Las dictaduras del siglo XXI en las Américas son resultado de la
expansión de la dictadura de Cuba, integradas hoy por Venezuela,
Nicaragua y Bolivia. Llegando al poder por elecciones, con sucesivos
golpes suplantaron el orden constitucional hasta crear una trama
jurídica contraria a la democracia. Con su metodología de fraude y otros
delitos manipulan el sistema electoral para retener indefinidamente el
poder. Han convertido las elecciones en simulación, frente a lo que la abstención es una opción de resistencia civil para recuperar la democracia.
La celebración de "elecciones periódicas, libres, justas y basadas en
el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del
Pueblo" es elemento esencial de la Democracia, mandatorio por el Art. 3
de la Carta Democrática Interamericana, que solo es posible si concurre
con el "respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales", el
"estado de derecho", un "régimen plural de partidos y organizaciones
políticas", y la "separación e independencia de los poderes públicos".
La condición dictatorial está probada por la violación de todos los elementos esenciales de la democracia
mediante la suplantación del orden democrático, manipulando
constituyentes, referéndums, consultas y elecciones hasta imponer como
ordenamiento jurídico un artificio doloso, una trama, que son los
sistemas legales que rigen en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador de
Correa. Se trata de estatutos dictatoriales que han reemplazado la
institucionalidad de la "República" con "leyes infames" para asegurarse
la permanencia indefinida en el poder y la impunidad.
Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador eliminaron la división e independencia de los poderes públicos utilizando el mecanismo de la manipulación electoral.
Dieron al órgano electoral la condición de "poder del estado" y
designando a sus miembros hicieron desparecer cualquier posibilidad de
imparcialidad, manipulando desde la identificación del ciudadano, su
registro, la zonificación electoral, la habilitación de candidatos, la
campaña y los resultados.
Los repetidos procesos electorales con resultados manipulados sirvieron a los dictadores del castrochavismo
para insistir en presentarse como presidentes y travestir como
democracias sus impresentables dictaduras. Cuando pese al fraude y la
manipulación perdieron elecciones o referéndums, usaron la manipulación
de los otros poderes del estado que también controlan como el Judicial
y/o el Legislativo para permanecer ilegal e ilegítimamente en el poder
como sucedió con Chávez el 2005-2007, Maduro el 2013 y el 2018, con
Ortega desde el 2009, con Morales el 2009, 2014 y los crímenes que
ejecuta ahora para el 2019.
Cuando un proceso electoral no tiene condiciones de democracia y no hay
garantía de transparencia no pueden ser elecciones libres y justas,
entonces la oposición y la resistencia tienen solo las opciones de
participación o abstención. La participación opositora en las
elecciones de las dictaduras del castrochavismo presenta uniformemente a
candidatos funcionales al régimen, fraude, manipulación de resultados y la permanencia del dictador en el poder.
Venezuela nos enseña por lo menos tres modalidades para enfrentar las elecciones en dictadura:
1.- La abstención total en elecciones parlamentarias de 2005 que
permitió el control total de Chávez en un momento de consolidación
dictatorial; 2.- La unidad de oposición con la Mesa de la Unidad
Democrática que ganó la elección presidencial de 2013 que no pudo
defender, y que ganó las elecciones parlamentarias de 2015 con el
control de 2/3 de la Asamblea Nacional, inerme, luego perseguida y
suplantada por Maduro; 3.- La abstención en las elecciones
presidenciales de 2018 que llevaron a la ilegalidad e ilegitimidad de
Nicolás Maduro, con la concurrencia de dos candidatos como opositores
visiblemente funcionales y la abstención estimada hasta en el 70%.
Cuando el candidato del régimen controla todo, las normas, las
autoridades electorales y judiciales, tiene todos los recursos del
estado y de la corrupción, puede ejercer intimidación y prebenda en
electores y elegidos, controla la prensa y tiene el monopolio de la
propaganda electoral, no hay ninguna posibilidad de elecciones
libres y la abstención del pueblo venezolano en Mayo de 2018 es una
opción que deslegitima al régimen y marca su inevitable caída. La
abstención es resistencia civil a las dictaduras que hacen de elecciones
manipuladas su coartada para simular una democracia que no existe.
Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
www.carlossanchezberzain.com
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