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sábado, 20 de febrero de 2021

José Félix Oletta: El sistema de salud se enfermó

 


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Autor: Luisa Quintero


¿Cuál es la situación epidemiológica actual?
Estamos en una involución. Estamos viviendo una serie de crisis en forma simultánea que se agravan en el tiempo. La situación de la salud es cada vez más compleja. Un marcador importante es la difteria, de la cual no se registran casos desde hace 24 años. También está el caso de la malaria, pues es emblemático en Venezuela. Esto es un drama que representa un retroceso de 70 años desde el punto de vista en políticas de salud. Hay dos marcadores adicionales como la mortalidad materna e infantil. Esto nos dice sobre la calidad del servicio, cómo estamos preservando la vida de la madre y del niño. Con estos últimos marcadores vemos que se duplicó en dos años la mortalidad materna y nos lleva a un retroceso de 60 años. En 1967 teníamos aproximadamente la misma cifra de 135 madres fallecidas por cada 100 mil nacidos. Eso es terrible y una vergüenza. Esas cifras deberían ser motivo de reflexión y para corregir.


Pero ya han pasado más de 16 ministros. 

¿La política de salud es solo cambiar ministros durante emergencias? ­Es una debilidad del Gobierno. Ninguna política de salud puede ser duradera si tienes una vida media de ministros tan corta. Cuando tienes caos, los objetivos y metas no se cumplen y además desechas personal altamente calificado y colocas sustitutos que no tienen la capacitación técnica o profesional, pues viene el desastre.

Un sistema de salud que no responde a las necesidades de la población es frágil, ineficiente, profundamente injusto, porque no es capaz de ofrecerle a la gente los servicios que pide. Nuestra sociedad está enferma porque hay falta de participación e información, pero el ministerio también está enfermo, el sistema de salud se enfermó.

¿Estas enfermedades se pueden erradicar con nuevas políticas? ­En el caso de la difteria se puede vacunar a la población. Tienen que establecer metas anuales y evitar remanentes que luego puedan acumularse. Actualmente no se cumplen las metas de vacunación y es lo que ocasiona el aumento de casos. Para tener la protección adecuada en difteria se necesitan tres dosis, pero Venezuela es uno de los países con más bajo rendimiento en la protección de la población.

¿Minsalud facilitó esta situación con sus actuaciones?
Si, se facilitaron las condiciones por ineficiencia del Ministerio.

Hay un hecho social pero también una falta de respuesta adecuada del organismo que le compete prevenir esta enfermedad. En el caso de la difteria, se falla para otras cuatro enfermedades (tos ferina, tétanos, hemofilus b, hepatitis b).

¿Quién te garantiza que las otras vacunas estén bien? La data de la OMS te dice que hay vacunas en situación sub óptima, como el caso del rotavirus, para el cual no se está vacunando. Aquí hay un componente de debilidad institucional.

¿Cómo puede ser un sistema de salud a futuro con tantas fallas? ­Nos acercamos a la Venezuela del siglo XVIII, es una transición epidemiológica hacia atrás.
El caso de Venezuela es singular, pues alcanzamos metas muy rápido en los años 80. Ahora tenemos la violencia, enfermedades infecciosas reemergentes y la falta de respuestas ante las enfermedades crónicas no transmisibles. Se necesita una visión técnica más allá de la política.

Una de las debilidades del ministerio es que cada vez más pierde a sus técnicos, además de desvalorizar las situaciones como la malaria, que es un problema de Estado y no es tratada así. Tampoco se planifica la adquisición de medicamentos. En 2016 se presentó una escasez total del tratamiento contra malaria, se solicitó y ahora vemos que no alcanza porque aumentaron los casos. El año pasado se registraron 240 mil casos nuevos, pero sabemos que hay casos no registrados.

¿De cuánto es el sub registro de malaria? ­El año pasado un aproximado de 350 mil, pero este año entre 890 y 950 mil casos. Se debe poner fin a la transmisión, controlar focos de la enfermedad, además de tener la visión de Estado de atacarlo en todo el país.

Si un foco de malaria se reactiva, tiene que trabajar por cinco años para que desaparezcan todos los casos. Venezuela es el único país en el mundo donde se registró aumento de la morbilidad y mortalidad por malaria, y va a aportar más del 50% de los casos de todo el continente.Probablemente vamos a tener las dos terceras partes de los casos mortales.

¿Qué se puede esperar entonces de la salud de los venezolanos? ­Si no se toman las medidas necesarias, vamos a tener un agravamiento de todas las enfermedades de riesgo para la población tanto en el área infecto-contagiosa como las crónicas.

¿Y qué otras enfermedades pueden reemerger? ­Todas las enfermedades que son controlables a través de vacuna. Ya se está viendo el incremento de las diarreas y vemos con preocupación que desde hace un año no se sigue la vacunación por rotavirus. Hay más de 70 enfermedades de denuncia obligatoria, que deben atenderse. La última en incluirse fue el zika, y todavía no tenemos el primer boletín donde haya casos reportados.

La crisis para los pacientes es grave, ¿cómo es para los médicos? ­Siempre he insistido en que todos los esfuerzos deben ser dirigidos a garantizar los derechos de los pacientes. Si logramos posicionar la salud como derecho, el sistema mejora. Luego vienen los derechos de los gremios, que exigimos un trato justo, autonomía profesional, condiciones dignas y seguras. En Venezuela se hace una medicina heroica, con gente dispuesta a trabajar más allá de los colegios y la federación médica.

¿Cuál es el diagnóstico del sistema de salud venezolano?
Profundamente enfermo. Está acéfalo, pues tenemos el dilema entre el poder y la autoritas. Podemos tener un ministro con mucho poder político pero le falta autoridad no para mandar, sino para convencer y orientar. Decimos que está acéfalo pero puede tener dos o tres cabezas. A veces sentimos que el Ministerio de Salud de Cuba manda más que el de Venezuela. La gestión es muy pobre, porque han abandonado los sistemas de salud y han desviado recursos gigantescos, no menos de 28 mil millones de dólares. Nunca antes el sistema de salud tuvo tanto dinero y tanta ineficiencia, demostrada a través de indicadores. La gente iba a los hospitales a buscar soluciones, y ya no lo hacen porque pueden salir enfermos. Es injusto que los obligues a ir por no tener recursos, y deben encontrarse servicios inoperativos, profundamente inhumanos, que no respetan la dignidad de las personas. Por eso hemos visto a mujeres dando a luz en el piso o gente tirada en las emergencias porque no hay camillas, eso habla de la calidad de los actos médicos. Están condenando a la gente al sufrimiento y a otros a fallecer porque no tienen recursos.

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