamaba Yohanny Roca, un hombre que no se metía con nadie, fue uno de los inocentes que mataron sin razón. No puede ser, eso es injusto”, dijo otra vecina.
“No es el salvaje oeste, pero…”
No es la primera vez que vecinos de la Torre Viasa son protagonistas de hechos vinculados con la crónica roja. Hace diez años, un hombre fue descuartizado y su cadáver lanzado en el hueco del ascensor del edificio; y en otra oportunidad fue detenido un grupo de secuestradores que se escondía en el edificio.
“A partir de las 6 de la tarde esto se convirtió en la tierra de nadie, en especial la zona del puente de Quebrada Honda, el área cercana a la mezquita, lo que le pasó a Evio Di Marzo está en ese contexto de inseguridad, hay mucha hampa nocturna haciendo de las suyas y escondiéndose en esta zona”, aseguró un comerciante, quien pidió que su nombre fuese reservado.
Vecinos y comerciantes, evidentemente atemorizados por las consecuencias de sus acciones, no suministraron mayores datos sobre la inseguridad. “Acá es como en toda Caracas, no voy a decir que sea seguro, pero tampoco es que es el salvaje oeste”, dijo un comerciante.
“Esto es terrible, nosotros tenemos años acá, hemos vivido todo, no podemos decir que se meten con uno, hay como un pacto de no agresión, no nos roban, es verdad, pero en realidad uno los ve cuando llegan corriendo a esconderse dentro de la torre. Hay gente buena, como gente mala, como en todas partes, no vamos a tratar como delincuentes a todos los que allí viven, pero no se puede negar que hay muchas personas dedicadas a actividades delictivas en la zona”, aseguró Alejandro Martínez, vecino del sector.
Finalmente, Edwin Molina. otro vecino, dijo que “la policía los conoce, sabe quiénes son quiénes, sabe los nombres y los apodos de los ladrones, de los secuestradores y de los asesinos, para ellos no es un secreto, lamentablemente no hicieron nada a tiempo y cuando actuaron ya era demasiado tarde, mucha gente ha sido asesinada en este sector en lo que va de año”.
“C… ahora sí que estoy muerto”
Uno de los sobrevivientes de la operación policial relató que fue detenido y lo bajaron a la planta baja de la Torre Viasa. “Creía que me iban a matar, entonces se me ocurrió negociar por mi vida, ofrecí una laptop que tenía arriba en mi habitación, y el funcionario me dijo que la buscara, subí corriendo, cuando llegué no la encontré, otro policía se la había llevado y me dije, ‘c…, ahora si que estoy muerto’”.
Estaba arriba cuando llegaron los policías y me acordé que tenía unos zapatos de marca nuevecitos, y nuevamente traté de transarme, se los ofrecí y aceptó, me dijo que me metiera debajo de la cama, que me escondiera, yo no quise, sabía que si me metía allí, me iban a matar, dije que me iba a quedar allí, que yo no era peligroso y me dejaron, de verdad que no sé cómo c… me salvé”.
Vecinos que pidieron resguardar su identidad denunciaron que ayer “los policías se reían, se burlaban de los muertos, mientras los bajaban en sábanas, decían que para lo flacos que eran estos carajos si pesan (…) Luego hicieron su agosto, se llevaron televisores, computadoras, teléfonos, comida, cargaron con lo que les dio la gana”.
Se llevaron el diezmo
A partir del primer piso de la torre Viasa comienza el apiñamiento de familias que determina el destino que vive lo que una vez fue la sede de la pujante aerolínea bandera de Venezuela. Hoy es el hogar de más de 400 personas.
Como no hay agua, cada familia debe llenar tobos de agua en planta baja y subirlos hasta su apartamento. Si quieren bañarse deben usar los baños públicos que deben compartir. No hay luz, toda la electricidad es robada de los postes cercanos, no tienen televisión por cable pero muchos tienen DirectTV.
En casi todos los “apartamentos” hay una hornilla prendida y en ellas se fríen plátanos verdes, tostones de esos que se venden aliñados en las estaciones del Metro y en el centro de Caracas. Los propios vecinos no saben cuántos viven y no dicen quién es el encargado de “administrar la invasión”.
“Acá hay piezas en las que vive una familia y en otras viven hasta seis familias, muchos duermen apiñados, no tenemos casa, no podemos irnos, el gobierno tiene casas, pero no para nosotros, nosotros estamos jodidos, quieren sacarnos a la fuerza”, señaló una residente.
La “estrategia” del FAES
Según estos recopilados por el Monitor de Víctimas, entre mayo de 2017 y septiembre de 2018, al menos 844 personas murieron en hechos vinculados con acciones policiales, de ellas 488 personas murieron a manos de la PNB. La estrategia aplicada por los funcionarios de la Fuerza de Acciones Especiales es un guión que se repite casi sin cambios en cada operación.
Una de las acciones que replica casi al calco la operación de la Torre Viasa ocurrió el pasado 22 de mayo en los bloques 11 y 12 de Lomas de Urdaneta, parroquia Sucre del municipio Libertador, donde siete hombres resultaron muertos en presuntos enfrentamientos ocurridos con funcionarios de las FAES.
En esa oportunidad, un funcionario policial resultó muerto luego de un intercambio de disparos con presuntos antisociales, luego de conocerse el deceso del efectivo, efectivos policiales tomaron ambos bloques y según declaraciones de los familiares de las víctimas ejecutaron a siete personas, algunas de ellas implicadas con bandas pero otras no tenían nada que ver con actividades delictivas.
En ambos casos la operación policial tuvo una duración de unas seis horas, en las que los funcionarios recorrieron piso por piso los edificios buscando a personas que tenían vinculación con organizaciones criminales o presentaban antecedentes penales.

Según las versiones de familiares y de testigos, los detenidos, fueron ejecutados por los funcionarios policiales, quienes luego simularon un enfrentamiento.

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