Los desproporcionados insultos y acusaciones de última hora que Chávez sacó debajo de la manga para destruir y "pulverizar" al gobernador Manuel Rosales no han hecho otro efecto que levantar un liderazgo que se había resentido después de la actuación instantánea –como candidato presidencial– que tuvo en las elecciones del 3 de diciembre de 2006, cuando aceptó su derrota antes del cierre de muchas mesas de votación. Las amenazas del "Terminator" comandantepresidente de hacerlo preso por corrupción, e incluso de inhabilitarlo, han producido una solidaridad automática y han devuelto la confianza, incluso entre esos sectores de oposición que cuestionan la conducta divisionista que ha mantenido su partido, Un Nuevo Tiempo, en algunas gobernaciones y alcaldías emblemáticas donde no se llegó a un acuerdo unitario –como Chacao y en El Hatillo, donde las candidatas opositoras han convertido la campaña en una apoteosis de la zafiedad–; además de haber impuesto a un candidato endeble, sin posibilidad de éxito, como en el caso del municipio Libertador de Caracas. Esos desaciertos sostenidos e incomprensibles no promueven la participación electoral e impulsan a no votar. El repudio a esas empecinadas actitudes puede acarrear una indeseable abstención, que terminará favoreciendo al chavismo.
La peligrosa abstención. Abstenerse es una acción política, aunque equivocada, que se ejerce para castigar, en este caso, a unos mezquinos candidatos a quienes parece no importarles el futuro del país y de la democracia. De hecho, este es un factor que conspira contra la posibilidad de conquistar un bastión tan importante como la Alcaldía Metropolitana. Sería imperdonable que Antonio Ledezma no resultara electo alcalde mayor, a causa de la abstención promovida por esas acciones irresponsables y prepotentes de un sector de la oposición, que no advierte las terribles consecuencias. Valdría la pena preguntarse ¿a quién conviene el fracaso de la candidatura del líder de Alianza Un Bravo Pueblo? Indudablemente, y en primerísimo lugar, a Hugo Chávez. Él sabe, como estratega, que Ledezma como alcalde metropolitano, con su comprobada honestidad, tozudez y vocación de servicio será un interlocutor muy calificado y un contendor con mucho peso moral para disputarle a futuro la Presidencia de la República, si se sale con la suya y hace aprobar la reelección indefinida. Preferirá –después que "por ahora" sacó del juego a Leopoldo López– tener que medirse con Rosales y no con Ledezma, a quien no han podido endilgarle sino un pasado adeco, para nada deshonroso. De eso también puede dar fe Aristóbulo Istúriz, que hizo su pasantía por Acción Democrática. Chávez sabe que al atacar despiadadamente al zuliano lo posiciona como candidato, pero para derrotarlo otra vez. Esa es la estrategia de Chávez; ¿cuál será la de Rosales, al punto de permitir que se arriesgue el triunfo de Ledezma?
TIC TAC
Mal asesorado: Antonio Ledezma será ajeno a todo lo que signifique culto a la personalidad, pero resulta contraproducente que no muestren ni su foto en las cuñas de televisión. Tampoco aparece la popular negra Rosaura, que podría sumar más votos que esos candidatos que no despiertan ni frío ni calor. Batacazo judicial: hay determinación de cambiar a las autoridades en el Tribunal Supremo de Justicia. Como nueva cabeza del TSJ se menciona a la presidenta de la Sala Civil, magistrada Iris Peña de Andueza, quien desde hace cinco años viene desempeñándose como inspectora general de tribunales. Y como vicepresidente, a Edgar Fuenmayor, presidente del Circuito Judicial del estado Aragua... tic tac
El Nacional
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