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miércoles, 22 de octubre de 2008

'Valijagate': Testigo revela sofisticada maquinaria de sobornos


GERARDO REYES
El Nuevo Herald
Citando cifras de supuestos sobornos y los nombres y apellidos de los presuntos beneficiarios, uno de los más locuaces testigos del gobierno en el caso de la valija de $800,000, describió el martes las intimidades de una sociedad de amigos cuyo éxito dependía de la corrupción y el favoritismo en Venezuela.
El testigo, Carlos Kauffmann, llegó incluso a dirigirse a gritos al abogado de la defensa Ed Shohat diciéndole, en inglés, "usted no puede manejar la verdad'', (You cant' handle the truth) un clásico parlamento de la película A Few Good Men.
Ante el ataque, Shohat le preguntó irónicamente: "¿Usted es Jack Nicholson?", en referencia al actor que inmortalizó la frase en la cinta de 1992.
Kauffmann relató cómo una operación de administración de sobornos de oficiales de la Guardia Nacional de Venezuela (GN) se realizaba con los más altos estándares de la intermediación financiera.
Según el empresario, su oficina captaba los dineros de sobornos de los militares ya sea para hacer inversiones o para depositarlos en cuentas bancarias y pagar intereses, todo lo cual quedaba registrado en un estado mensual de cuentas que recibían los oficiales en hojas del programa Excel. "Si ellos querían comprar algo, si querían viajar con su familia, les enviábamos el dinero, todo'', explicó Kauffmann. Los depósitos de los sobornos se hacían "en bancos de todas partes'', agregó.
Parte del testimonio del martes ante los miembros del jurado lo había rendido el testigo el viernes pasado en una audiencia sin ellos, bajo el interrogatorio de la defensa y la fiscalía.
Pero el martes Kauffmann amplió su declaración respecto a millonarios negocios ilegales con oficiales de la GN así como con funcionarios de los ministerios de Finanzas y Educación.
En la audiencia se conocieron nuevos detalles de la compraventa de un edificio del Citibank en Caracas, una operación en la que Kauffmann y su socio, Franklin Durán, se ganaron unos $4 millones en menos de dos meses al vender el edificio al Ministerio de Finanzas por más del doble del precio que lo compraron. La transacción es objeto de una investigación del gobierno de Venezuela abierta desde el 2004.
Las revelaciones de Kauffmann se produjeron en la octava semana del juicio contra Durán, quien está acusado de actuar ilegalmente como agente secreto del gobierno de Venezuela y en esa posición conspirar para que su amigo, Alejandro Antonini, no revelara el origen y el destino de $800,000 que le fueron confiscados a éste a su llegada a Argentina en agosto del año pasado.
Tanto la fiscalía como la defensa dieron por terminado el martes el caso y se espera que el miércoles presenten sus argumentos de conclusión para dar paso a las deliberaciones del jurado el viernes.
Los siguientes son algunos de los episodios de las lucrativas relaciones de ambos socios con el gobierno Venezuela, según el testimonio de Kauffmann que fue objetado continuamente por Shohat por irrelevante. Casi todas las objeciones de Shohat fueron rechazadas por la juez Joan Lenard.
Kauffmann y Durán compartían la misma oficina en Caracas y distribuían sus ganancias por mitades en todos los negocios tanto legales como ilegales.
El primero era especialista en asuntos financieros y el segundo en las contrataciones con el gobierno. Ambos, sin embargo, compartían sus incursiones y anécdotas en cada campo. La estrecha alianza funcionó desde 1998 hasta el 2004.
Para los socios las puertas de acceso al estado venezolano se abrieron en 1997 cuando el oficial de rango medio de la GN, Eleázar Pinto Gutiérrez, amigo de Durán, les presentó al jefe de finanzas de esa entidad, general Víctor José Medina.
Kauffmann aclaró que Pinto Gutiérrez no tuvo ninguna participación en actividades ilegales.
A través de Pinto conocieron al antecesor de esa oficina, Oscar Silva, al coronel Aristides Arellano, ya fallecido, y al general Gerardo Briceño, todos ellos relacionados con compras del organismo.
Los socios se ganaron la confianza de la GN al punto que terminaron manejando alrededor de unos $5 millones de sobornos que los oficiales les entregaron.
Otra de las fuentes de ingresos del dúo empresarial consistía en las comisiones que recibían de bancos privados en retribución por las abultadas cuentas bancarias de entidades oficiales que se depositaban en esos bancos gracias a su gestión.
Aunque recibir pagos por esa intermediación es una práctica generalizada en Venezuela, los empresarios giraban a los funcionarios de esas entidades, por debajo de la mesa, un 50 por ciento de la comisión que recibían de instituciones financieras privadas como el Banco de Coro, Banco Federal de Venezuela y Banesco.
"Les pagamos [a los funcionarios] cientos de miles de dólares'', explicó Kauffmann.
Este método funcionó con el Ministerio de Educación. Kauffmann dijo que las comisiones las pagaban a través de Julio Rivas, funcionario de la sección de finanzas de ese ministerio.
A una pregunta del fiscal sobre quién era el dueño del Banco Federal que pagaba las comisiones por los depósitos de las entidades oficiales, Kauffmann respondió que Nelson Mezerhane.
Kauffmann reconoció que la venta del edificio del Citibank fue el preámbulo al mejor negocio que hicieron con el gobierno de Venezuela, la reestructuración de bonos oficiales.
Según lo explicó el testigo, los socios compraron en el mercado estos papeles, conocidos como ‘‘las notas Bermúdez'' y con la ayuda del ministerio de Finanzas los estructuraron y multiplicaron su valor hasta obtener ingresos por $100 millones.
Por la ayuda del ministerio, los empresarios distribuyeron $25 millones en sobornos al entonces ministro Tobías Nóbrega, al viceministro Jesús Bermúdez, al ex director de crédito público Lenín Aguilera y a Alejandro Dopazo, asesor del ministerio.
Bermúdez fue condenado en Miami en febrero del 2005 por estructurar una operación ilegal de introducción de dinero en efectivo a Estados Unidos.
El martes, El Nuevo Herald se enteró de que el nombre de Durán fue citado en otro juicio que se realiza en la misma corte por una caso de tráfico de drogas. De acuerdo con la información, Durán escuchó una conversación en la cárcel federal de Miami entre dos reclusos que podría ser relevante para el juicio, pero no se trata de ninguna situación que lo incrimine.